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La aspirina y su poder contra el cáncer

5 septiembre, 2015 12:04

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La aspirina ha ido demostrándonos que tiene muchos usos más allá de su poder como antiinflamatorio contra dolores varios como las cefaleas (dolor de cabeza) o incluso su poder de prevención de infartos o ictus gracias a sus características antitrombóticas (evita que se unan las plaquetas, no se forman trombos, y por tanto se evita que vuelva a producirse eventos cardiovasculares).

Pero, ¿y su potencial anti-cáncer? ¿puede la aspirina llegar a protegernos de algún tipo de enfermedad cancerígena actual?

La aspirina: Un potente aliado contra el cáncer de piel, mama e intestino

Cabe destacar que esta no es la primera vez que se ve en la aspirina un potencial anticancerígeno, ya que en otra ocasión lo sugerimos  gracias a otro estudio. En aquel momento se demostró que los beneficios superaban a los riesgos, y que la aspirina podía reducir el riesgo de cáncer de colon, intestino y esófago. Incluso en otros estudios adicionales se postuló a la aspirina como un beneficio contra el cáncer de piel o el cáncer de páncreas.

Hoy volvemos a la carga con la aspirina, pues aunque los investigadores del Francis Crick Institute de Reino Unido afirman que aún está lejos el uso de la aspirina en este ámbito, la verdad es que en ratones parece funcionar bastante bien.

En este caso se usa el método de la inmunoterpia, la cual está cobrando un gran protagonismo en los últimos años, pues parece ser que el cáncer en general tiene “trucos” para esconderse de la acción del sistema inmune y crecer. Uno de dichos trucos es relacionarse con las células T, evitando su acción, aunque no se sabe aún como se produce esto.

Las formas del cáncer de evitar el sistema inmune

Existen varias teorías acerca de cómo el cáncer podría evitar el sistema inmune. Una de ellas sería que las células T tienen una molécula de superficie (PD-1) a la cual se une otra molécula del cáncer (PDL-1), bloqueando su acción, y eludiéndolas. Otra forma de escape sería que los tumores del tracto gastrointestinal hacen uso de las prostaglandinas, como la PGE-2, que teóricamente deberían activar la inflamación pero parecen ayudar a los tumores a expandirse.

Según el nuevo estudio, publicado en Annals of Internal Medicine, las moléculas PGE-2 amortiguarían la respuesta del sistema inmune, permitiendo al cáncer “esconderse”. Por tanto, piensan que si se destruyen las PGE-2, se podría “despertar” al sistema inmune de su letargo.

Y aquí entra en acción la aspirina y otros antiinflamatorios, pues la PGE-2 puede paralizar su acción gracias a este tipo de medicación. Y, según el estudio, ciertos tipos de cáncer (en ratones) se podrían reducir sustancialmente gracias al uso de aspirina y otros antiinflamatorios junto a inmunoterapia.

Entre los tumores que parecen responder bien a este “ataque indirecto” se encuentran el cáncer de mama, melanoma, cáncer de piel, cáncer de intestino y otros tumores gastrointestinales, además de poder servir para tratar y prevenir la recurrencia de otros como el cáncer de esófago, ovario, estómago y el cáncer de próstata según el Instituto Nacional del Cáncer y la Sociedad Americana del Cáncer. Dichas sociedades sugieren el uso de dosis bajas de aspirina, aunque esto podría aumentar el riesgo de hemorragias si se sufren problemas gastrointestinales previos.

Como solemos decir, queda mucho por investigar, pero ya es un gran paso.

Fuente | Annals of Internal Medicine.