Cazas Harrier operando desde la cubierta del portaeronaves Juan Carlos I
El rechazo del Gobierno al F-35 condena a la Armada a comprar cazas Harrier descartados por Italia y Estados Unidos
La fuerza naval española prevé adquirir aviones de segunda mano para canibalizar sus componentes y así mantener operativa su flota hasta 2032.
Más información: La botadura de la fragata F-111 Bonifaz da el pistoletazo de salida a la modernización de la flota de combate de la Armada
La Armada se enfrenta a una encrucijada tecnológica y estratégica tras la negativa del Gobierno a adquirir el caza F-35 de fabricación estadounidense, el único avión de combate con capacidad de despegue vertical actualmente disponible en el mercado internacional. La decisión ha dejado a la fuerza naval sin un relevo claro para los veteranos AV-8B Harrier, que operan desde el portaeronaves LHD Juan Carlos I y constituyen la única ala embarcada de combate de España.
El jefe del Estado Mayor de la Armada, Antonio Piñeiro, ha hecho pública este viernes la hoja de ruta provisional para mantener operativa esta capacidad estratégica. Según ha explicado, los Harrier españoles seguirán volando hasta, al menos, 2032 gracias a un programa de extensión de vida útil en el que participará Airbus.
"Tenemos una oportunidad para alargar su vida", ha señalado, confiado en que la industria aeronáutica nacional será capaz de proporcionar el soporte técnico necesario.
Sin embargo, esta prórroga llega con una paradoja preocupante: para mantener en vuelo a los aparatos de la 9ª Escuadrilla de Aeronaves, España deberá recurrir a los Harrier que Estados Unidos e Italia están retirando de sus flotas.
La Armada, tal como ha adelantado el almirante, pretende hacerse con estas unidades no para ponerlas de nuevo en servicio sino para emplearlas como fuente de repuestos para sus propios Harrier y asegurar así la logística durante los próximos años.
Se trata, en palabras de Piñeiro, de "cuidar esa capacidad" hasta el que panorama internacional permita plantear la compra de una nueva aeronave. "Ahora no estamos en un buen momento, pero quizá mañana sí podamos darles un relevo", ha insistido.
Por otro lado, Piñeiro ha adelantado que Navantia está llevando a cabo un estudio de viabilidad para la construcción de un portaaviones convencional. "El portaviones, aunque parezca mentira, es más sencillo que una fragata desde el punto de vista de la construcción", ha asegurado Piñeiro, quien también ha subrayado que la intención es que sea "100% español, o al menos en un altísimo porcentaje".
La iniciativa se enmarca en la visión a largo plazo de la Armada, que contempla la llegada de sistemas de sexta generación, como el futuro caza FCAS, en versiones navales. Según el jefe de la Armada, aviones de estas características no podrían operar desde buques cortos, por lo que la necesidad de un portaaviones convencional se vuelve estratégica.
En paralelo, el almirante recordó que la Armada prevé un aumento de plantilla de alrededor de 1.600 efectivos de aquí a 2030, como parte del plan general de refuerzo de personal aprobado por el Gobierno. En este sentido, la incorporación de corredores tecnológicos más complejos y plataformas de mayor calibre hará imprescindible contar con personal altamente cualificado.