Fabio Porchat y Gregorio Duvivier, autores e la sátira, y Bolsonaro.

Fabio Porchat y Gregorio Duvivier, autores e la sátira, y Bolsonaro.

América

El Brasil conservador de Bolsonaro estalla: ataques a una productora por retratar a Jesús como gay

Un grupo de extrema derecha tiró cócteles molotov contra la sede de Porta dos Fundos. Los guionistas denuncian el aumento de la homofobia en el país. 

28 diciembre, 2019 03:05

Cuando Jair Bolsonaro se presentó a las elecciones de Brasil lo hizo bajo la premisa "Brasil por encima de todo y Dios por encima de todos". Se presentaba como el defensor de los valores tradicionales y la familia y captó el apoyo de un sector conservador muy importante en la sociedad brasileña como es el movimiento de los evangélicos, fundamental en su victoria.

Cuando este año, Porta dos Fundos, una conocida productora de televisión brasileña, lanzó una película en Netflix retratando a Jesucristo como gay, el país vio salir a la calle esos valores más conservadores y más de dos millones de personas firmaron una petición online para pedir la retirada de la producción. 

Eduardo Bolsonaro, diputado federal e hijo del presidente de Brasil, fue uno de los que primero cargó contra la película en Twitter. "NetflixBrasil acaba de lanzar un Especial de Navidad donde Jesucristo (@gduvivier) es gay y tiene relaciones con @FabioPorchat además de negarse a predicar la palabra de Dios. Estamos a favor de la libertad de expresión, pero ¿vale la pena atacar la fe del 86% de la población? Dejo la reflexión", escribió. 

Seis días después, una comisión de la Cámara de Diputados apoyó la propuesta del diputado Julio Cesar (Partido Republicanos) para que Netflix diera "explicaciones". "Esta película es una verdadera afrenta a los mandamientos constitucionales. Es un delito contemplado en el Código Penal y una verdadera afrenta religiosa a los valores cristianos", decía el documento presentado en el Parlamento brasileño. 

Además, Barbara Salomão Spier, del Ministerio Fiscal de Río de Janeiro, quien también firmó la petición online, pidió una multa de dos millones de reales (unos 442.000 euros) para la productora. Y 12 días después de la publicación del mensaje de Bolsonaro en Twitter, la productora fue atacada con cócteles molotov por un grupo de extrema derecha que reivindicó la acción en un vídeo. 

El Comando de Insurgencia Popular Nacionalista de la Gran Familia Integrista Brasileña considera que el especial de Netflix es “blasfemo” y acusan a los miembros de Porta dos Fundos y a Netflix de querer dividir Brasil. Por suerte, el incendio pudo ser controlado y nadie resultó herido. 

Tras el ataque, nadie del Gobierno se pronunció sobre los hechos ni condenó lo sucedido. Ni el presidente Jair Bolsonaro, ni el ministro de Justicia, Sergio Moro, han hecho declaraciones al respecto. Tampoco el hijo de Bolsonaro dijo nada más. 

Los creadores de la película, La primera tentación de Cristo, atribuyen el ataque al giro del país hacia valores más conservadores y recuerdan que el año pasado, en el especial de navidad Si bebes no cenes, retrataron a Jesús como un personaje sádico y que llegaba a torturar a gente y que nadie se indignó. "El problema es la homofobia", dice Fabio Porchat, uno de los autores de la sátira, en entrevista al diario O Globo. "Para nosotros ser gay es una característica más. La personas pueden ser altas, bajas, blancas, negras, heterosexuales o gays. Pero para los homófobos, ser gay es un insulto. Es ahí donde vive el prejuicio", señala. 

"Este tipo de intolerancia es cada vez más común. Y si no identificamos a estos terroristas puede ser una forma de alentar a más ataques como este. El país y el Estado deben mostrar que no aceptan ataques violentos contra quien sea: contra el presidente, contra Porta dos Fundos o contra usted", advierte el guionista. 

Ataques al colectivo LGTBI

Desde que Bolsonaro salió elegido, el colectivo LGTBI viene denunciando un aumento de las acciones homófobas. Conocido por sus comentarios homófobos, racistas y misóginos, Bolsonaro no dudó en decir en una entrevista que prefería "un hijo muerto a un hijo gay". Y, tras la decisión del Tribunal Supremo Federal de Brasil (TSF) que deliberó en junio que los actos de homofobia serían delitos con penas que pueden ir hasta los cinco años de cárcel, Bolsonaro consideró que la decisión iba en contra de la comunidad LGTBI. El presidente argumentó entonces que que una persona LGTBI podrá tener más dificultad en encontrar trabajo porque el jefe tendrá miedo de que se le acuse de discriminación si un día decide despedir a esa persona.

Además, Bolsonaro retiró del Ministerio de Derechos Humanos todas las competencias relacionadas con el colectivo LGTBI en verano. Y, poco después, el presidente volvió a ser noticia al decir que "si uno quiere venir a Brasil para tener sexo con una mujer, adelante, pero no podemos dejar que el país sea conocido como un paraíso para el turismo gay. Tenemos familias".

Tras su elección, el colectivo LGTBI temió que el discurso homófobo del presidente se viera legitimado en la sociedad y que los actos discriminatorios subieran de tono. Muchos se apresuraron a casarse, por miedo a que la ley del matrimonio homosexual se revocara y otros salieron del país. Fue el caso de Jean Wyllys, el primer diputado federal abiertamente gay elegido por Río de Janeiro, quien renunció al cargo y se fue de Brasil en enero por miedo a las amenazas de muerte que estaba recibiendo.