Las protagonistas de la última edición del Club de Lectura de Magas.

Las protagonistas de la última edición del Club de Lectura de Magas. Nieves Díaz

Protagonistas

Las autoras Emilia Landaluce y Rosa Belmonte: "Nos peleamos mucho, sobre todo por cómo matar a nuestros personajes"

La dupla presentó Donde caiga la flecha en el Club de Lectura de Magas y habló de literatura, el periodismo actual y la fascinación por los sucesos en España.

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Elena Pérez
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El miércoles 10 de diciembre, el Espacio DOBBLE, en la madrileña calle Serrano Anguita, se llenó de lectoras, periodistas y curiosas por escuchar a Emilia Landaluce y Rosa Belmonte hablar del libro del que son coautoras, Donde caiga la flecha, y del periodismo que las ha convertido en dos firmas reconocibles en el panorama español.

En su última edición, el Club de Lectura de Magas se convirtió por unas horas en una clase magistral –entre risas– sobre sucesos, crónica social, el día a día en las redacciones y los hábitos y costumbres de aquella España a la que en ocasiones se llama, erróneamente, vaciada, a pesar de que tiene mucho que contar y que inspira obras como la de esta dupla.

La sesión arrancó situando a las asistentes en la historia de la novela. Socorro, periodista de sucesos, investiga el supuesto suicidio de un asesino condenado por matar a dos chicas jóvenes. El caso se desarrolla en la finca manchega de las hermanas Lequerica, dueñas del diario donde trabaja la protagonista.

Se trata de un escenario que permite cruzar el mundo de las monterías con el de las redacciones. Ana Núñez-Milara, directora de Magas y moderadora del encuentro, destacó que la novela "permite hablar del periodismo actual con un asesinato de fondo y hasta Florentino Pérez dentro de esta ecuación”.

Antes de entrar en detalles, Landaluce quiso hacer una aclaración: “Ni las dos señoras mayores tienen nada que ver con las Luca de Tena ni el periódico El Matinal con El Mundo”, dijo entre risas. Belmonte remató: “Ni con el ABC”. La advertencia era clara: ese universo de sagas familiares mediáticas suena familiar, pero es ficción.

El encuentro tuvo lugar en el espacio DOBBLE de Madrid.

El encuentro tuvo lugar en el espacio DOBBLE de Madrid. Nieves Díaz

Preguntadas por cómo se arma esa “coctelera” de temas, Landaluce lo resumió entre bromas, con ese estilo mordaz que caracteriza a la pareja de autoras y que se ve reflejado en su escritura: “Hablamos de lo que vemos. Ojalá poder escribir sobre un laboratorio de biotecnología en Michigan, pero lo que tenemos cerca es Murcia, La Mancha, Cádiz y los medios".

Esa voluntad de pisar terreno conocido marcó el origen de su primera novela. La trasladaron hasta el Puerto de Santa María, un paisaje que les resultaba familiar y podían recrear con precisión. "Al principio decíamos que la íbamos a ambientar en Sotogrande. ¿Cómo? Si no lo conocemos, no nos lo íbamos a inventar", bromeó Belmonte.

Dos autoras, una sola voz

Una de las partes más jugosas de la charla fue la explicación del trabajo “a cuatro manos”. Rosa detalló que primero construyen una especie de escaleta con “capítulos imaginarios” y se los reparten. “Emilia empieza siempre. Ella escribe muy rápido, ya sea en el autobús o en casa de sus padres mientras ven La promesa”, explicó entre risas.

A partir de ahí, entró su compañera: “Yo me subo en marcha, escribo encima de lo que ya ha hecho ella y voy limando cosas”. Pero nunca se editan entre sí, en un ejercicio mutuo de respeto al trabajo de la otra. La dupla reconoció que "nos peleamos mucho"… pero por el texto, y matizó que las discusiones llegan cuando se trata de decidir cómo matar a un personaje.

En su anterior libro, llegaron a descartar un método de asesinato porque no era verosímil y terminaron consultando a un amigo sanitario para saber qué fármaco podía dejar a alguien “grogui” sin convertirlo en un manual criminal. “Esa es nuestra parte de investigación: llamar a un anestesista”, ironizaron las autoras.

Rosa Belmonte, escritora y columnista de 'ABC'.

Rosa Belmonte, escritora y columnista de 'ABC'. Nieves Díaz

Las novelas del tándem no nacen en el vacío. La dupla contó que cada historia arranca de un acontecimiento que marca la conversación pública de ese año. En La mala víctima, por ejemplo, ese punto de partida fueron los pinchazos en fiestas, debido a que el verano anterior estuvo marcado por una oleada de denuncias en España que creó miedo entre miles de jóvenes. “Los medios difundimos una psicosis brutal”, reconoció Landaluce.

En Donde caiga la flecha el foco se desplaza a las monterías. Las autoras retrataron un mundo muy desconocido para el público urbano. "No es disparar, es tirar; explicáis que son las realas, cómo hay que vestir... Es una forma de acercar a la gente este universo tan desconocido para el gran público", recordó Núñez-Milara al resumir el libro.

Landaluce insistió en que el desprestigio que arrastra la caza tiene mucho que ver con esa falta de información y lo enlazó con la llamada 'España vaciada': “La despoblación no se produce solo en este país; también ocurre en Reino Unido o Estados Unidos. La gente se va a las ciudades y abandona estos usos, que antes eran normales, como la pesca y similares”.

Cuando, en la conversación, Núñez-Milara les preguntó cuándo consideran que una obra es un éxito, Belmonte respondió sin dudar: “Cuando no nos da vergüenza. Si la leemos y decimos ‘oye, no está mal’, ya es mucho”. Emilia añadió que se sienten satisfechas porque creen que “retratamos muy bien lo que es el mundo del periodismo actual”.

