Retrato de la joven escritora.

Retrato de la joven escritora. Esteban Palazuelos

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La doble vida de Ana Tabero: estudia 10 horas diarias para ser jurista militar y llevó su libro al 'top 10' del Premio Planeta

La joven se presentó al certamen usando un seudónimo y no lo contó en casa hasta que le comunicaron que formaba parte del grupo de finalistas.

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Ana Tabero (Madrid, 1999) es una chica de miércoles. No porque haya nada especial en el ecuador de la semana, sino porque ese día, y sólo ese, puede permitirse ser escritora. Es su jornada libre en medio de la rutina férrea de apuntes, deporte y disciplina que marca su vida desde que decidió opositar al Cuerpo Jurídico Militar.

Tiene cierta gracia que este reportaje dedicado a descubrirla se publique en martes. Con el calendario que lleva, lo normal es que termine leyéndolo cuando le toca: mañana, en su único hueco para todo lo que no sea estudiar. Seguramente se levantará a las cinco y media de la mañana, se hará un café, se pondrá música y comenzará a teclear. Siempre tiene todo programado.

En la última edición del Premio Planeta, el foco se lo llevaron Juan del Val, ganador, y Ángela Banzas, finalista. Tabero no subió al escenario, pero su nombre estaba en la lista que casi nunca sale en los titulares: el grupo de 10 seleccionados al premio literario más mediático en castellano. Ella, una opositora de 26 años que nunca antes había escrito una obra.

"Pensé que estaba delirando", cuenta sobre el momento en que le dieron la noticia. "Tenía un catarro increíble. Vi el título en la web y dije: no tengo fiebre, pero esto no puede ser real. Mi hermana pensó que era spam". En casa nadie sabía ni que se había presentado —bajo el seudónimo Selene— ni que llevaba un tiempo escribiendo su historia.

¿No es hermosa la luna? es el título con el que se coló entre los 10 finalistas del Planeta. Un thriller psicológico ambientado en un pueblo ficticio de la isla de Lesbos, construido desde cero para no parecerse a ninguna localidad real. "Me inventé el pueblo porque así podía manejarlo a mi antojo", dice.

Ana Tabero en la sede de Magas | EL ESPAÑOL..

Ana Tabero en la sede de Magas | EL ESPAÑOL.. Esteban Palazuelos

Cada capítulo orbita en torno a este astro: con cada luna —de fresa, llena, del cazador— muere un personaje en extrañas circunstancias. "Quería que el lector dudara de todos, que cualquiera pudiera ser el asesino", explica. La protagonista, Victoria alias 'Vic', es una joven en busca de respuestas que evolucionará a cada página, con el pulso de Tabero escribiendo su historia.

El germen de este relato fue poético. Su hermana estudiaba Humanidades y tenía un libro de Safo sobre la mesa. Ella, que entonces trataba de escribir una obra distinta, lo leyó y "pensé: esto es lo que le falta", cuenta. Le fascinó la idea de unir la lírica con el crimen, la belleza con la oscuridad. Así nació una ficción literaria entretejida con fragmentos de poesía.

Tabero incluye versos y referencias a la poeta por excelencia de la Grecia arcaica, y lo hace con intención: "Me gusta la poesía, pero creo que no está tan aceptada culturalmente como la novela. Conozco poca gente que lea el género. Me apetecía meter poemas dentro de la historia, rescatarla a ella, porque no encontré novelas que cogieran su trabajo como eje".

La joven autora dedica parte de la conversación con Magas a presentar a Vic, a la que considera "un personaje confundido que ha pasado por una mala etapa y empieza otra nueva que parece todavía peor". Al principio, dice, "depende mucho de su familia y amigos, pero conforme avanza la historia y surgen los asesinatos, se vuelve más segura e independiente".

En esa trama encaja también un guiño al colectivo LGTBI. En cualquier caso, aclara, es uno que surge de manera natural en la historia. "No quería forzarlo", dice. "Me parece muy feo cuando se hace. Ese tipo de inclusión debería ser lo más normal del mundo. Una historia de amor es una historia de amor y ya está, no importa entre quiénes", reflexiona.

Me parece muy feo cuando se fuerza la inclusión. Una historia de amor lo es y ya está, no importa entre quiénes.

Ana Tabero, autora

Por edad, ve el relato abierto a muchos lectores: "A partir de 12 o 13 años puede funcionar muy bien", aunque aún falta algo de tiempo para que su obra vea la luz. Magas la leyó en exclusiva, como también algunos familiares y amigos de esta joven que ha puesto sobre la mesa del jurado del Planeta un libro sin tener correctores ni agencias detrás.

