Un mitin de Javier Milei.

Un mitin de Javier Milei. La Libertad Avanza

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Javier Milei, el Bolsonaro argentino que amenaza a los dos grandes partidos de cara a las presidenciales

El político argentino, siempre crítico con todo lo que suene a 'kirchnerismo', se presenta a sí mismo como un hombre “ni de izquierdas ni de derechas”. 

20 noviembre, 2021 07:02

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Pocos países han abrazado el personalismo como Argentina, un país marcado durante los últimos setenta y cinco años por la figura de Juan Domingo Perón, con sus continuistas, sus admiradores y sus varios detractores. Mientras en otros países han triunfado el fascismo, el comunismo, el socialismo o el liberalismo, en Argentina todos los “ismos” llevan un apellido delante: el “menemismo” de los años noventa, el “kirchnerismo” del nuevo siglo o incluso el “macrismo” más reciente…

En este caldo de cultivo, es normal que aparezcan casi de la nada figuras con un perfil claramente populista y una ideología difusa. Están surgiendo en todo el mundo, lo extraño sería que Argentina fuera precisamente la excepción.

Entre la presencia enorme de Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta del Gobierno, y la de Mauricio Macri, jefe de la oposición, expresidente del país y siempre vinculado al equipo de fútbol Boca Juniors, se está empezando a hacer un hueco poco a poco un tercer candidato que, lejos de ser un término medio, apuesta por colocarse en los dos extremos a la vez: Javier Milei.

Milei, economista aupado a la fama por sus colaboraciones en los medios, siempre crítico con todo lo que suene a kirchnerismo, se presenta a sí mismo como un hombre “ni de izquierdas ni de derechas”. Observando bien la figura, tal vez podríamos decir lo contrario: Milei es tanto de izquierdas como de derechas, o, al menos, coge cosas de los populismos de ambos signos.

Íntimo amigo de Jair Bolsonaro y de su hijo, quien le apoyó públicamente en la última campaña de las elecciones legislativas en Argentina, intentar traducir el mensaje de Milei al panorama político español desemboca en un curioso batiburrillo: su “anarcoliberalismo” le colocaría en las posiciones económicamente más anti-estatalistas del PP, cercanas a las políticas que defiende Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid.

Javier Gerardo Milei junto a Victoria Eugenia Villarruel.

Javier Gerardo Milei junto a Victoria Eugenia Villarruel.

Enamorado de la escuela austríaca, en ocasiones Milei parece uno de esos “lobos de Wall Street” que pululan por las redes (su segundo, Ramiro Marra, es un afamado “youtuber” defensor de las criptomonedas) y que defienden el “sálvese quien pueda” en defensa de los más fuertes y que mejor se adapten a un concepto de libertad que, en realidad, bordea la asocialidad.

Asimismo, hay algo en el discurso vehemente de Milei, en sus expresiones del tipo “no vine acá para guiar corderos, vine para despertar leones”, su negativa aparente a negociar nada con los “políticos corruptos”, su rechazo frontal al aborto, y el empeño en que hay una “batalla cultural” que dar a la socialdemocracia, que recuerda a posiciones muy cercanas a los movimientos vinculados a la “alt-right” de Steve Bannon, a la que pertenecerían Donald Trump y Jair Bolsonaro, por supuesto, pero también determinadas sensibilidades políticas y sociales dentro de VOX.

Por último, las apelaciones al “pueblo” como una unidad distinta de la “ciudadanía”, las críticas constantes a una “casta” política que se reparte el poder sin contar con la calle y el intento de construcción de una “transversalidad social” -como decía antes, Milei no solo se define como “ni de izquierdas ni de derechas” sino que pide el voto a todas las clases sociales, pues todas, al fin y al cabo, aspiran, según él, a “la libertad”- nos recuerdan inevitablemente al primer PODEMOS, el más beligerante, el que se presentaba como una alternativa a “todo lo establecido”, una especie de Richard Pryor en “El gran despilfarro” pero tomándose a sí mismos en serio.

El dilema de Macri 

Los éxitos de los bolivarianos en el norte del continente y del bolsonarismo en el flanco oeste, junto a la irrupción de José Antonio Kast en Chile, hacen que Javier Milei, a sus cincuenta y un años, haya decidido ir a por todas. Eso implica, lógicamente, la presidencia del país.

