El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, atiende a los medios en una rueda de prensa.

El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, atiende a los medios en una rueda de prensa. Reuters

EEUU

Frente a la censura de Trump: “Si no reaccionamos, EEUU no será diferente de otro país autoritario”

  • El equipo de Trump ha pedido a la prensa que mantengan la "boca cerrada" mientras los empleados públicos han recibido una consigna similar.
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30 enero, 2017 01:09

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El presidente de Estados Unidos Donald Trump dice estar en “guerra con los medios de comunicación” de su país. A los periodistas, el flamante jefe de Estado los ha llamado “los seres humanos más deshonestos de la tierra”. Considera el inquilino de la Casa Blanca, por ejemplo, que la prensa de su país mintió al apreciar que en su toma de posesión hubo menos asistencia que en la de 2009, protagonizada por Barack Obama.

Por eso, según ha informado The Washington Post, Trump ha pedido a Michael Reynolds, el director del Servicio de Parques Nacionales (NPS), que aporte imágenes sobre la ceremonia de hace dos viernes. La NPS es la agencia federal encargada de velar, entre otras cosas, por la gestión de los monumentos en Estados Unidos, lo que incluye la Explanada Nacional de Washington, donde se desarrolló la investidura.

Investidura Trump (izq.) frente a la de  Obama (dcha.).

Investidura Trump (izq.) frente a la de Obama (dcha.). Reuters

Además de haber hecho esa petición, Trump ha reprochado a Reynolds, según el periódico capitalino, que su agencia publicara un tuit con fotos en las que se podía comparar la afluencia de gente a la toma de posesión celebrada el pasado 20 de enero con la de 2009 de Barack Obama. Ese tuit terminó siendo eliminado del perfil de la NPS, que publicó una disculpa por “el error” que aparentemente supuso mostrar esas imágenes.

La “guerra” de Trump con la prensa no queda ahí. Esta semana, según han informado los medios de comunicación estadounidenses, el nuevo presidente ha prohibido a los empleados de varios órganos del Ejecutivo realizar “actualizaciones” destinadas a “redes sociales o a periodistas”. Esos términos procedían de una comunicación interna entre las agencias del Gobierno estadounidense citada por la agencia Associated Press.

La prohibición ha recaído sobre la Agencia de Protección Medioambiental y el Departamento de Agricultura, según lo publicado en Estados Unidos. Algunos Parques Nacionales tuitearon mensajes sobre el cambio climático antes. El portal de noticias Politico apuntaba, por su parte, que en el Departamento de Transporte, se ha “aconsejado” no publicar comunicados de prensa ni realizar intercambios de información a través de redes sociales.

Uno de los más estrechos asesores de Trump, el exdirector del ultraconservador medio Breitbart Steve Bannon, pidió este jueves a la prensa "mantener la boca cerrada". Considera a los medios de comunicación la "oposición". El periodista conservador y exempleado de la cadena Fox News, Glenn Beck, ya advirtió el año pasado de que Bannon pretendía ser el Goebbels del nuevo presidente, en referencia al ministro de propaganda de Hitler

Ver una forma de censura en estos hechos no parece en modo alguno exagerado para Kati Marton, integrante del equipo de directores del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas inglesas), que ha pasado esta semana por Berlín. Ésta es una de las principales ONG de defensa de la libertad de prensa y de los derechos de los periodistas en Estados Unidos. El CPJ fue precisamente la organización a la que invitó a apoyar la estrella de Hollywood Meryl Streep en su discurso anti-Trump de la última ceremonia de los Globos de Oro.

Así es como se empieza, así es como Putin empezó silenciando a los medios de comunicación en Rusia. Erdogan siguió el mismo patrón

La hostilidad presidencial ante los medios, según Marton, puede ser el comienzo de algo peor en Estados Unidos. “Así es como se empieza, así es como Vladimir Putin empezó silenciando a los medios de comunicación en Rusia. Recep Tayyip Erdogan ha seguido el mismo patrón”, dice Marton a EL ESPAÑOL. “Lo que hemos visto ya en Turquía, en Rusia o Hungría viene a los Estados Unidos”, añade esta escritora, en su día esposa Richard Holbrooke, fallecido en 2010. Este diplomático estadounidense fue, entre otras cosas, el enviado especial del presidente Bill Clinton a los Balcanes entre 1996 y 1999. A él se le atribuye la consecución de los Acuerdos de Dayton, con la que terminó la guerra de Bosnia.

“En Dayton, Richard me invitaba en ocasiones a darme un paseo con éste u aquel criminal de guerra, la idea era dar un paseo, hablar y hacer que pensaran en sus hijos y sus nietos, en el futuro de todos ellos, para que así se portaran mejor en la negociación”, cuenta Marton. Con esas vivencias a sus espaldas, esta escritora considera a Donald Trump un “hombre muy peligroso”.

