Boticaria García posando en un evento.

Boticaria García posando en un evento. IG vía @boticariagarcia

Salud y Bienestar

Boticaria García advierte de los peligros del calor para la salud mental: "Impone una carga extra para el cuerpo"

El organismo funciona como un termostato perfecto, pero para lograr enfriarlo de forma natural hay que pagar un precio a nivel psicológico.

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Parece que verano y vacaciones van de la mano siempre, pero la realidad no es así. O no tiene por qué serlo.

Lo cierto es que a la mayoría de personas no les queda otra que, con suerte, refugiarse de las altas temperaturas al fresco del aire acondicionado o de ventiladores, ya sea en casa o en lugares de trabajo.

Y es que el calor asolador de los meses estivales es, para muchos, menos llevadero que el frío del invierno. Ahora, a la ecuación hay que añadirle, además, lo que ha aclarado Marián García, más conocida por su sobrenombre en redes, Boticaria García.

La divulgadora cuenta en su sección para Magas que la subida de los termómetros tiene, además de la capacidad de derretir a cualquiera, la de provocar más estrés. Así que quizás esa sensación que tienes de que en estos días te cuesta más pensar o hacer según qué tareas tiene su fundamento científico.

Boticaria García en el estudio de Magas.

Boticaria García en el estudio de Magas. Esteban Palazuelos

Tal y como explica la experta, si la temperatura interna del cuerpo aumenta en exceso, se pueden llegar a dañar el corazón y el cerebro. Y para evitar llegar a ese punto, el cuerpo pone en marcha su propio sistema de aire acondicionado.

Este se activa mediante dos mecanismos que hacen su función tal como deben, pero desencadenan estrés:

  • En el primero, los vasos sanguíneos se ensanchan para llevar más sangre caliente a la piel y liberar así calor. Para conseguir esto, el corazón bombea más rápido y más fuerte, lo que conlleva una pérdida de electrolitos y de agua, algo que, a su vez, puede desembocar en deshidratación.
  • Y el segundo, que puede ir a modo de tándem con el primero, consiste en sudar para "robarle calor al cuerpo", comenta Boticaria García.

Esta especie de termostato interno tiene su motor en el hipotálamo. Esta zona del cerebro no solo controla la temperatura corporal, sino que también se encarga de hacer lo propio con la frecuencia cardíaca, el hambre, los estados de ánimo, la libido, el sueño, la sed y la liberación de determinadas hormonas.

He aquí parte del quid de la cuestión. Uno de estos mensajeros químicos que se liberan para enfriar el cuerpo es el cortisol, que popularmente se conoce como la hormona del estrés.

Sombrillas para resguardarse del calor en una terraza.

Sombrillas para resguardarse del calor en una terraza. Foto de NuKi Chikhladze en Unsplash

¿Qué supone esto para una persona? Una posible alteración de todo lo mencionado anteriormente, y la posibilidad de que esto, a su vez, derive en agotamiento, deshidratación e incluso golpes de calor.

En la medida de lo posible, y teniendo en cuenta los ritmos a los que la vida empuja a seguir, si está en tus manos, no te expongas al calor sofocante de estas largas jornadas que quedan de aquí en adelante y hasta finales de septiembre.

Prevención ante el calor

Una chica practicando 'running'.

Una chica practicando 'running'. Foto de Jose Manuel Esp en Unsplash

Es habitual que en esta época del año los medios recojan numerosos casos sobre los efectos del calor en la salud.

Una de las advertencias reside en la prevención. De acuerdo a la Clínica Mayo, los mejores consejos para evitar sufrir un golpe de calor son los siguientes:

  • Usa ropa ligera y amplia. Según los expertos, de esta forma es más probable que el cuerpo se enfríe como debe. Además, lo idóneo sería usar prendas fabricadas a partir de tejidos livianos, como el lino o el algodón.
  • Protección ante las quemaduras. Además de lo obvio, estas afectan también a la capacidad de enfriamiento de nuestro sistema. Teniendo esto en cuenta, el uso de crema solar, de forma reiterada a lo largo del día, sombreros y gafas, se vuelve imprescindible.
  • Hidratación. Agua, agua y más agua. O algún zumo, por ejemplo. Ingerir líquidos ayuda a sudar y, por lo tanto, a que nuestra temperatura se regule.
  • Leer el prospecto sí que importa. Siempre, además, pero ahora en especial hay que prestarle atención porque hay medicamentos que con el calor pueden afectar a la forma en la que se mantiene hidratado el cuerpo y a la gestión de la temperatura del mismo.
  • Durante las horas centrales, calma. Es más sencillo decirlo que hacerlo, sobre todo porque eludir los picos de temperatura mientras se trabaja no suele estar en nuestras propias manos.