Un bombadero B-2 Spirit de EEUU siendo reabastecido en vuelo

Un bombadero B-2 Spirit de EEUU siendo reabastecido en vuelo USAF

Observatorio de la Defensa

EEUU despliega en el Ártico bombarderos B-2 para probar la bomba Quicksink, capaz de hundir buques en segundos

El ejercicio, realizado junto a Noruega, coincide con la mayor presencia de submarinos rusos en la región y el regreso al mar del crucero Nakhimov.

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El Ártico es una de las zonas del planeta a la que más atención le presta Donald Trump y su ambición de lograr un dominio sobre ella lo ha llevado, incluso, a expresar sin tapujos su intención de incorporar Groenlandia al territorio estadounidense. El Ártico se derrite y esto no implica, únicamente, novedosas rutas comerciales e ingentes fuentes de recursos naturales para explotar, sino toda una nueva región estratégica por controlar.

Con este objetivo en mente, el Ala 53 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (US Air Force) ha llevado a cabo un ejercicio en el mar de Noruega en el que ha puesto a prueba el desempeño de un bombardero B-2 Spirit, en esta ocasión, equipado con bombas Quicksink, arma capaz de hundir embarcaciones de grandes dimensiones en pocos segundos.

Este adiestramiento, realizado de forma conjunta con cazas F-35 de la Real Fuerza Aérea Noruega, ha tenido lugar semanas después de que el mayor navío de guerra de Rusia, el crucero nuclear Almirante Nakhimov, iniciara las pruebas en la mar, tras casi tres décadas atracado, que auguran su pronto retorno al servicio activo.

En concreto, las fuerzas estadounidenses y noruegas simularon un escenario de ataque de largo alcance para demostrar una cooperación e interoperabilidad fluidas para derrotar a un buque de superficie en un entorno realista.

Desde la US Air Force han destacado que el B-2 "jugó un papel central, empleando municiones Quicksink con precisión para atacar y hundir el objetivo marítimo. Así, más allá de probar las capacidades de esta bomba guiada, la misión también validó las ventajas de la aeronave en el ataque marítimo, incluyendo su sigilo, alcance y flexibilidad de carga útil.

Según han explicado desde la Fuerza Aérea de EEUU, el apoyo de Noruega les permitió acceder a infraestructura y espacio aéreo críticos en este "nuevo teatro de operaciones", facilitando que la prueba se llevara a cabo en un entorno "estratégicamente relevante y operativamente desafiante".

De esta manera, han asegurado, el adiestramiento ha mejorado las tácticas, técnicas y procedimientos para operaciones de largo alcance de sensor a tirador. Esto ha incluido la integración de comunicaciones más allá de la línea de visión y la selección de blancos multidominio, ambas capacidades cruciales en entornos altamente disputados.

Bombardero B-2 Spirit de EEUU

Bombardero B-2 Spirit de EEUU USAF

Asimismo, las pruebas también han impulsado el desarrollo de variantes grandes y pequeñas de la Quicksink, ampliando las opciones en operaciones marítimas. En este sentido, el equipo involucrado ha validado el rendimiento del prototipo y perfeccionado los conceptos operativos en un entorno real.

"Estamos fortaleciendo la preparación a ambos lados del Atlántico y creando opciones que hacen que el ataque marítimo sea más distribuido, con mayor capacidad de supervivencia e integrado", ha subrayado el teniente coronel Stephen Bressett, comandante del 72º Escuadrón de Pruebas y Evaluación. "Anticipamos, nos adaptamos y respondemos a nuestras necesidades a una velocidad relevante para el entorno estratégico en el que nos encontramos".

El temor de los buques

La Quicksink es una modernización de las JDAM, bombas guiadas diseñadas por Boeing que constituyen el armamento aire-superficie principal de la Fuerza Aérea de EEUU, con el fin de dotarlas también de capacidad para destruir embarcaciones, incluso en movimiento. Según la cantidad de explosivo utilizada, este tipo de munición puede ensamblarse sobre diferentes modelos: la GBU-38 (226 kg), la GBU-32 (453 kg) o la GBU-31 (907 kg).

En la fase final del ataque, el proyectil penetra en el agua y, a partir de ese instante, los detalles de su funcionamiento no han sido divulgados oficialmente. No obstante, varios expertos sugieren que podría incorporar un mecanismo de retardo en la detonación, de forma que la explosión tenga lugar al atravesar el casco de la nave. Este procedimiento, ya empleado en otras armas, genera daños internos mucho más severos que una deflagración externa.

B-2 Spirit desplegando una bomba MOP

B-2 Spirit desplegando una bomba MOP USAF

Las versiones de la bomba GBU-31, por ejemplo, presentan dimensiones que varían entre 2,35 y 3,8 metros de largo, con una envergadura cercana a los 64 centímetros. Su sistema de propulsión le permite operar a alturas de hasta 14.000 metros y alcanzar blancos situados a unos 28 kilómetros.

El funcionamiento del Quicksink se basa en la navegación hacia unas coordenadas GPS introducidas previamente al lanzamiento. Conforme se aproxima al objetivo, un sensor -cuyo diseño sigue siendo clasificado- rastrea el entorno, localiza la embarcación y calcula tanto su rumbo como su velocidad. Gracias a ello, el arma dispone de una capacidad de discriminación que le permite diferenciar entre distintos tipos de barcos.

Con esa información, la bomba ajusta su trayectoria de forma continua hasta el impacto. A diferencia de otros sistemas similares, el Quicksink concentra su ataque por debajo de la línea de flotación, lo que provoca la fractura de la estructura del barco en dos.