Caza Su-30MK2 de Venezuela armado con un misil Kh-31

Caza Su-30MK2 de Venezuela armado con un misil Kh-31 Captura de pantalla

Observatorio de la Defensa

Venezuela dota a sus cazas del misil antibuque Kh-31 de origen ruso a la espera del arribo del mayor portaviones de EEUU

La Aviación Militar Bolivariana ha desplegado dos Su-MK2 en misión de patrullaje armados con este armamento en una exhibición de músculo militar.

Más información: Así es el sistema de defensa aérea S-300VM ruso, el arma de Venezuela contra los bombarderos B-1 de EEUU

Publicada

Las claves

La Fuerza Armada de Venezuela ha mostrado cazas Su-30MK2 equipados con misiles antibuque supersónicos Kh-31 rusos en respuesta al inminente arribo del portaaviones estadounidense USS Gerald R. Ford al Caribe.

El misil Kh-31, apodado "la muerte supersónica", puede alcanzar velocidades superiores a Mach 3 y destruir embarcaciones de hasta 4.500 toneladas, fortaleciendo la capacidad disuasoria venezolana.

Estados Unidos ha incrementado su despliegue militar en el Caribe con unos 10.000 efectivos, bombarderos estratégicos y ejercicios de fuerzas especiales cerca de Venezuela, evaluando diversas opciones de intervención militar.

El Pentágono contempla tres posibles acciones en Venezuela: ataques aéreos selectivos, operaciones especiales para capturar o eliminar a Maduro, y el despliegue de fuerzas antiterroristas para asegurar infraestructuras clave.

Las Fuerza Armada Nacional Bolivariana continúan realizando demostraciones de fuerza ante la intimidante presencia de aeronaves y buques de Estados Unidos en las proximidades de las aguas territoriales de Venezuela y frente a los cada vez mayores rumores de que Washington ultima una acción militar para deponer del poder a Nicolás Maduro.

En este contexto, la Aviación Militar Bolivariana ha difundido imágenes en la que se ve a dos de sus cazas Su-30MK2 volando en formación sobre el mar Caribe, cada uno armado con el misil supersónico Kh-31 de origen ruso. Estas maniobras se han interpretado como una respuesta al inminente arribo del mayor portaviones de la US Navy, el USS Gerald R. Ford, anunciado días atrás por el Pentágono.

El misil Kh-31, conocido en los círculos militares rusos como “la muerte supersónica”, es considerado uno de los proyectiles antibuque más veloces y letales del mundo. Capaz de superar los 2.500 km/h y alcanzar una velocidad terminal superior a Mach 3, este misil es difícil de interceptar por los sistemas defensivos convencionales. Asimismo, desde el Kremlin sopesan transferir a Caracas más armamento, con el misil balístico hipersónico Oreshnik o el de crucero Kalibr sobre la mesa.

Su trayectoria rasante y su radar de guiado activo le permiten mantener una elevada precisión incluso frente a contramedidas electrónicas. Con un peso de unos 600 kilogramos y una carga explosiva cercana a los 100 kilos, el Kh-31 puede destruir embarcaciones de hasta 4.500 toneladas con un solo impacto.

Venezuela posee 22 cazas Su-30MK2, adquiridos en el marco los proyectos de modernización de su ejército impulsados durante el gobierno del fallecido Hugo Chávez. El Su-30MK2 es un caza polivalente con amplio radio de acción que puede operar sobre extensas zonas del Caribe, lo que le permite atacar objetivos a larga distancia.

Estos aviones de combate de origen ruso, desarrollados en la década del 2000 para responder a las necesidades del Ejército chino, tienen la capacidad para portar múltiples misiles, lo que hace posible que un reducido número de aeronaves lance ataques coordinados con una alta densidad de fuego.

La presencia de los Kh-31 en su arsenal envía un mensaje inequívoco: Venezuela busca dejar claro que posee herramientas para responder ante cualquier incursión. Aun con una flota limitada y cierta obsolescencia técnica, la fuerza aérea venezolana apuesta por la disuasión tecnológica y simbólica en contraposición al poderoso despliegue naval de EEUU en la región.

Despliegue de EEUU

Desde finales de agosto, la presencia militar de Estados Unidos en la región ha ido creciendo de forma constante. En la actualidad, el Caribe ya alberga aproximadamente unos 10.000 efectivos estadounidenses, repartidos en partes iguales a bordo de distintos buques de guerra y las bases en Puerto Rico.

En las últimas semanas, el Pentágono ha desplegado bombarderos B-52 y B-1 desde Luisiana y Texas para realizar misiones frente a las costas de Venezuela, en una clara demostración de fuerza. Los B-52 están equipados para portar decenas de bombas de precisión, mientras que los B-1 pueden transportar hasta 34 toneladas de armamento guiado y no guiado.

Bombardero B-52 aterrizando en Guam

Bombardero B-52 aterrizando en Guam Richard P. Ebensberger USAF

Al mismo tiempo, el 160º Regimiento de Aviación de Operaciones Especiales del Ejército -con experiencia en Afganistán, Irak y Siria- ha llevado a cabo lo que desde Washington han calificado como ejercicios de entrenamiento en aguas cercanas a Venezuela.

La Casa Blanca evalúa, actualmente, diferentes escenarios de acción militar en Venezuela. Según fuentes militares y diplomáticas a las que ha tenido acceso The New York Times, existen tres líneas estratégicas principales que los asesores de seguridad nacional han puesto sobre la mesa, cada una con implicaciones de diferente alcance político y operativo.

La primera opción contempla una campaña de ataques aéreos selectivos contra instalaciones del Ejército venezolano, especialmente aquellas ligadas al apoyo logístico y financiero del régimen de Nicolás Maduro, incluyendo operaciones de narcotráfico.

La intención sería desarticular el sistema de defensa que protege al mandatario y generar una percepción de aislamiento dentro de sus propias fuerzas. Los defensores de esta vía argumentan que podría debilitar la estructura militar venezolana, aunque los críticos advierten que semejante ofensiva podría unificar al país en torno a Maduro y alimentar un sentimiento nacionalista.

El portaviones USS Gerald R. Ford a su llegada a Palma de Mallorca

El portaviones USS Gerald R. Ford a su llegada a Palma de Mallorca Cati Cladera EFE

Un segundo plan, de mayor riesgo y precisión, consistiría en desplegar unidades de Operaciones Especiales como la Fuerza Delta del Ejército o el Equipo 6 de los Navy SEAL. Su misión sería capturar o eliminar a Maduro bajo el argumento de que encabeza una organización narcoterrorista, una estrategia legal similar a la utilizada para justificar ataques estadounidenses contra objetivos del crimen transnacional.

Una tercera propuesta, considerada la más compleja, requeriría el envío de fuerzas antiterroristas para asegurar aeródromos, campos petroleros e infraestructuras estratégicas, en una operación que podría generar una prolongada presencia militar estadounidense en el país.

No se espera, no obstante, que el presidente Trump adopte una decisión final antes de la llegada del portaaviones Gerald R. Ford al Caribe, prevista para mediados de mes. Con sus 5.000 tripulantes y más de 75 aeronaves de combate y apoyo, este despliegue se interpreta como una señal inequívoca de que Washington se prepara para todas las eventualidades posibles.