¿Qué posibilidades reales tiene? Los resultados de las últimas legislativas fueron excelentes para él, teniendo en cuenta que no tiene detrás un partido como tal que le respalde. Fernández y Kirchner se han inventado una coalición llamada “Frente de todos”; Macri se ha rodeado del llamado ”Juntos por el cambio”… Milei pareció encajar en “Avanza, libertad”, pero acabó presentándose por su cuenta, consiguiendo acta de diputado por la capital federal de Buenos Aires con un 17% de los votos, a apenas ocho puntos de la coalición ganadora.

Su primera reacción al conseguir unos resultados probablemente inesperados fue anunciar que iba a pasarse los próximos dos años viajando por todo el país para difundir su mensaje. Acercarse un poco más a la realidad, vaya, porque entre redes y televisión, ya todos los argentinos conocen su ironía y su peculiar peinado. Lo lógico es pensar que, de mantener la inercia actual, Milei saque mejores resultados en 2023 de los que ha sacado en 2021.

Mauricio Macri.

Mauricio Macri.

No es lo mismo elegir un Congreso o un Senado, un equilibrio legislativo de mayorías que puede interesar más o menos a los amantes de la acción directa, que elegir a un presidente. Ahí, obviamente, el personalismo lo es todo… y es donde, a su vez, Milei debe jugar sus cartas.

Todo hace pensar que, en cualquier caso, la victoria queda lejos. De momento, hablamos de un producto capitalino con poca implantación provincial. Ahora bien, tampoco Macri era mucho más en 2007, antes de postularse a la alcaldía de Buenos Aires… y acabó ganando las elecciones en 2015. Sea como fuere, es muy probable que Milei consiga suficiente porcentaje de votos como para al menos hacerle perder las elecciones a uno de los dos candidatos con más opciones.

¿A cuál de ellos? Lo lógico sería pensar en Macri, por supuesto. Macri ha hecho del liberalismo una de sus banderas y ahora se encuentra con alguien que lleva el discurso al extremo y al que la palabra “libertad” no se le cae jamás de la boca.

Macri, un hombre moderado, de centro-derecha… pero que llegó a colaborar con Carlos Menem durante los primeros noventa, es decir, un posibilista, puede perder parte de su electorado más extremo… pero quizá le compense mantenerse en la moderación. Hasta cierto punto, está en una posición parecida a la de Pablo Casado en los últimos tres años, nadando entre dos orillas. ¿Debería darle una vuelta de tuerca al discurso para evitar la fuga de votos hacia Milei o debería esperar pacientemente y dar cobijo a los descontentos con los estertores del kirchnerismo?

Final del 'kirchnerismo'

Porque el caso es que lo único que sabemos ahora mismo, tras la celebración de estas legislativas parciales en las que se ha renovado parte del Congreso y el Senado, es que el gran perjudicado ha sido… Alberto Fernández. La coalición que apoya a su Gobierno ha perdido la mayoría tanto en el Congreso como en el Senado y queda ahora pendiente de acuerdos puntuales con fuerzas de izquierda y moderadas.

El desgaste de estos dos años ha sido tremendo y parece que su ciclo ha terminado al poco de empezar. La figura de Cristina Fernández de Kirchner sigue polarizando demasiado, entre el entusiasmo de sus seguidores y los continuos encontronazos con la justicia.

El presidente de Argentina, Alberto Fernández.

El presidente de Argentina, Alberto Fernández.

Todo apunta a un cambio para 2023, pero ni siquiera está claro que Macri vaya a encabezar la oposición, siendo como es un candidato bastante impopular. El nombre de la exgobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, suena insistentemente, y nunca hay que descartar al alcalde de la capital, Horacio Rodríguez Larreta, aunque en principio no haya mostrado demasiadas ambiciones en ese sentido. Las primarias que se celebrarán meses antes de los comicios de 2023 probablemente acaben decidiendo candidato entre varias opciones dentro del bloque opositor.

Si será una lucha a tres o una lucha a dos con Milei como árbitro aún es imposible de saber. Milei se ha hecho extremadamente popular criticando el estatalismo peronista y es posible que los no muy convencidos políticamente que votaron a Fernández en 2019 buscando una alternativa a la deriva económica de Macri, ahora busquen en otro lado.

En el extremo, si hace falta. Las encuestas nos irán diciendo conforme pase el tiempo hasta qué punto el temblor se convierte o no en un terremoto y a qué político del “establishment” se lleva por delante. De momento, es demasiado pronto para descartar ninguna opción. Esta película la hemos visto antes y no hace tanto tiempo. Entonces, Bolsonaro se llevó por delante al Partido de los Trabajadores y al moderado Movimiento Democrático Brasileño. Veremos si Milei opta a la secuela o la cosa no llega a tanto.