Soldados israelíes patrullan en una calle de Sderot, cerca de la frontera con Gaza.

Soldados israelíes patrullan en una calle de Sderot, cerca de la frontera con Gaza. EFE

Oriente Próximo

La invasión silenciosa: Israel trata de rodear a Hamás con incursiones selectivas en Gaza

Según las declaraciones de los altos mandos del FDI, los objetivos son claros: aislar y destruir la infraestructura militar de Hamás.

29 octubre, 2023 03:13

El pasado viernes 27 de octubre, la Franja de Gaza quedó incomunicada. El corte de las redes telefónicas marcó el inicio de la invasión terrestre de Israel por parte de sus Fuerzas de Defensa (FDI). En concreto, la intrusión se produjo desde dos puntos: la ciudad norteña de Beit Hanoun y la de Bureij, localizada en la zona centro de la Frana y en donde se localiza un campamento de refugiados palestinos

Durante la noche del viernes se produjeron ataques aéreos y de artillería sobre la Franja, para facilitar la cobertura de las docenas de tanques y de vehículos blindados, con infantería y tropas de combate, que Israel introdujo en el terreno. Al contrario de las incursiones de las anteriores noches, los ataques fueron más prolongados y las huestes se establecieron en territorio gazatí 

A pesar del paso al frente, no es la irrupción que Israel lleva anunciando desde hace semanas. Según las declaraciones de los altos mandos del FDI, los objetivos son claros: aislar y destruir la infraestructura militar de Hamás -siendo la red de túneles la principal prioridad-. Mientras que los propósitos son inamobibles, la estrategia llevada a cabo discrepa con la anunciada los días posteriores al atentado de Hamás. Una campaña que "llevará meses, tal vez un año" y pretende cercar a los terroristas dentro de la Franja.

Una campaña lenta. El asedio ha comenzado por los cortes de las comunicaciones y de los combustibles fósiles -algo que provoca un daño colateral sobre los civiles y en concreto sobre los hospitales, al borde del colapso-. Poco a poco los suministros con los que cuentan los terroristas se agotarán, bloqueando el sistema eléctrico y de ventilación de sus túneles y obligándoles a salir a la superficie. Según declara el ex Primer ministro de Israel, Naftali Bennett, "Hamás no espera esto en absoluto. Se espera una invasión terrestre durante tres a seis semanas".

La campaña rápida, 'explosiva' y 'esperada' no termina de convencer a los líderes sionistas, ya que arrastraría a sus tropas a combates urbanos ya planificados por Hamás, conllevaría innumerables víctimas civiles, incalculables daños en las infraestructuras y a una previsible respuesta internacional instando a un alto el fuego. Algo a lo que se niega Bennett: "No quiero que nos quedemos estancados allí sin lograr nuestro objetivo de desmantelar a Hamás".

La negativa de las familias de los rehenes también es otro de los puntos que ha  condicionado la nueva estrategia. La incursión llevada a cabo en la noche del día 27 de octubre, a la cual calificaron como "la peor de todas las noches", enfureció a los parientes de los secuestrados que denunciaron la "completa incertidumbre sobre su paradero" y el peligro que corren al estar "también sujetos a los intensos bombardeos".

Al problema de los rehenes se suma la ingente cantidad de ciudadanos gazatíes que permanecen en sus residencias, a pesar del mensaje de Israel para que abandonaran el territorio. Se estima que alredor de dos tercios de la población acataron la orden, no obstante, debido a la alta densidad de población de la zona el tercio que aún permanece allí constituye un número muy elevado.

Incomunicados y sin recursos. Incluso en la zona 'segura' las condiciones son inhumanas y los ataques isralíes contínuos (aunque con menor frecuencia), a lo que se suma el bloqueo de Israel a la entrada de la ayuda humanitaria desde la frontera con Egipto -aludiendo a la apropiación de los mismos por parte de Hamás, algo que la organización niega-.