El presidente ruso, Vladimir Putin, recorre la exposición de armas y equipo militar durante su visita a las plantas de Motovilikha en Perm.

El presidente ruso, Vladimir Putin, recorre la exposición de armas y equipo militar durante su visita a las plantas de Motovilikha en Perm. Mikhail Sinitsyn Reuters

Europa

¿Debió la OTAN derribar los cazas rusos sobre Estonia? Turquía lo hizo cuando Putin violó su espacio aéreo en 2015

Los MiG-31 permanecieron doce minutos en territorio estonio. Un nuevo récord desde el inicio de la invasión a gran escala de Ucrania.

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Jorge Raya Pons
Publicada

Tres cazas MiG-31 rusos penetraron el viernes en el espacio aéreo de Estonia y lo sobrevolaron durante doce minutos, según confirmó el Ministerio de Asuntos Exteriores en Tallin. El Gobierno calificó la incursión de “descarada” y convocó al encargado de negocios ruso para presentar una protesta formal.

La Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Kaja Kallas, la describió como “una provocación extremadamente peligrosa”.

El titular de Exteriores, Margus Tsahkna, afirmó que la maniobra “supera en osadía a cualquier precedente” y advirtió de que Moscú “debe afrontar un aumento rápido de la presión política y económica”.

Estonia ha denunciado cuatro violaciones de su espacio aéreo por cazas rusos en lo que va de 2025. Ningún responsable militar ruso ha comentado el incidente.

La OTAN no ha precisado si estudia reforzar su respuesta ante estas intrusiones, que se producen en paralelo al deterioro de las relaciones con Moscú desde la invasión a gran escala de Ucrania en 2022.

La semana pasada, Polonia y Rumania denunciaron la entrada de drones rusos en su territorio. Varsovia derribó al menos tres de esos aparatos. Bucarest detectó otro en su frontera con Ucrania antes de que desapareciera del radar.

El episodio en el Báltico recuerda al derribo de un avión de combate ruso por parte de Turquía en noviembre de 2015. Entonces, un Su-24 fue abatido “en cuestión de segundos” tras violar el espacio aéreo turco cerca de la frontera siria.

Ankara sostuvo que había lanzado diez advertencias previas. Vladímir Putin calificó el hecho de “puñalada por la espalda de cómplices del terrorismo”, pero desde aquel suceso Rusia dejó de sobrevolar territorio turco.

Algunos analistas señalan que la firmeza de Ankara tuvo un efecto disuasorio. El periodista Yaroslav Trofimov apuntó en redes que “un caza ruso duró apenas unos segundos en el cielo turco en 2015; después, Rusia dejó de violar ese espacio”.

El investigador Jeremy Cliffe opinó que Moscú “está midiendo la determinación europea” y que la respuesta dependerá de “lo que los europeos decidan mostrar”.

El congresista estadounidense Don Bacon consideró que el Kremlin interpreta la actitud occidental como “débil y vacilante” y reclamó al presidente de su país que “se mantenga firme junto a la OTAN y Ucrania”.

Para la propia Kallas, el líder ruso “pone a prueba la determinación de Occidente; no debemos mostrar debilidad”. El analista Nicolás de Pedro advirtió de que “la semana pasada Europa exhibió falta de preparación y Rusia solo está dando los primeros pasos de su escalada”.

En Tallin, los vuelos no identificados obligaron a despegar a cazas aliados para escoltar a los MiG-31 fuera del espacio estonio. Las aeronaves rusas llevaban desconectados los transpondedores, según la prensa local, lo que dificulta su identificación y aumenta el riesgo de accidente. No se registraron daños ni víctimas.

El incidente abre el debate sobre hasta dónde debe llegar la respuesta de la Alianza Atlántica. Turquía, miembro del bloque, aplicó en 2015 una política de tolerancia cero ante la vulneración de su soberanía.