El ministro de Exteriores, José Manuel Albares; el comisario europeo Maros Sefcovic; el ministro de Exteriores británico, David Lamy; y el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, celebran el acuerdo sobre el estatus del Peñón

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares; el comisario europeo Maros Sefcovic; el ministro de Exteriores británico, David Lamy; y el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, celebran el acuerdo sobre el estatus del Peñón Ministerio de Exteriores

Europa

Las 'cláusulas secretas' del acuerdo sobre Gibraltar: subida del IVA al 15%, regla de los 90 días y veto de la policía española

El Tratado consta de más de 200 páginas (sin contar los anexos) y Bruselas espera poder someterlo a ratificación a partir del otoño.

Más información: España, Reino Unido y Bruselas cierran el acuerdo para desmantelar la Verja de Gibraltar tras el Brexit

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El acuerdo sobre el estatus de Gibraltar suscrito este miércoles por Reino Unido, España y la Unión Europea no es todavía el final de un largo y complejo camino que empezó hace cinco años con el Brexit. A partir de ahora, este pacto debe trasladarse al texto legal del nuevo Tratado entre la UE y Londres sobre el Peñón.

No es un trabajo que vaya a empezar desde cero. El Tratado ya existe: tiene una extensión de más de 200 páginas, sin contar los anexos. De lo que se trata ahora es de incorporar los últimos cambios pactados el miércoles, que afectan a alrededor de un 20% del texto.

El acuerdo pretende desmantelar definitivamente la Verja, con el fin de facilitar el libre tránsito de mercancías y sobre todo de los más de 15.000 trabajadores (de los cuales son españoles) que cruzan cada día la frontera. Los controles Schengen se desplazarán al puerto y el aeropuerto del Peñón y por parte de la UE los ejercerá la policía española.

De momento, no hay una fecha clara de entrada en vigor. La Comisión de Ursula von der Leyen prevé tener lista la versión final del Tratado para septiembre u octubre y presentarlo a los Gobiernos para ratificación antes de que acabe el año.

Se necesita el apoyo unánime de los 27 Estados miembros, así como la aprobación en el Parlamento Europeo. También Reino Unido tendrá que ratificarlo según sus procedimientos internos. En el escenario más optimista, el Tratado podría entrar en vigor en 2026, aunque dado su carácter altamente sensible nadie descarta que se atasque.

De hecho, las negociaciones sobre Gibraltar han sido de las más opacas que se recuerdan en Bruselas por miedo a que las filtraciones dinamitaran cualquier avance. La reunión final no se anunció con antelación precisamente por ese motivo. Y del acuerdo sólo se ha publicado hasta ahora un resumen de un folio, pero todavía no sus cláusulas más polémicas.

SUBIDA DEL IVA HASTA EL 15%. El Tratado obliga al Gobierno gibraltareño a subir el impuesto sobre las ventas -equivalente al IVA- del actual 3% a un mínimo del 15% desde el mismo momento de su entrada en vigor. Se trata de evitar la competencia desleal entre productos gibraltareños y europeos, que afecta particularmente a artículos como el tabaco.

LAS MERCANCÍAS DEBERÁN ENTRAR OBLIGATORIAMENTE DESDE ESPAÑA. Se crea una unión aduanera entre Gibraltar y la UE, con una fase de transición en la que las autoridades españolas realizarán los procedimientos aduaneros para el Peñón en tres puntos: La Línea, Algeciras y otro pendiente de designar.

Por tanto, todas las mercancías llegarán a Gibraltar por carretera desde España, mientras que el puerto y el aeropuerto estarán cerrados al tráfico de mercancías. En la actualidad, el 99% de las mercancías que entran al Peñón ya llegan por vía terrestre.

LOS SERVICIOS SE QUEDAN FUERA. A diferencia de las mercancías, los servicios se quedan fuera del Tratado, pese a que Gibraltar pidió reiteradamente su inclusión durante las negociaciones. La UE se ha negado a abrir las puertas a las empresas de servicios gibraltareñas, donde el sector del juego online representa alrededor de una cuarta parte del PIB.

EL MODELO ST. PANCRAS. Al desaparecer la frontera terrestre, los controles se desplazan al puerto y el aeropuerto de Gibraltar y tendrán dos capas: los gibraltareños y los de entrada al espacio Schengen, que los realizará la policía nacional. En todo caso, Gibraltar no formará parte del espacio Schengen.

Se trata de un sistema similar al que existe hoy en la estación de St. Pancras en Londres, donde hay un control británico y otro Schengen que realiza la policía francesa. "Se trata de una ficción jurídica por la cual la frontera exterior Schengen se sitúa en un lugar que no forma parte propiamente del territorio Schengen", explica un alto funcionario europeo.

FRONTEX DESAPARECE DE LA ECUACIÓN. El acuerdo de Nochevieja firmado por Madrid y Londres en 2020 establecía que, durante un periodo transitorio de 5 años, los controles en el puerto y el aeropuerto los realizaría la Guardia Europea de Fronteras y Costas. Esto era muy importante para Gibraltar, que "no quería ver guardias civiles con banderas españolas en su territorio".

A mitad de la negociación, la delegación gibraltareña dijo que esto ya no era un problema para ellos y retiraron su petición sobre Frontex, que por ello no aparece en el texto final del Tratado.

LA POLICÍA ESPAÑOLA TENDRÁ LA ÚLTIMA PALABRA. De este modo, los controles en el puerto y el aeropuerto de Gibraltar los realizará la policía española. Al tratarse de un control Schengen, las autoridades españolas "tienen la última palabra". "Si salta una orden de detención Schengen en Gibraltar, serás detenido. Las autoridades del Reino Unido o de Gibraltar no pueden interferir en cómo se aplica", señalan las fuentes consultadas.

LA REGLA DE LOS 90 DÍAS. Uno de los puntos del acuerdo sobre Gibraltar que más ha indignado a los británicos es el que se refiere a la regla de los 90 días. Esta regla establece que cualquier ciudadano extranjero que entre en la zona Schengen sólo puede permanecer hasta 90 días dentro de un periodo de 180 días. Eso significa que la policía nacional podrá denegar la entrada a Gibraltar a los británicos que hayan superado ese límite, aunque se trate en teoría de un territorio británico.

UN AEROPUERTO DE USO COMPARTIDO. A partir de la entrada en vigor del Tratado, el aeropuerto de Gibraltar, que ahora recibe vuelos desde Reino Unido, se abrirá también a los vuelos procedentes de España y de la UE. Además, se crea una empresa conjunta en la que estarán presentes las autoridades españolas y las gibraltareñas, que será la que decida sobre la gestión diaria.

Las autoridades españolas tendrán derecho a inspeccionar el aeropuerto y verificar que las normas se están aplicando correctamente. En materia de seguridad, se le aplicará la legislación de Reino Unido porque está vinculado a una base militar. Pero en el resto de ámbitos, como los derechos de los pasajeros, regirá la normativa de la UE.

SIN CAMBIOS EN SOBERANÍA. "Este acuerdo no tiene nada que ver con las reivindicaciones de soberanía que ambas partes tienen respecto al istmo o respecto a Gibraltar. Esto es lo que dice el acuerdo. No puede utilizarse en foros internacionales para afirmar que, por haberlo concluido, se está adoptando o reconociendo una determinada posición. Y eso quedó muy claro desde el principio; de lo contrario, nunca habríamos concluido este acuerdo", explican las fuentes consultadas.