Imagen de archivo del rostro de una mujer.

Imagen de archivo del rostro de una mujer. iStock

Salud y Bienestar

El síndrome del ojo seco afecta más a las mujeres a partir de los 40: estos son los consejos de una experta para tratarlo

La sensación de arenilla, fotofobia, ardor o necesidad de parpadear con frecuencia son síntomas de esta patología en auge por el uso de pantallas.

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Elena Pérez
Publicada

Cada vez más personas sufren sus efectos, pero pocas saben que lo padecen. En un mundo dominado por las pantallas y la hiperconectividad, el ojo seco se ha convertido en una de las patologías más frecuentes en las consultas de oftalmología. Sin embargo, entre la población, aún sigue pasando muy desapercibida.

¿Qué es exactamente esta afección ocular, tan frecuente a lo largo de la edad adulta? La doctora Sofía Navarro Corcuera, especialista en Oftalmología del Hospital Quirónsalud Toledo, la define, en líneas generales, como "una alteración en la cantidad y/o composición de la película lagrimal”.

Pese a que afecta a miles de españoles, el ojo seco está infradiagnosticado. La Dra. Navarro tiene claro que esto se debe, en parte, a que no existen unos "tests de diagnóstico definitivos y sencillos que, aplicados en la atención primaria, puedan llegar a la población general”.

A esto se suma que el ojo seco presenta "síntomas específicos, a veces similares a otros trastornos oculares", y, en el caso de las personas mayores, se complica cuando estas también padecen otras patologías severas, "como glaucoma o retinopatías", pues en muchas ocasiones llevan a que su atención quede en un segundo plano.

Causas más frecuentes

En cualquier caso, ante la sospecha de padecer ojo seco, hay algunas claves que pueden arrojar algo de luz en su diagnóstico. Para empezar, hay que tener en cuenta que este afecta a hombres y mujeres, con mayor prevalencia en ellas, sobre todo a partir de los 40 años.

Retrato de la doctora Sofía Navarro, especialista en Oftalmología del Hospital Quirónsalud Toledo.

Retrato de la doctora Sofía Navarro, especialista en Oftalmología del Hospital Quirónsalud Toledo. Cedida Quirónsalud

Durante la menopausia, se produce una caída de hormonas, "tanto estrógenos como andrógenos —estos últimos esenciales en el buen funcionamiento de las glándulas que mantienen la calidad de la película lagrimal—". La doctora añade que, en esta etapa, "se pierden células en la glándula lagrimal" que son, como su nombre indica, las responsables de producir lágrimas.

También hay hábitos cotidianos que agravan el problema, como el "abuso de pantallas". Al pasar demasiado tiempo frente al ordenador o el móvil, disminuye el parpadeo espontáneo y, con esto, la capacidad de segregar lágrima y distribuirla correctamente también queda reducida.

Igualmente, influyen "la mala higiene y las infecciones asociadas a maquillajes contaminados o insuficientemente retirados, sobre todo los que se aplican junto al margen palpebral —el borde libre de los párpados donde se encuentran las pestañas—”, advierte la doctora Navarro.

Cómo identificarlo

Los signos de alarma no son siempre evidentes, pero sí recurrentes. El ojo rojo, la sensación de tener arenilla, la fotofobia —o molestia al exponerse a una luz demasiado intensa—, el ardor, la necesidad de parpadear con frecuencia o la visión borrosa intermitente son algunos de los síntomas más habituales.

La doctora insiste en que el ojo seco, sobre todo en sus formas severas, no debe quedar sin tratar, ya que afecta de forma significativa a la calidad de vida de las personas en un grado comparable al de otras enfermedades generales más visibilizadas.

Esta patología "impacta en varias dimensiones de la salud, desde la laboral a la mental. Incluso afecta a otras enfermedades sistémicas: los síntomas pueden ser muy severos, constantes y difíciles de tratar en algunos casos", subraya la especialista. 

Imagen de archivo de una mujer con malestar en los ojos.

Imagen de archivo de una mujer con malestar en los ojos. iStock

Lejos de ser un malestar aislado, el síndrome también puede relacionarse con otras afecciones, como "enfermedades tiroideas, diabetes mellitus, atopia y, muy frecuentemente, con enfermedades con las que comparte su base autoinmune o inflamatoria, como el Lupus, la artritis reumatoide, vasculitis, etc.”, enumera.

La luz pulsada como solución

Entre las opciones terapéuticas para hacer frente al ojo seco, la Dra. Navarro destaca una alternativa con resultados prometedores: la técnica con Luz Pulsada Intensa (IPL).

“Consiste en la aplicación de luz visible alrededor del ojo con el fin de producir calor en las capas más profundas. El aumento de la temperatura permite que, estimulando las glándulas de Meibomio, estas produzcan un componente esencial de la película lagrimal, el mebium”, explica la oftalmóloga.

Además, se sabe que el tratamiento "tiene un efecto antiinflamatorio y antiséptico muy interesante de cara a abordar el ojo seco”. El resultado es “un efecto de mayor duración en el tiempo, con alivio de los síntomas y menor dependencia de lágrimas artificiales, que puede ser incluso de meses”.

Se aplica en consulta, en sesiones de unos 15 minutos —normalmente cuatro cada dos semanas—, de forma indolora y con reincorporación inmediata a la tarea del paciente. "No precisa tratamiento especial, excepto el uso de protección solar alta en la zona facial”, asegura.

Se trata de un tratamiento altamente eficaz, pero, como en todo, explica la doctora Navarro, siempre hay precauciones a tener en cuenta. "El médico oftalmólogo realiza un examen pormenorizado al paciente y le explica los posibles efectos adversos, que son menores en la mayoría de los casos, como leve inflamación o enrojecimiento periocular”.

Claves para prevenirlo

La doctora asegura que existen tres pilares básicos para cuidar la salud ocular y evitar la aparición del ojo seco. Primero, en la despensa, mejor disponer de productos que favorezcan "una dieta equilibrada, rica en vitamina A, C y D, con ácidos grasos esenciales Omega-3 presentes en pescados azules, frutos secos y AOVE".

Segundo, en el día a día, es fundamental "llevar a cabo una cuidada higiene de pestañas, retirando adecuadamente el maquillaje e hidratando el área próxima a los ojos con productos específicos". Y, por último, no hay que olvidarse de "acudir a revisiones oftalmológicas periódicas”, concluye la especialista del Hospital Quirónsalud Toledo.