Donald Trump, quinto jinete del Apocalipsis.

Donald Trump, quinto jinete del Apocalipsis. Tomás Serrano El Español

EEUU

Trump declara la guerra económica a todos sus aliados con los "aranceles recíprocos": arranca 'El día de la liberación'

Los tres principales índices bursátiles de Estados Unidos acumulan jornadas con pérdidas mientras la UE afirma que ya tiene su respuesta preparada.

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Nueva York
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El pasado domingo, el presidente Donald Trump perturbó a millones de compatriotas con una declaración de intenciones. "No bromeo", dijo en una entrevista con la cadena NBC. "Acabaré con la limitación [constitucional] de los dos mandatos, mucha gente quiere que lo haga". Pocos se sorprendieron. Sus palabras coinciden con su sintonía con dictadores y autócratas, incluso con sus amenazas a los aliados tradicionales de Estados Unidos, vecinos y democracias que lideraron el orden liberal del último siglo. 

Esta agresividad se verá, muy probablemente, durante lo que Trump ha bautizado como "el día de la liberación". Los mercados, lejos de mostrar entusiasmo, contienen la respiración. Este 2 de abril el presidente estadounidense anunciará los anticipados "aranceles recíprocos" que pretende imponer a todos los socios comerciales de la potencia norteamericana. Una promesa que lleva semanas promocionando pero de la que apenas se tienen detalles.

Se desconoce si las tarifas se clasificarán según el tipo de producto, de industria o por país. Si los impuestos nacionales como el IVA en los países europeos o los subsidios a empresas locales computarán en los cálculos de EEUU para imponer tarifas "recíprocas". Y, sobre todo, la firmeza de tales compromisos, teniendo en cuenta que Trump ha utilizado desde enero los aranceles como medida de presión en negociaciones con México, Colombia y Canadá, llegando incluso a cancelar su activación en el último minuto.

Trump firmando un decreto en el Despacho Oval.

Trump firmando un decreto en el Despacho Oval. Leah Millis Reuters

"El presidente anunciará un plan arancelario que revertirá las prácticas comerciales desleales que han estado estafando a nuestro país durante décadas. Está haciendo esto en el mejor interés del trabajador estadounidense", es lo único que ha acertado a avanzar la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ante la insistencia de los periodistas por despejar las incógnitas que rodean a una medida que promete alterar la relación de la principal economía del mundo con el resto de sus socios comerciales.

Según Leavitt, el gabinete presidencial estará presente durante el anuncio de las tarifas, que tendrá lugar en el Rose Garden de la residencia presidencial, uno de los jardines que el protocolo político estadounidense tradicionalmente ha reservado para discursos especiales o las visitas diplomáticas de alto nivel.

Por su parte, la prensa estadounidense lleva días especulando con lo que el pomposo título del "día de la liberación" puede realmente significar en los mercados globales: el apilamiento comercial de EEUU; una serie de tarifas "recíprocas" a todos sus socios; la promulgación definitiva de los aranceles del 25% a México y Canadá que Trump lleva postergando desde enero o, por el contrario, una serie de tarifas para proteger industrias estratégicas, como la tasa del 25% a las importaciones de vehículos y sus componentes que entrará en vigor el 3 de abril, si no hay un nuevo cambio de opinión al respecto.

Lo que queda claro, tras escuchar en el Wake Up, Spain! a Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio de EEUU en España, es que todos saldrían damnificados. Pero unos más que otros. Dijo que los aranceles "están para quedarse". Y que, "si hay una escalada en la guerra comercial, Europa siempre perdería más que EEUU". "Lo más preocupante", continuó, "es que haya una guerra de protección de inversiones de origen o de raíz europea, porque nos dejaría sin capital en Europa".

Promedio del 20%

La única persona del Gobierno que se ha atrevido a dar una cifra concreta es el asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, quien el domingo avanzó en el programa televisivo Fox News Sunday que los aranceles podrían recaudar "600 mil millones de dólares anuales" para las arcas estadounidenses, lo que implicaría una tasa promedio del 20%. Esa recaudación equivaldría al mayor aumento de impuestos desde la II Guerra Mundial, señala la agencia de noticias AP, y entraría en contradicción con el supuesto fin de la medida, diseñada para potenciar la compra de productos estadounidenses.

Sin embargo, las declaraciones de Navarro no parecen corresponder a una decision firme, pues Leavitt -la secretaria de prensa- precisó un día después que Trump aún estaba "estudiando las propuestas" de sus asesores, de quienes dijo que no contemplaban ninguna exención a nivel nacional, lo que se ha interpretado como un plan arancelario que afectará a todas las economías que mantienen relaciones comerciales con EEUU.

