Julian Assange y Donald Trump.

Julian Assange y Donald Trump.

América

De Julian Assange a Donald Trump: así es la Ley de Espionaje por la que el FBI investiga al expresidente

La legislación pena con cadena perpetua el espionaje y con 10 años de cárcel las filtraciones de documentos. 

18 agosto, 2022 02:44

Para Donald Trump, el registro policial realizado en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida, forma parte de un "montaje", de una "persecución" política contra él, que baraja presentarse a las elecciones de 2024. Para el FBI, en cambio, el registro forma parte de una compleja investigación judicial para determinar si el expresidente violó o no la Ley de Espionaje tras sustraer documentos clasificados al abandonar la Casa Blanca.

Al menos eso es lo que se puede leer en la orden de registro publicada el viernes por instrucción del Departamento de Justicia de Estados Unidos. Un documento de siete páginas donde se sugiere que existían indicios suficientes para determinar que el republicano había incumplido la normativa.

Ahora bien, eso no significa que Trump sea, en el sentido estricto de la palabra, un espía. Y probablemente seguiría sin serlo aunque fuese juzgado y declarado culpable por saltarse una legislación que ha sido frecuentemente criticada (e incluso impugnada) en los últimos años.

Miembros del FBI custodian la entrada a la mansión de Trump.

Miembros del FBI custodian la entrada a la mansión de Trump. Reuters

De la I GM a la Guerra Fría

La Ley de Espionaje fue aprobada por el Congreso en 1917, apenas dos meses antes de que Estados Unidos, bajo la Administración Wilson, entrase en la Primera Guerra Mundial. Entonces su objetivo era sofocar la disidencia y evitar la insubordinación de los soldados, así que prohibía, sobre todo, obtener o divulgar información o imágenes relacionadas con la seguridad nacional si estas podían usarse en beneficio de naciones enemigas.

Al finalizar el conflicto se amplió la normativa con una serie de enmiendas para limitar el discurso crítico contra la guerra, así que decidieron penalizar el uso de un "lenguaje desleal o profano contra el Gobierno de Estados Unidos".

El macartismo utilizó la ley para juzgar a los sospechos de ser comunistas o espías

Pasados dos años se eliminaron esas controvertidas partes que chocaban directamente con el derecho a la libertad de expresión, pero el resto se mantuvo intacto y poco ha cambiado desde entonces. Durante el inicio de la Guerra Fría, esta ley sirvió al senador Joe McCarthy para consolidar su "caza de brujas" contra cualquiera sospechoso de ser comunista o espía ruso.

De hecho, bajo ese precepto fueron procesados (y condenados a muerte) Julius y Ethel Rosenberg, un matrimonio estadounidense al que se acusó de pasar secretos sobre la bomba atómica a la Unión Soviética.

[Julius y Ethel: el matrimonio que pagó con su vida la histeria anticomunista de EEUU]

Espías y filtradores

Lo cierto es que todavía hoy una parte específica de la Ley de Espionaje, la 18 USC Sección 794, regula el espionaje para gobiernos extranjeros. Un delito para el que la sentencia máxima es la cadena perpetua.

Entre los acusados de espionaje se encuentran los exagentes de la CIA y el FBI Aldrich Ames y Robert Hanssen, condenados a finales de los 90 por revelar identidades de informantes estadounidenses a la URSS durante años y de vender secretos a los rusos, respectivamente.

Sin embargo, en la actualidad, los casos de espionaje son raros. De ahí que los casos más recientes de violación de la Ley de Espionaje tengan más que ver con la filtración de documentos que con el espionaje, según recoge The New York Times.

Concretamente tienen que ver con la 18 USC Sección 793, la parte de la norma que prohíbe "la recopilación, posesión o transmisión no autorizada de cierta información gubernamental confidencial". Es decir, todo aquel material (sea clasificado o no) que esté relacionado con la defensa nacional.

Los cargos contra Daniel Ellsberg por filtrar los Papeles del Pentágono y violar la Ley de Espionaje fueron desestimados 

Es precisamente por eso por lo que el FBI investiga actualmente a Trump: se cree que sacó documentos sensibles de un lugar seguro, como sería la Casa Blanca, para llevarlos a su residencia personal, lo que podría poner en riesgo los secretos nacionales.

La simple posesión intencional no autorizada de esta información es suficiente para desencadenar una sentencia de diez años de prisión. Por el momento, no se ha demostrado que Trump tuviese realmente documentos clasificados, ni que fuese él quién los escondió en su mansión. Sin embargo, de confirmarse su participación, se convertiría en el primer presidente de Estados Unidos en ser juzgado por el manejo inadecuado y la sustracción de material oficial sensible, aunque no los haya filtrado.

Eso lo diferencia de otras históricas "filtraciones" de documentos gubernamentales, como es el caso Wikileaks, por el que se acusó a su creador, Julian Assange, de 17 cargos de violación de Ley de Espionaje por obtener y publicar documentos militares secretos en 2010.

[Reino Unido da luz verde a la extradición de Julian Assange a Estados Unidos]

Julian-Assange-fundador-wikileaks

Julian-Assange-fundador-wikileaks

No obstante, en su caso, a diferencia del de Trump, entra en juego la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos que protege la libertad de expresión, de prensa y de reunión. Y es que mientras se desconoce el motivo por el que el expresidente guardó (presuntamente) esos materiales, Assange siempre se ha amparado en el derecho a la libertad de expresión.

[La verdad sobre los 'Papeles del Pentágono']

Una contradicción que libró a Daniel Ellsberg de una condena de más de 100 años de cárcel. Exanalista de inteligencia, Ellsberg fue quien filtró los Papeles del Pentágono, más de 7.000 páginas de documentos confidenciales del Gobierno de EEUU sobre la guerra de Vietnam, que cedió al Washington Post y al New York Times. En la década de los 70, fue acusado de infringir la Ley de Espionaje, pero los cargos fueron desestimados posteriormente.