Llegados a este punto, el debate se desplazó inevitablemente al papel de las mujeres en los medios. Una lectora destacó el modo en que la novela denuncia que un jefe le ceda el puesto de Socorro a un hombre por el simple hecho de serlo. Belmonte explicó que esa escena no nace de una revancha literaria, sino de la observación: “Es lo que vemos habitualmente".

Y continuó: "El otro día salió Carmen Calvo en una entrevista en El País diciendo que había vuelto el hombre todopoderoso y testosterónico, pero ¿cuándo se ha ido? Estamos viendo en el PSOE cómo se han deshecho de las feministas y fundamentalmente de las mujeres, como Adriana Lastra o Andrea Fernández, porque les molestaban".

A su juicio, “un periódico no es distinto del PSOE ni este diferente del PP ni de Podemos o Sumar: la sociedad es así y en los medios siguen mandando ellos. Los directores siguen siendo varones y nombran a otros, no como venganza hacia ellas, sino por una cuestión de confianza. Lo que le pasa a Socorro es muy normal”, señaló en la conversación.

¿Por qué fascinan tanto los sucesos? La moderadora y directora de Magas lanzó la pregunta y Belmonte la recogió: “Porque son la vida misma, o la que desconocemos". Recordó que la novela permite comparar cómo se contaban los asesinatos en los 90 y la manera en que se hace ahora, poniendo el caso Alcàsser como ejemplo de un periodismo hoy impensable por la crudeza de los detalles.

Landaluce añadió que, pese a la baja tasa de criminalidad en España, nos atraen esos asesinatos remotos “porque el miedo a lo que te puede pasar fascina”. Y destacó: "Lo primero que pasa cuando hay un crimen en un pueblo es que las señoras se visten con el traje de los domingos y se van a la peluquería porque viene la televisión".

Confesó que ese tipo de hábitos le interesan especialmente por todo lo que dicen sobre la sociedad española. E insistió en que su propia inspiración como autora está en los periódicos: “Leer las noticias cada mañana es para mí como lavarme los dientes; no puedo salir de casa sin hacerlo”. Belmonte coincidió: "Las mejores historias son las que salen de la prensa".

Emilia Landaluce, columnista en 'El Mundo' y autora, retratada en la conversación.

Emilia Landaluce, columnista en 'El Mundo' y autora, retratada en la conversación. Nieves Díaz

Esa idea enlaza con una forma de hacer actualidad: la de la crónica social, lo rosa. “A veces tiene tanta influencia la información de ¡Hola! como los intelectuales en una revolución", dijo Landaluce. Belmonte dio ejemplos que captan la atención de la gente: la exclusiva de Closer sobre François Hollande y Julie Gayet, o sagas como las Preysler o las Koplowitz.

En un club de lectura lleno de periodistas y lectoras críticas era inevitable que saliera la crisis del modelo de negocio. Preguntadas por qué echan de menos del periodismo de antes, Landaluce fue directa: “Los sueldos”. Luego matizó que, en realidad, lo que más añora es el tiempo: para llamar a fuentes, para leer una sentencia, para dejar reposar una historia.

Echo en falta ese momento de reflexión que te permite hacer algo realmente bueno”, dijo, recordando cómo la inmediatez les obliga a publicar casi en directo asuntos tan frágiles como el vídeo de un político bailando o un escándalo judicial.

La comunicadora también dejó una frase que resume su defensa cerrada del periodismo de calidad: “Quien no paga por leer periódicos no merece saber la verdad”. Belmonte ironizó sobre la avalancha de “expertos jurídicos” que aparecen en cuanto se publica una sentencia de cientos de folios, contrastando esa prisa con la época en que se podía escribir con distancia.

Una pareja literaria

Más allá de las reflexiones personales, el Club de Lectura de Magas también permitió a las lectoras asomarse a la relación personal entre las autoras. Contaron que cada miércoles comen juntas y dedican ese rato distendido a hablar de la novela en marcha, de tramas, de personajes y de posibles continuaciones.

En un momento de la conversación, la dupla reflexionó sobre si hay personajes más "matables" que otros, y reconocieron lo que, entre risas y juegos irónicos, puede entenderse como un síntoma de la complicidad entre ambas autoras. "Estamos más unidas por la gente a la que odiamos que por la que nos cae bien", reconocieron.

Preguntadas por lo que envidian de la otra, Belmonte lo tuvo claro: “La rapidez para escribir de Emilia”, dijo. Esta añadió, entre bromas, que también se habla mucho de sus “tobillos finos, como los de un jamón”. Ella, en cambio, envidia de Rosa “esa memoria y ese caudal de referencias impresionante” y su paciencia. “Es muy buena y le cuesta enfadarse", confesó.

Tras la charla se sirvió el cóctel Magas por Fundador y se disfrutó de una distendida velada junto a las lectoras de la Comunidad de Magas.

Tras la charla se sirvió el cóctel Magas por Fundador y se disfrutó de una distendida velada junto a las lectoras de la Comunidad de Magas. Nieves Díaz

El Club de Lectura de la Comunidad de Magas confirmó el potencial de un formato que mezcla conversación sosegada, literatura y experiencia compartida: lectoras que han devorado Donde caiga la flecha en un par de noches, periodistas que reconocen en la novela dinámicas de sus propias redacciones y amantes de la apasionante novela negra.

En el Espacio DOBBLE, mientras se apuraban las últimas preguntas y se daba paso a la velada para disfrutar del cóctel Magas por Fundador, quedó claro que el universo creado por Landaluce y Belmonte tiene continuidad: más allá de las tramas, lo que engancha es su mirada. Una que observa la realidad con los ojos de quienes llevan años coleccionando historias y transformando esa materia prima en ficción afilada.