El misil RS-26 Rubezh, en el que está basado el Oreshnik Omicrono
Putin sale en auxilio de Maduro ante la amenaza de EEUU: así es el misil hipersónico Oreshnik que Rusia ofrece a Venezuela
El Kremlin estudia suministrar a Caracas su más reciente generación de misiles hipersónicos, capaces de volar a 12.300 kilómetros por hora.
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La situación en el Caribe, con el amenazante despliegue militar de Estados Unidos frente a las costas de Venezuela, podría tensionar incluso más con la posible intervención militar de Rusia en favor de su aliado venezolano. Esto después de que fuentes oficiales en Moscú hayan confirmado que el Kremlin evalúa suministrar a Venezuela su más reciente generación de misiles hipersónicos, conocidos como Oreshnik, tras una solicitud directa de ayuda por parte del gobierno de Nicolás Maduro.
El anuncio fue realizado por el diputado ruso Alexei Zhuravlyov al medio local Gazeta.ru. Según el parlamentario, "Rusia ya suministra una amplia gama de armas a Venezuela y no existen impedimentos legales para transferir sistemas más avanzados".
Además, el político con fuertes lazos al gobierno de Vladimir Putin ha señalado que los detalles sobre el tipo de armamento que está siendo trasladado "es información clasificada", dejando entrever que Washington podría llevarse "más de una sorpresa" si finalmente opta por llevar a cabo alguna acción militar sobre territorio venezolano.
En este sentido, Zhuravlyov ha recalcado que Moscú no tiene restricciones internacionales que le impidan colaborar con "un país amigo" y ha subrayado la eficacia comprobada de los misiles rusos, que el país ha empleado en diversos escenarios bélicos y, sobre todo, en la guerra de Ucrania.
Según documentos estadounidenses citados por The Washington Post, Maduro habría enviado cartas de carácter urgente tanto al mandatario ruso como a los líderes de China e Irán. En esas misivas, el presidente venezolano habría pedido cooperación militar para "fortalecer un sistema de defensa deteriorado", incluyendo radares, repuestos para aeronaves y misiles.
Un misil colosal
El misil Oreshnik, una versión actualizada del RS-26 Rubezh desarrollado desde finales de la década de 2000, representa uno de los avances más significativos en la doctrina estratégica rusa. Este sistema de misiles balísticos de alcance intermedio incorpora un vehículo de reentrada con objetivos múltiples independientes (MIRV), capaz de portar hasta seis ojivas, tanto convencionales como nucleares.
El diseño MIRV permite que cada ojiva se dirija a un objetivo distinto tras la separación del misil principal, complicando cualquier intento de interceptación. Un análisis del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) subraya que su velocidad y trayectoria hacen casi imposible detectarlo antes de alcanzar su fase terminal, especialmente por los sistemas antiaéreos convencionales.
Imagen de archivo de la prueba con éxito del nuevo misil hipersónicos Oréshnik
Los Oreshnik están diseñados para alcanzar velocidades superiores a Mach 10 —más de 12.300 km/h—, una cifra que sitúa a este proyectil entre las armas más veloces del arsenal mundial. A nivel técnico, el misil pesa entre 30 y 40 toneladas, mide de 15 a 18,5 metros de longitud y tiene un diámetro aproximado de 1.860 milímetros. Utiliza una propulsión de combustible sólido y un detonador programado capaz de generar temperaturas de hasta 4.000 grados Celsius en el punto de impacto.
Su alcance estimado varía entre 3.000 y 5.300 kilómetros, lo que permitiría a Caracas disponer, en caso de confirmarse la entrega, de una capacidad ofensiva de gran radio en la región. Aunque Moscú no ha oficializado la exportación de este sistema, la mera posibilidad refuerza la alianza estratégica entre Rusia y Venezuela y eleva la tensión con Washington.
Despliegue de EEUU
Desde finales de agosto, la presencia militar de Estados Unidos en la región ha ido creciendo de forma constante. En la actualidad, el Caribe ya alberga aproximadamente unos 10.000 efectivos estadounidenses, repartidos en partes iguales a bordo de distintos buques de guerra y las bases en Puerto Rico.
En las últimas semanas, el Pentágono ha desplegado bombarderos B-52 y B-1 desde Luisiana y Texas para realizar misiones frente a las costas de Venezuela, en una clara demostración de fuerza. Los B-52 están equipados para portar decenas de bombas de precisión, mientras que los B-1 pueden transportar hasta 34 toneladas de armamento guiado y no guiado.
Al mismo tiempo, el 160º Regimiento de Aviación de Operaciones Especiales del Ejército -con experiencia en Afganistán, Irak y Siria- ha llevado a cabo lo que desde Washington han calificado como ejercicios de entrenamiento en aguas cercanas a Venezuela. A pesar de la presión militar sobre Caracas, Trump y su secretario de Estado, Marco Rubio, han negado que Estados Unidos se esté preparando para atacar a Venezuela.
En los últimos meses, el Pentágono ha lanzado una serie de ataques aéreos en aguas del Caribe cerca de Venezuela y en el Pacífico contra lanchas civiles, a las que acusa de narcotráfico. Desde comienzos de septiembre, al menos 60 personas han muerto por esos ataques, que el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, ha condenado y calificado de "ejecuciones extrajudiciales".
Por su parte, el mayor portaviones nuclear de la US Navy, el USS Gerald R. Ford, se dirige actualmente al Caribe, para liderar el despliegue estadounidense en la zona. Días atrás, la embarcación, de misión en el Mediterráneo, cruzó el Estrecho de Gibraltar rumbo a la región.