El presidente Trump, ayer, en el Despacho Oval de la Casa Blanca.

El presidente Trump, ayer, en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Kevin Lamarque Reuters

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Trump tantea la paz en Ucrania, Putin ofrecerá negocios a EEUU para que se olvide de ella: "Es muy peligroso para Europa"

Los expertos coinciden a la hora de señalar que la guerra de Ucrania, y un posible acuerdo de alto el fuego, solo es parte de la agenda del Kremlin. Y no precisamente la más importante.

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Cuando caiga el sol –a las 21:30 de este viernes hora española– el líder ruso, Vladímir Putin, aterrizará en Alaska y pisará territorio estadounidense por primera vez en diez años. ¿El motivo? La invitación de Donald Trump a sentarse con él en una base militar, la de Elmendorf-Richardson, para negociar mano a mano un alto el fuego en Ucrania. Esa es, al menos, la teoría. En la práctica, según los expertos consultados por EL ESPAÑOL, la cita puede desarrollarse de forma muy distinta.

“Creo que Putin busca protagonizar un gran encuentro que enlace con las anteriores cumbres ruso-estadounidenses y en el que, por tanto, Ucrania solo será un apartado más dentro de la agenda”, explica en conversación con este periódico Oleg Ignatov, el principal analista de Rusia en las oficinas del think tank International Crisis Group. “Desde su punto de vista, si no se llega a un acuerdo sobre Ucrania tampoco pasa nada; propondrá entenderse en muchos de los otros temas que tiene en la cabeza”.

¿Y qué otros temas serían esos? Pues el regreso de los lazos económicos al uso, un nuevo tratado armamentístico o cualquier otra colaboración bilateral. En definitiva: restablecer no solo las relaciones diplomáticas –eso ya está sucediendo– sino también las comerciales. “En realidad Rusia no ha generado expectativas en torno a un posible avance de las negociaciones sobre Ucrania”, añade Ignatov (quien antes de unirse al International Crisis Group en calidad de analista trabajó como consultor político en Rusia). “Tales expectativas solo existen en Occidente”.

“Putin ha logrado sacar adelante esta reunión sin haber concedido absolutamente nada”, corrobora Jan Claas Behrends, un historiador alemán especializado en Rusia y en todo el espacio postsoviético, mediante un mensaje de voz. “Él piensa que está ganando la guerra, que el calendario está de su parte y por eso, viéndose en semejante posición de poder, va a intentar conseguir lo máximo posible”, añade. Y no necesariamente en lo tocante a Ucrania. Su objetivo probablemente tenga más que ver –aclara– con empezar a normalizar las relaciones entre Rusia y Estados Unidos.

También Mark Galeotti, un académico británico dedicado a investigar las dinámicas internas del Kremlin, ha destacado en un episodio de su pódcast ­–In Moscow’s Shadows– la importancia que tiene para Putin el levantamiento de las sanciones económicas. No tanto las europeas, consideradas peccata minuta, como las implantadas por los estadounidenses, que son las que llevan tres años dando bastantes quebraderos de cabeza a las élites moscovitas.

“Si nos basamos en una serie de publicaciones recientes por parte de importantes analistas centrados en la política exterior rusa, Putin bombardeará a Trump con temas de interés mutuo como, por ejemplo, la cooperación en el Ártico, el control de armas, la estabilidad del mercado energético mundial, Irán o la seguridad en Asia-Pacífico”, aseguraba esta semana Anton Barbashin, director de un foro que congrega a expertos en el gigante euroasiático llamado Riddle Russia.

“Lo que busca [a medio plazo] es cerrar un gran acuerdo que permita a Trump lograr estabilidad estratégica en la relación con Rusia”, dice Barbashin. Eso por un lado. Y por el otro intentará “hacer ver a Trump que Kiev y la Unión Europea son culpables [de la guerra] y, en esencia, convencerlo de que se retire por completo hasta que en Kiev estén listos para aceptar la mayoría de las demandas rusas”.

Resumiendo: “El objetivo principal de Putin es hacer ver a Trump los beneficios de una amistad con Rusia al margen de Europa”.

