El espacio de trabajo del hacker greentheonly. X
Un 'hacker' revela los datos clave de un accidente mortal a los que Tesla afirmaba no tener acceso: ahora deberá pagar una fortuna
Los familiares de la víctima mortal y su acompañante demandaron a Tesla por negligencia. Desde el inicio reclamaron los registros que muestran lo que las cámaras y sensores del vehículo detectaron en los segundos previos al choque.
En cuestión de minutos, el hacker empleado por los demandantes descubrió que los datos habían sido subidos a los servidores de la empresa y marcados para proceder a su eliminación.
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Un jurado federal en Miami ha condenado a Tesla a pagar 243 millones de dólares por un accidente ocurrido en 2019 en Key Largo, Florida, después de que la compañía asegurara durante años que no disponía de información crítica sobre lo sucedido.
Esa versión se derrumbó cuando un hacker conocido como @greentheonly recuperó los datos del sistema de Autopilot en un Starbucks, demostrando que el fabricante sí había almacenado la evidencia en sus servidores.
El caso se remonta a la noche del 25 de abril de 2019, cuando George McGee, al volante de un Tesla Model S con el piloto automático activado, apartó la vista de la carretera para recoger su móvil caído.
El vehículo no detectó a tiempo a Naibel Benavides León, de 22 años, y a su pareja Dillon Angulo, de 33, que estaban parados al borde de la vía, según cuenta The Washington Post.
El impacto acabó con la vida de Benavides y dejó a Angulo con heridas devastadoras.
Un archivo fantasma
Los familiares de la víctima y el propio Angulo demandaron a Tesla por negligencia. Desde el inicio reclamaron los “collision snapshots”, registros que muestran lo que las cámaras y sensores del vehículo detectaron en los segundos previos al choque.
Pero la compañía aseguró que no tenía acceso a esa información.
En 2024, y a punto de ir a juicio sin pruebas clave, los abogados de las víctimas recurrieron a un hacker que llevaba años desmontando ordenadores de Tesla y clonando sus memorias.
En cuestión de minutos, descubrió que los datos habían sido subidos a los servidores de la empresa y marcados para eliminación.
Con ellos elaboró un video aumentado que mostraba cómo el vehículo detectó a la pareja a distancia suficiente para frenar, pero no emitió advertencias claras al conductor.
Tesla alegó que nunca intentó ocultar la información, sino que fue “torpe” en su manejo, en palabras de su abogado Joel Smith.
La jueza Beth Bloom no encontró pruebas de destrucción intencional, aunque obligó a la empresa a pagar los costes de recuperación afrontados por los demandantes.
El jurado, sin embargo, sí consideró a Tesla 33% responsable del siniestro.
Golpe a Musk
El veredicto supone un revés histórico para Tesla, que durante años ha defendido que la responsabilidad última recae en el conductor, aunque Autopilot o el paquete Full Self-Driving estén activados.
Elon Musk ha descrito este software como el elemento que define el valor de la empresa, llegando a asegurar que sin él Tesla “valdría básicamente cero”.
La condena de Miami ya repercute en otros procesos: un grupo de accionistas en Texas ha denunciado a Tesla por fraude al promocionar su conducción autónoma, citando el caso de Florida como prueba de “actos y omisiones ilícitas”.
Además, en California se avecina otro juicio por la muerte de un adolescente de 15 años en circunstancias similares.
Más allá del plano legal, el fallo también golpea la reputación de Tesla en un momento delicado. La compañía ha acumulado investigaciones federales por decenas de choques, y los expertos advierten que este tipo de sentencias pueden acelerar un escrutinio regulatorio más estricto sobre la tecnología de asistencia al conductor.
Para algunos analistas, lo ocurrido en Miami es un punto de inflexión: el primer gran caso que expone la brecha entre la narrativa de Musk y el funcionamiento real de sus coches en carretera.
Una batalla legal
Los demandantes rechazaron una oferta millonaria de acuerdo extrajudicial porque querían que se conociera la verdad.
“El mundo lo sabe ahora, pero mi hermana sigue sin estar aquí”, dijo Neima Benavides, que bautizó a su hija en honor a Naibel.
La sentencia también lanza un mensaje a los reguladores, que ya han investigado decenas de choques mortales relacionados con el piloto automático.
“El jurado está diciendo: ‘Cambien lo que están haciendo’”, explicó el abogado Don Slavik, que litiga en varios casos similares.
Mientras tanto, el hacker que destapó el escándalo advierte que Tesla ha endurecido las medidas para blindar sus sistemas y que, si un accidente así ocurriera hoy, quizá ya no podría recuperar los datos.
El caso de Key Largo evidencia hasta qué punto la narrativa tecnológica de Tesla choca con una realidad de víctimas, familias destrozadas y una justicia que empieza a poner límites a la compañía de Elon Musk.