En cambio, de acuerdo con el diario económico Wall Street Journal y la agencia Bloomberg, los aranceles recíprocos afectarán solo a un puñado de economías, entre las que podría estar la Unión Europea, que ya tiene preparada una respuesta en forma de tarifas hacia una serie de importaciones estadounidenses por valor de 26.000 millones de euros que entrarían en efecto a mediados de abril.

También se sabe desde hace semanas que el Departamento de Comercio estaba realizando un estudio sobre las importaciones de EEUU y su efecto en la economía doméstica, cuya fecha de entrega estaba prevista para el 1 de abril y luego fue pospuesta al 2 de abril porque el 1 es el día Día de los Inocentes en EEUU y Trump es "un poco supersticioso".

Las tarifas confirmadas

Por el momento, el mandatario solo ha confirmado que impondrá un gravamen del 25% sobre todas las importaciones de cualquier país que compre petróleo o gas de Venezuela, país al que también cargará con las mismas tarifas del 25%.

Asimismo, el 3 de abril se activarán los aranceles del 25% sobre todas las importaciones de automóviles, con el fin de proteger una producción nacional que, no obstante, depende de piezas fabricadas en el extranjero sobre las que, según los planes iniciales, también se aplicarán las mismas tarifas paulatinamente.

El 25% es el eterno porcentaje con el que Trump lleva amenazando a sus socios comerciales desde que confirmó su victoria en las elecciones de noviembre. Antes de navidades ya afirmó que impondría esos aranceles a México y Canadá en su primer día de gobierno. Luego se pospusieron a febrero y después a marzo, cuando entraron en vigor, y dos días después pausó la mayoría de los mismos hasta abril.

Los únicos aranceles que ya han entrado en vigor son los del 25% a las importaciones de acero y aluminio; y un 10% adicional sobre todas las importaciones chinas (ya gravadas con anterioridad) y que Trump duplicó recientemente al 20% para responder al contraataque de Pekín, que impuso tarifas del 15% a exportaciones estadounidenses de productos agrícolas, carbón y gas natural licuado.

De acuerdo con el Laboratorio de Presupuesto de la Universidad de Yale, el efecto de las pocas tarifas que ya han entrado en vigor ha aumentado la tasa arancelaria promedio de EEUU en siete puntos porcentuales, el nivel más alto desde 1943.

¿Qué pretende Trump?

Desde que Trump ha comenzado a promocionar sus guerras comerciales con los socios de EEUU, los mercados han reaccionado con importantes caídas. Este lunes, 31 de marzo, los tres grandes índices bursátiles del país cerraron el primer trimestre del año en pérdidas, poniendo fin a cinco trimestres consecutivos de crecimiento.

El S&P 500 cayó más del 4,5% y el tecnológico Nasdaq se desplomó un 10,4%, mientras que el industrial Dow Jones retrocedió el 1,3%. La última vez que los mercados estadounidenses tropezaron tanto fue en 2022, inmediatamente después de que Rusia iniciara la invasión de Ucrania.

El banco de inversión Goldman Sachs, por su parte, ha actualizado sus previsiones y estima que la economía de EEUU crecerá este primer trimestre de 2025 a una tasa anual del 0,6%, por debajo del 2,4% a finales del año pasado.

Incluso a nivel político, medios conservadores y aliados del Partido Republicano, como el Wall Street Journal, han advertido que los planes de Trump corren el "riesgo de dañar la economía estadounidense" y de hacer repuntar la inflación, uno de los reclamos que la campaña de Trump utilizó para reclamar el voto de los indecisos.

Sin embargo, Trump está convencido de que puede utilizar los aranceles para revitalizar áreas industriales como el "cinturón de óxido", un importante caladero de votos que ha sufrido un declive económico asociado a la deslocalización industrial y donde pretende devolver la actividad manufacturera.

De acuerdo con algunos analistas, las tarifas también permitirán elevar la recaudación pública o, al menos, mantenerla para cumplir con los prometidos recortes de impuestos a las clases medias, altas y a las corporaciones.

Y finalmente, el mandatario puede seguir utilizando la amenaza de los aranceles como una estrategia de presión y de diplomacia coercitiva en negociaciones, a veces con larga estabilidad: durante su primer mandato impuso grandes tarifas a las importaciones chinas que Biden mantuvo años después y que inspiró aranceles en la Unión Europea, como los recientemente anunciados del 45% sobre los vehículos eléctricos de China.

Aunque la falta de concreción y las constantes contradicciones de Trump en este segundo mandato pueden paralizar aún más la economía estadounidense: "La posibilidad de que las nuevas reglas puedan ser finalmente anuladas es una razón más para que las empresas aplacen la toma de decisiones importantes", advierte la revista The Economist en su última edición.