Es difícil encontrar una metáfora más adecuada para reflejar hasta qué punto la corrupción se ha infiltrado en la sociedad española que la de ver a los dos protagonistas de Cuéntame, la serie de televisión más longeva y popular, la que intenta narrar lo más fielmente posible lo que ha sido la historia reciente de nuestro país, investigados por defraudar a Hacienda y ocultar dinero en el extranjero.

Después de haber descubierto cómo personas relevantes de muy distintos ámbitos estaban inmersos en casos de corrupción -desde la infanta Cristina a Isabel Pantoja, desde Rodrigo Rato al clan Pujol- sólo faltaba que Imanol Arias y Ana Duato se vieran también salpicados por esta epidemia. Tras interpretar durante 15 años y en horario de máxima audiencia a Antonio Alcántara y Merche, personajes y actores, uniendo ficción y realidad, se han convertido en prototipos del español medio de nuestro tiempo para millones de ciudadanos.

Clientes famosos

La Agencia Tributaria, a través de la Oficina Nacional de la Investigación del Fraude y en colaboración con la Fiscalía Anticorrupción, ha llegado hasta Arias y Duato tras descubrir irregularidades en Nummaria, un despacho de abogados de Madrid al que acudían muchos famosos. Esa circunstancia lleva a sospechar que podrían estar siendo examinados los expedientes de otras personas conocidas. Ha trascendido, por ejemplo, que Joaquín Sabina o Isabel Gemio han sido clientes de esta firma, aunque a ninguno se les ha encontrado irregularidad alguna. La propia Academia del Cine, institución que entrega los Goya, trabajaba con este despacho.

Nummaria fue registrado por agentes de la Udef el miércoles y se procedió a la detención del administrador único y accionista mayoritario, al haberse detectado que no sólo facilitaba la creación de empresas pantalla en el extranjero para ocultar patrimonio a Hacienda, sino que el propio despacho de abogados habría utilizado esa misma fórmula para defraudar 15 millones de euros a Hacienda.

Fiel retrato de España

Sin entrar a determinar las posibles responsabilidades de Imanol Arias y Ana Duato, al estar las investigaciones en su primera fase, lo que ya sabemos es que la Justicia ha bloqueado sus cuentas. El escándalo podría afectar al futuro de la serie, que emite Televisión Española. Los propios guionistas, que han incluido el problema de la corrupción en algún episodio, no podrían haber imaginado este desenlace.

De esta forma, los Alcántara nos han llevado desde el idealismo de la Transición, cuando personajes como ellos grababan spots para pedir que se pagara a Hacienda, al oportunismo de una sociedad en la que el fraude fiscal es una práctica generalizada de los ricos y famosos. Es el más elocuente y triste colofón que podía tener una serie que busca retratar la realidad española.