La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, durante la reunión de este viernes en Bruselas

La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, durante la reunión de este viernes en Bruselas UE

Europa

El bloqueo de Alemania y Holanda impide a la UE fijar un precio máximo al gas importado

La medida cuenta con el apoyo de España y otros 14 países, pero la Comisión Europea también se opone por los riesgos para la seguridad de suministro.

1 octubre, 2022 04:05
Bruselas

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"No podemos detenernos aquí. Estamos en guerra energética con Rusia, el invierno se acerca y tenemos que actuar ahora. Espero que la Comisión Europea presente medidas adicionales lo antes posible", afirma el ministro de Energía checo, Josef Síkela, en su calidad de presidente de turno de la Unión Europea.

En una reunión extraordinaria celebrada este viernes, los ministros de Energía de los 27 han aprobado un nuevo paquete de medidas de emergencia para hacer frente a la crisis energéticaEl reglamento incluye un recorte obligatorio del 5% en el consumo de electricidad en horas pico, un tope a los beneficios de las tecnologías de bajo coste (renovables y nuclear) y una tasa a las petroleras.

Pese a la celeridad con la que ha salido adelante este plan (presentado por Ursula von der Leyen el 14 de septiembre), la mayoría de ministros de Energía admiten que las nuevas medidas son insuficientes para rebajar de inmediato la factura final que pagan los consumidores y piden a Bruselas más propuestas. El nuevo objetivo es intervenir el mercado del gas, aunque los Estados miembros discrepan sobre cómo hacerlo.

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En concreto, el bloqueo de Alemania y Países Bajos impide a la UE fijar un tope al precio del gas importado de países terceros. Una medida que cuenta con un amplio respaldo entre el resto de Estados miembros: España y otros 14 países han firmado una carta conjunta en la que alegan que este tope "ayudaría a mitigar la presión inflacionista" y a "limitar los beneficios extra en el sector".

Sin embargo, la Comisión de Ursula von der Leyen se ha alineado con las tesis de alemanes y holandeses y rechaza fijar un precio máximo para todo el gas importado. La comisaria de Energía, Kadri Simson, ha vuelto a defender que el tope debe imponerse únicamente al gas ruso, tanto el que llega por tubería como al GNL. Eso limitaría la capacidad del Kremlin de financiar la guerra en Ucrania.

La comisaria de Energía, Kadri Simson, durante su rueda de prensa de este viernes

La comisaria de Energía, Kadri Simson, durante su rueda de prensa de este viernes UE

Con el resto de socios, como Noruega o Argelia, la UE debe negociar conjuntamente rebajas de precios, pero no imponerlas. Un tope general a todo el gas importado "supondría en la práctica la suspensión del mercado europeo del gas y crearía riesgos para la seguridad de suministro", sostiene Simson. Los productores de GNL podrían desviar sus cargamentos hacia Asia en busca de mejores precios. Bruselas no cierra del todo la puerta a fijar un precio máximo, pero reclama con paso previo un recorte obligatorio del consumo superior al 15% ya acordado.

Tanto la presidencia checa como varios Estados miembros han criticado las reticencias y vacilaciones del Ejecutivo comunitario y su tardanza en proponer medidas. "Hay que seguir trabajando. Hay que hacerlo de forma urgente. No basta con lo que nos hemos encontrado hoy encima de la mesa. Nos gustaría que la Comisión nos hiciera una propuesta mucho más completa", se ha quejado la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera.

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"Hemos reclamado que se tome en consideración el riesgo de no actuar, el impacto que puede tener en los consumidores domésticos (y sobre todo en los industriales) el no introducir esa referencia al tope del gas que entra en la UE. A nuestro juicio, eso podría conllevar un problema serio de destrucción de la demanda y no es razonable que la única vía de abordar esta cuestión sea vía presupuestos generales de los Estados", sostiene Ribera.

"Si no ponemos un límite al gas podríamos tener un impacto importante sobre el producto interior bruto de la UE, sobre la producción industrial y sobre los consumidores", ha insistido la vicepresidenta tercera. En su opinión, la prioridad debería ser desarrollar un índice alternativo al TTF holandés, que es ahora el que marca el precio pero ya no refleja la realidad del mercado.

El vicecanciller de Alemania, Robert Habeck, durante la reunión de este viernes en Bruselas

El vicecanciller de Alemania, Robert Habeck, durante la reunión de este viernes en Bruselas UE

Francia también apoya el tope general al precio del gas importado, pero reclama además poder beneficiarse de la 'excepción ibérica' que ya aplican España y Portugal. "El precio de la electricidad podemos bajarlo rápidamente. Se trataría de que el mecanismo ibérico se extienda al conjunto de Europa. Sé que hay reticencias sobre este mecanismo, pero lo hemos trabajado técnicamente. Sabemos qué hacer para evitar un exceso de consumo de gas y sabemos que puede ponerse en marcha rápidamente. Es el tipo de señal que necesitan las empresas", ha dicho la ministra francesa de Transición Energética, Agnés Pannier-Runacher.

Pero Alemania se opone tanto a la 'europeización' de la 'excepción ibérica' como a imponer un tope al precio del gas importado. "Poner un tope fijo al precio del gas sólo puede hacerse si se explica qué ocurriría si no viene suficiente gas a Europa. Porque esa es mi pregunta", ha dicho el vicecanciller alemán, Robert Habeck.

La sala de reunión de los ministros de Energía de la UE durante su encuentro extraordinario de este viernes

La sala de reunión de los ministros de Energía de la UE durante su encuentro extraordinario de este viernes UE

"Y la única respuesta que siempre escucho es que la escasez se repartiría en toda Europa. Pero no creo que eso sea políticamente sostenible. Eso llevaría a Europa a sus límites, probablemente a su fin", sostiene Habeck. En cuanto al mecanismo ibérico, Berlín duda de que esté funcionando "perfectamente" porque los precios del gas han subido y no cree que constituya un "modelo convincente" que se pueda aplicar en toda Europa. 

En todo caso, las ayudas masivas que acaba de aprobar Alemania para hacer frente a la crisis energética (200.000 millones de euros) han alarmado al resto de socios, que acusan a Berlín de hacer la guerra por su cuenta, creando distorsiones de competencia y poniendo en riesgo el mercado único europeo. El resto de Estados miembros no disponen de margen presupuestario para desplegar esta bazuca y por eso reclaman soluciones europeas.

El más duro ha sido el primer ministro italiano saliente, Mario Draghi, que ha publicado un comunicado, sin nombrar directamente a Alemania, y reclama "evitar distorsiones peligrosas e injustificadas del mercado interior y mantener unida de nuevo a Europa de cara de la emergencia". "Ante las amenazas comunes de nuestro tiempo, no podemos dividirnos según el margen en nuestros presupuestos nacionales", denuncia Draghi.