Fuerzas iraquíes controlan uno de los campos petrolíferos a las afueras de Kirkuk.

Fuerzas iraquíes controlan uno de los campos petrolíferos a las afueras de Kirkuk. Reuters

Asia

Los kurdos hacen un 'Puigdemont' y se quedan sin petróleo y sin independencia

El fracaso en la convocatoria del referéndum de independencia del 25 de septiembre ha provocado la entrada de las tropas iraquíes en Kirkuk y la recuperación del negocio de los campos de petróleos que estaban en manos kurdas desde 2014.

26 octubre, 2017 02:41

Todos los analistas internacionales coinciden en que los separatistas kurdos del norte de Irak no podían haberlo hecho peor con su referéndum de independencia. Desde la guerra de 1991, funcionaban como una región autónoma, con su ejército y su parlamento. Y la lucha que están llevando junto a la comunidad internacional contra el Estado Islámico en ese área les había congraciado el respeto de EEUU y los principales líderes para haber mantenido su estatus sin problemas. 

Pero querían su independencia. Así que organizaron una consulta el pasado 25 de septiembre, que algunos se atrevieron a compararlo con el de Cataluña, por la proximidad de fechas y por que el máximo tribunal iraquí también anuló su legalidad unos días antes.

Ambos referéndums se realizaron pese al desafío que suponían por estar fuera de la Constitución pero las consecuencias para los kurdos han sido más desastrosas que para Cataluña (al menos por ahora). Después del 25 de septiembre, el Gobierno iraquí ha entrado en el territorio autónomo y les ha arrebatado el control de los campos petrolíferos que suponían la principal, y casi única, fuente de ingresos para los kurdos y su movimiento.

En una operación rápida y, en la mayoría de las actuaciones sin violencia, el ejército tardó menos de una hora en tomar Kirkuk, la ciudad más importante de la zona kurda, y en asumir todos los campos de petróleo que habían estado en manos kurdas durante los últimos tres años.

"Es como si hubiéramos atrasado el reloj a 2014", se lamentaba un alto cargo kurdo, al hablar de lo ocurrido tras la consulta.

El referéndum del 25 de septiembre, en el que ganó mayoritariamente el sí, según los datos de los independentistas, no contaba con el beneplácito de Bagdad, ni con el apoyo de la comunidad internacional que pedía una consulta acordada. Y mucho menos con el apoyo de los países vecinos, Turquía e Irán, que lo veían como una advertencia de lo que podría suceder también dentro de sus fronteras con los movimientos kurdos.

Fuerzas iraquíes en Kirkuk.

Fuerzas iraquíes en Kirkuk. Reuters

Sin embargo, los kurdos han decidido no enrocarse en una consulta que puede retrasar años sus aspiraciones de independencia y autogobierno y han decidido anular los resultados y abrir "un periodo de negociaciones con Bagdad basado en la Constitución iraquí para volver a la situación de status quo" que tenían antes del 25 de septiembre.

El Gobierno kurdo de Masud Barzani ha quedado completamente roto. Las facciones kurdas que no estaban de acuerdo con la consulta lo han dejado solo, parte del ejército se retiró de las instalaciones petrolíferas una hora antes de la llegada de los iraquíes, asegurando que seguía órdenes, y la economía de la zona amenaza con desplomarse sin el oro negro. 

La única solución que ha encontrado es recular y asegurar que lo hace por "los ataques y las confrontaciones entre las fuerzas iraquíes y los peshmerga" que, según el Gobierno, "han causado daños a ambas partes y podrían llevar a un continuado derramamiento de sangre, infligiendo dolor y levantamientos sociales entre los diferentes componentes de la sociedad iraquí".

La realizad es que "Barzani calculó mal" y "jugó todo mal", tal y como se puede leer en los análisis que se repiten en la prensa árabe y occidental.

Campos petrolíferos de Kirkuk.

Campos petrolíferos de Kirkuk. Reuters

Barzani siempre creyó que Bagdad no iba a avanzar más allá de las fronteras establecidas y que los recursos quedarían a buen recaudo. Pero el presidente kurdo no fue capaz de leer las amenazas veladas en su encuentro con el primer ministro iraquí quien le pidió que no llevara a cabo la consulta.

El resultado es la toma por parte de Turquía e Irak de los puestos fronterizos y las petroleras en manos de Bagdad. De hecho, en estos días de conflictos, los campos han producido dos tercios menos de lo que venían haciendo.

Según Reuters, estas petroleras producían hasta 600.000 barriles al día y en estos 15 días no han pasado de los 200.000. El régimen iraquí espera recuperar sus niveles en en una semana y los kurdos aspiran a seguir participando de un pastel que supone unos ingresos de 8.000 millones de dólares al año y el 70% de su economía.

Ahora la pregunta es por qué tendría que negociar Bagdad con los kurdos cuando ha recuperado los pozos petrolíferos, sus ingresos y el control de una zona que tenía perdida desde hace tres años.

La única carta a favor del Gobierno kurdo son los peshmergas. Las tropas del Kurdistán forman parte de la coalición encabezada por Estados Unidos que lucha contra los militantes del Estado Islámico en Iraq.

De hecho, fueron los únicos que se mantuvieron en sus posiciones cuando hace tres años iraquíes y estadounidenses decidieron retroceder ante el impulso de los yihadistas.

Los estadounidenses no han querido interferir en la toma del poder iraquí de las áreas controladas por los kurdos pero sí han pedido a ambas partes evitar la violencia y concentrarse en combatir a los militantes.

El director del Estado Mayor Conjunto de EEUU, teniente general Kenneth McKenzie, ha insistido desde la Casa Blanca que apoya  un "Irak unificado", y ha invitado a iraquíes y kurdos a poner fin a las tensiones vividas para así centrarse en la lucha contra el EI.

Sin embargo, no puede permitirse que los kurdos, y sobre todo los peshmergas, se sientan humillados y dejen de luchar contra el Estados Islámico. Por eso, la portavoz del Departamento de Defensa, Dana White, ha advertido a "todas las partes" que tienen que encontrar "una solución política".

Esta puede ser la única baza que le quede a los kurdos para no sufrir, de nuevo, un aplastamiento de sus aspiraciones de autogobierno. Pero en este caso, Barzani tiene que jugar muy bien sus cartas y ha demostrado ser un malísimo jugador de poker. De hecho, algunos partidos kurdos han pedido elecciones ya en la zona para poder negociar con Bagdad nuevas condiciones