Asistimos a la captura de la Casa Blanca por un hombre muy peligroso. Lo que está haciendo a los medios debería ser una gran preocupación para todo el mundo

“Asistimos a la captura de la Casa Blanca por un hombre muy peligroso. Lo que está haciendo a los medios debería ser una gran preocupación para todo el mundo”, expone Marton a este periódico en uno de los salones del edificio principal de la American Academy, una institución situada al suroeste de la capital alemana dedicada la investigación, la cultura y el diálogo entre ambos países. “La prensa es vulnerable, pero, por otro lado, la prensa nunca fue tan importante”, agrega, aludiendo a una de las muchas paradojas en las que se encuentra el gremio periodístico, especialmente en Estados Unidos.

MENTIRAS DE TRUMP VS. BUEN PERIODISMO

Lucas Graves, profesor en la Escuela de Periodismo y Medios de Comunicación de la Universidad de Wisconsin-Madison, expone que la “guerra” de Trump con los medios de comunicación se debe tanto a las “mentiras” del presidente como al “buen periodismo” que se ejerce en Estados Unidos. “El periodismo ha cambiado mucho en los últimos años y también lo ha hecho en parte en respuesta a Donald Trump. Los periodistas han sido más críticos con Trump de lo que lo han sido en el pasado con otros candidatos a la presidencia, porque se han empeñado más en denunciar sus falsedades”, dice.

“Ante Trump y su desconsideración por los hechos, la prensa ha respondido siendo más agresiva, pero claro, esto se ha prestado a que Trump pueda acusar a los medios de estar en su contra”, apunta Graves. Él es el autor del libro titulado Deciding What's True – “Decidir qué es verdad” –, publicado hace unas semanas en la prestigiosa editorial neoyorquina Columbia University Press. El volumen está dedicado al auge del periodismo de verificación de datos (fact-checking en inglés), cuyo objetivo consiste en comprobar la exactitud de hechos y afirmaciones, especialmente de aquellos de los que los políticos son responsables.

Según recuerda este experto, “no es nada nuevo, entre los políticos de Estados Unidos, hacer llamamientos basados en la idea de que los medios están representando mal al pueblo o que los medios quieren engañarles”. Este comportamiento, no entiende de ideologías. “El presidente Richard Nixon ya hizo algo así en su día, pero políticos de derechas como de izquierdas lo han hecho, aunque es algo especialmente típico del movimiento conservador de Estados Unidos”, reconoce Graves. A su entender, con Donald Trump, este fenómeno ha alcanzado una dimensión mayor.

Así, según afirmaba Trump en su discurso en la sede de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en el que era su segundo día como presidente, su ceremonia de toma de posesión tuvo lugar ante “un millón o millón y medio de personas”. Pero los medios de comunicación, a su entender, mostraron en su cobertura del evento un “campo vacío”. La estimación de la asistencia de Trump – apoyada por su jefe de prensa y el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, quien ha descrito la toma de posesión como “la más vistas de la historia” – resulta cuanto menos exagerada.

En 2009, asistieron 1,8 millones de personas a la ceremonia en la que Barack Obama fue investido presidente. Las imágenes que dejó la cobertura gráfica de aquella ceremonia muestran un panorama de la Explanada Nacional de Washington muy diferente a las de la toma de posesión de Trump. El lugar no estuvo tan abarrotado hace dos viernes.

RELACIÓN "ATÍPICA" CON LA VERDAD

Ésta es una realidad que Trump se resiste a aceptar según se deduce de la petición presidencial al director de la NPS de la que ha dado cuenta el The Washington Post. Graves estima que el jefe de Estado tiene una relación “atípica con la verdad”. “Hay votantes que apoyaron a Trump sabiendo que no siempre lleva cuidado con las palabras, tal vez sea eso lo que gusta”, indica el profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison.

Marton apunta que “la gente que apoya a Trump no lee esos periódicos, lee lo que les llega por las redes sociales y esto es otro universo, compuesto por hechos alternativos y noticias falsas, a los que que habría que llamar mentiras directamente”. En ese contexto informativo, no importa la “muy buena calidad de diarios como The Washington Post The New York Times”, agrega.

Precisamente, “el equipo de Donald Trump, e incluso el propio Donald Trump, están llamando a toda la información que no les gusta fake-news (“noticias falsas”), están eliminando la idea de que hay información creíble ahí fuera que sea crítica con ellos”, apunta Graves, el experto en verificación de datos. De ahí “la gran preocupación entre muchos de los representantes de los medios de comunicación de Estados Unidos ante lo que está por venir en lo que concierne la cobertura informativa de la actividad de la Casa Blanca”, agrega.

Esa preocupación la comparte Marton. “Los periodistas tenemos que ser solidarios y apoyarnos los unos a los otros”, sostiene la integrante de la dirección del CPJ. “Si los medios y el público no reaccionamos rápidamente y de forma decidida, Estados Unidos no será diferente de cualquier otro país autoritario. Tenemos que estar unidos en nuestra oposición a cualquier freno de nuestras valiosas libertades”, concluye Marton.