Su opinión la comparte el politólogo ruso Abbas Gallyamov; alguien que hasta hace no demasiado escribía los discursos del propio Putin pero que ahora se muestra crítico con él (no por casualidad reside en el extranjero). Según le contaba hace un par de días al Wall Street Journal, el escenario ideal para el mandamás ruso pasa por “disociar el tema de las relaciones con Estados Unidos del de Ucrania con la esperanza de que Trump priorice en su relación con el Kremlin otros asuntos”.

Unas impresiones, todas ellas, confirmadas por uno de los diplomáticos más veteranos de Rusia: Alexander Yakovenko. “Resolver la guerra en Ucrania, que Occidente perdió hace tiempo, se ha convertido en un tema secundario dentro de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia”, explicaba el que fuera embajador del Kremlin en Londres en un artículo publicado por RIA Novosti (la agencia de noticias estatal rusa). “No es nada más que un obstáculo para la normalización que debemos conseguir juntos”

Una situación muy peligrosa para Europa”

Pero, dejando a un lado las intenciones de Putin, ¿qué se puede esperar realmente del encuentro que tendrá lugar esta noche en lo que a la guerra de Ucrania respecta? “Hay que empezar poniendo sobre la mesa una verdad un tanto inconveniente: no tenemos ni idea”, decía Galeotti en su pódcast.

Una bruma que no ayuda a despejar el optimismo cuasi simultáneo que han evidenciado algunas de las partes enfrentadas. Concretamente el Kremlin a través de la prensa estatal rusa –donde se aplaude una reunión en la que prevalecerán “los términos rusos”– y, en paralelo, los líderes europeos tras conseguir hablar con el presidente estadounidense por teléfono.

“Trump ha sido muy claro: Estados Unidos quiere lograr un alto el fuego durante el encuentro de Alaska”, comentó el presidente francés, Emmanuel Macron, después de una llamada en la que también participaron el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, así como los líderes de Alemania, Italia, Polonia, Finlandia –con quien Trump se lleva estupendamente gracias a la afición que ambos sienten por el golf– y Reino Unido. “Hablar con él ha permitido expresar nuestras expectativas”, sentenció Macron.

Su optimismo, empero, no encuentra demasiado eco en el campo de los expertos.

Trump quiere reunir a Putin y Zelenski

“El mero hecho de que exista una cumbre con Trump –que además se celebrará en Estados Unidos– ya es una victoria para Putin porque ayuda a restaurar la imagen internacional de un hombre tratado como un paria en gran parte de Occidente y que enfrenta una orden de arresto por crímenes de guerra emitida por la Corte Penal Internacional de La Haya”, escribía esta semana Yaroslav Trofimov, el jefe de los corresponsales internacionales del Wall Street Journal.

Precisamente, su artículo también incluye una declaración bastante ilustrativa del historiador Sergei Radchenko, especializado en la Guerra Fría: “Putin ya puede decir: ‘Miren, han intentado aislarme, pero me estoy reuniendo con el presidente estadounidense mientras ustedes, los europeos, tienen que arrodillarse y seguir llamándole papaíto’”.

Todo indica que [en el apartado de la guerra de Ucrania] Trump solo quiere propiciar una reunión entre Putin y Volodímir Zelenski para que decidan cómo será la paz”, explica Oleg Ignatov, del think tank International Crisis Group. “Así que, en el mejor de los casos, la reunión podría resultar en un documento ruso-estadounidense que establezca los principios básicos para un acuerdo, aunque ese documento no sería vinculante y tendría que discutirse con Ucrania y los europeos”.

“Es muy probable que, incluso si Putin y Trump llegan a algún tipo de acuerdo sobre un alto el fuego en Ucrania, éste se ajuste en gran medida a las condiciones de Rusia”, comentaba por su parte Owen Matthews, autor de un ensayo titulado Overreach: The Inside Story of Putin’s War on Ukraine, en las páginas de la revista británica The Spectator.

“Creo que es una situación muy peligrosa para Ucrania y para Europa”, sentencia Jan Claas Behrends. “Y no veo cuánto bien puede salir de ello”.