Ivan Voronych, coronel asesinado en la capital ucraniana.

Ivan Voronych, coronel asesinado en la capital ucraniana. Euromaidan Press

Europa

Un grupo neonazi de EEUU vinculado a Rusia reivindica el asesinato del coronel ucraniano tiroteado hace unos días en Kiev

The Base, considerado grupo terrorista en docenas de países occidentales, fue fundado en 2018. Su líder, que ahora vive en San Petersburgo, lleva meses pidiendo a sus afiliados que cometan atentados en Ucrania.

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La rama ucraniana de una organización neonazi de origen estadounidense llamada The Base ha reivindicado esta semana el atentado que hace unos días se cobró la vida de Ivan Voronych; un coronel de los servicios secretos ucranianos (SBU, por sus siglas originales).

“El asesinato del coronel del SBU no es el final sino solo el principio”, decía la filial ucraniana del grupo, autobautizada como White Phoenix, en un comunicado publicado en la red social Telegram al que han podido acceder periodistas del diario británico The Guardian. “Continuaremos nuestra lucha hasta que se haga justicia”.

Esa “lucha” tendría como objetivo forzar a las autoridades ucranianas a depositar las armas terminando así con una guerra que, en opinión de los militantes del grupo, lo único que está consiguiendo es que dos pueblos eslavos se maten entre sí para que uno de ellos –el ucraniano– pueda abrazar “los llamados valores europeos” que financian las élites internacionales en lugar de dedicarse a construir “un gran país blanco”.

“Necesitamos resolver el problema de la guerra por la vía diplomática”, afirmaba una simpatizante identificada simplemente como Inna en el mismo canal. “Basta de soñar con las fronteras de 1991 y con Crimea”, añadía en alusión a las reivindicaciones territoriales de Ucrania desde que, en el año 2014, Rusia se anexionó la península de Crimea al tiempo que apoyaba a las milicias separatistas del Donbás.

Esas llamadas a la paz entre ucranianos y rusos casan con los intereses del Kremlin, donde consideran que Ucrania debe formar parte del área de influencia de Rusia y comportarse como un territorio obediente con Moscú. También conviene recordar, llegados a este punto, que el líder de The Base, un estadounidense de 52 años llamado Rinaldo Nazzaro, reside desde hace años en San Petersburgo con su mujer (rusa) y ha sido entrevistado por la televisión pública del país.

Debido a todo lo anterior son muchos los expertos en cuestiones de espionaje que llevan tiempo diciendo que Nazzaro se encuentra vinculado de alguna manera a los servicios secretos rusos. Quizás no en calidad de agente, pero sí en calidad de colaborador.

“Apoyar a este tipo de actores no estatales es otra de las herramientas que utiliza el Kremlin a la hora de practicar la guerra híbrida contra sus enemigos”, le explicaba Colin Clarke, director de un centro de investigación dedicado a analizar los riesgos que corre la seguridad global llamado Soufan Center, al Guardian. “Y es una herramienta que Moscú ha demostrado repetidamente que está dispuesta a utilizar”.

Dichas sospechas –que Nazzaro colabora de alguna manera con los servicios secretos rusos– cobraron una nueva dimensión el pasado mes de abril, cuando The Base llamó por primera vez a llevar a cabo asesinatos selectivos y ataques contra infraestructura crítica dentro de las fronteras de Ucrania. ¿Con qué fin? Pues con el de desestabilizar el liderazgo del presidente Volodímir Zelenski. Es más: la organización comenzó a ofrecer dinero a quienes se prestasen como voluntarios para llevar a cabo los ataques.

Esa es, precisamente, otra de las tácticas asociadas a los servicios secretos rusos. Sus dos organizaciones principales, el GRU y el FSB, llevan años manteniendo a sus agentes a buen recaudo dentro de Rusia mientras contratan –a través de Telegram, por ejemplo– a delincuentes de poca monta y gente que frecuenta los bajos fondos de las sociedades occidentales para que hagan el trabajo sucio.

Como en el caso de los paquetes explosivos enviados a través de DHL desde el Báltico hace justo un año, por ejemplo, y que causaron daños de diversa gravedad en centros logísticos de Leipzig, Birmingham y Varsovia.

“La actividad de The Base en Ucrania ha crecido exponencialmente desde marzo y, que se sepa, el grupo ya ha protagonizado al menos diez ataques incendiarios contra varias infraestructuras”, explica Steven Rai, un analista del think tank británico Instituto para el Diálogo Estratégico y alguien que lleva tiempo monitorizando al grupo neonazi. “Si bien no podemos confirmar si The Base es quien se encuentra realmente detrás del asesinato del coronel del SBU, la acción coincide plenamente con las amenazas que llevan lanzando desde hace meses”.

Por su parte Nazzaro, que cuenta con un pasado bastante opaco en el que figuran vínculos laborales con el Pentágono y las fuerzas especiales estadounidenses, ha negado tener ningún tipo de relación con los servicios de inteligencia rusos.

Sea como fuere, la organización que fundó en el año 2018 ha sido designada como terrorista en Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Reino Unido y en los países de la Unión Europea. Asimismo, varios miembros del grupo han sido arrestados en suelo estadounidense por el FBI.

Un hombre, una mujer y una pistola

El pasado domingo, varios días después del atentado contra Ivan Voronych, sus compañeros del SBU anunciaron que habían dado caza a los dos sospechosos de tirotear al coronel y que, al resistirse, les habían abatido.

La investigación realizada desde Kiev habla de dos personas, un hombre y una mujer, que llevaban semanas recibiendo instrucciones por parte de un “operador” de los servicios secretos rusos, concretamente del FSB, con el fin de familiarizarse con la rutina de Voronych. Una vez hecho esto, ese mismo “operador” compartió con ellos unas coordenadas en las que encontraron una pistola con silenciador. La misma que utilizaron para asesinar al oficial ucraniano.

Actualmente las tres teorías al respecto son las siguientes. La primera –y la menos probable– apunta a dos agentes del FSB ruso. La segunda apunta a dos ciudadanos extranjeros vinculados a grupos criminales dirigidos en remoto por agentes de la inteligencia rusa. Y la tercera –que bien podría estar entrelazada con la segunda– es la que implica a The Base. En este último caso se trataría de dos simpatizantes del grupo siguiendo instrucciones emitidas desde Rusia.

En paralelo, el pasado 15 de julio agentes del SBU capturaron a un hombre de 27 años mientras colocaba explosivos en un edificio de apartamentos de Rivne, una ciudad del noroeste de Ucrania.

Según la investigación consiguiente la motivación del joven, vecino de la ciudad de Leópolis, no era ideológica sino estrictamente económica. Por lo visto la inteligencia rusa habría contactado con él a través de Telegram para ofrecerle una buena cantidad de dinero a cambio de colocar un artefacto explosivo en Rivne con el fin de causar el pánico en la región.

Ahora el hombre, del que no ha trascendido el nombre, se enfrenta a una pena de doce años de cárcel por “complicidad en un acto terrorista cometido por un grupo de personas en conspiración previa”, según la legislación ucraniana.