La escritora posa frente el objetivo.

La escritora posa frente el objetivo. Esteban Palazuelos

Su idea ahora mismo, a la espera de conocer qué editorial publicará ¿No es hermosa la luna? es "ver qué pasa con esta novela y seguir presentándome a concursos. Eso me anima. Al menos tengo algo que no es sólo estudio y que me permite desconectar, porque normalmente no lo hago mucho", admite entre risas.

El universo literario de Tabero no surge de la nada. Sale de una biblioteca personal bastante seria: "Me encantan Isabel Allende, Gabriel García Márquez y últimamente leo mucho a [Haruki] Murakami porque me relaja. Tiene su propio mundo y yo también quiero crear el mío. Me gustaría tener esa capacidad de hacer algo distinto".

¿Su marca como autora? Los sueños. "Suelo añadir referencias oníricas", explica. "Tengo un diario de sueños y lo uso cuando escribo, para que sea algo nuevo, diferente. Si no sé cómo seguir la novela, miro el cuaderno y veo: vale, aquí estaba soñando con una casa en la que pasaba esto. Y lo incluyo como escena. Al final, meto mi subconsciente en las novelas".

Detrás de su libro hay dos años de trabajo intermitente, porque, mientras le daba forma, estaba —y sigue— preparándose una oposición exigente: temario jurídico, psicotécnicos, pruebas físicas, orales, inglés. “Estoy todo el día estudiando”, dice sin dramatismo la graduada en Derecho. "Son 10 horas al día y luego está el deporte".

Ana Tabero en su entrevista con esta revista.

Ana Tabero en su entrevista con esta revista. Esteban Palazuelos

Su nivel de disciplina llega al detalle, y es tal que sorprende cuando confiesa que se alegró de no haberse hecho con el Planeta: "Mis padres me sentaron y me dijeron que, claro, si ganaba lo tenía que aceptar. Pero tras eso sé que habría venido toda la promoción y no habría tenido tiempo de estudiar, así que mi idea era paralizar la oposición si eso pasaba".

Y añade: "Cuando me dijeron que no había pasado de fase me sentí muy aliviada, porque llevo ya cuatro años saltándome cumpleaños, comuniones... todo lo familiar. Las Navidades siempre me las paso estudiando y, aunque me encanta escribir, también me gusta mucho el Derecho y quiero compaginarlo sin que uno se lleve al otro por delante".

Cuando me dijeron que no ganaría el Planeta, me sentí aliviada. Iba a paralizar la oposición si eso pasaba.

Ana Tabero, autora

Hay algo que aclara en la conversación y es el motivo por el que se apuntó al Planeta con seudónimo y no con su nombre real: "No tenía ninguna novela publicada ni trayectoria en este mundillo. Cuando te presentas de forma anónima no tienes la obligación de incluir una biografía; yo lo hice así porque no tenía otra forma de venderme".

Cuando se le pregunta si sus obras se verán en los escaparates de las librerías firmadas con su nombre o como Selene, explica: "Con uno de mis dos apellidos, no con ambos, porque si me voy a dedicar al ámbito jurídico me gustaría separar uno del otro según a lo que me dedique, ¿sabes? Alejar la faceta de escritora de la del día a día como jurista".

A Tabero le motiva saber que hay otros como ella a los que también les apasiona la redacción. De hecho, incluso existe la denominada Asociación Española de Militares Escritores, constituida por autores que pertenecen al Ejército de Tierra, Armada, Ejército del Aire, Cuerpos Comunes de la Defensa y a la Guardia Civil.

Le pica la curiosidad al pensar en todo lo que tendrán que contar aquellos que llevan años y años de servicio. "Ahora experimento más con la fantasía porque no salgo tanto, pero en el futuro espero tener historias fuertes que contar al mundo", dice la jurista, que se confiesa apasionada del derecho humanitario, todo lo relativo a la ONU y las misiones de paz.

Su objetivo ahora es que '¿No es hermosa la luna?' se integre en el catálogo de una editorial.

Su objetivo ahora es que '¿No es hermosa la luna?' se integre en el catálogo de una editorial. Esteban Palazuelos

Cabe esperarse que la autora lea con la misma intensidad con la que escribe. Cada 1 de enero se hace una lista de 100 libros para leer a lo largo del año: clásicos, best sellers, recomendaciones de amigos. "Nunca la cumplo, claro, pero me sirve de guía", ríe, dejando una idea para aquellos que sientan que quieren despertar su hábito lector.

Hablando con ella uno se da cuenta de que conversa con una chica de 26 años a la que este golpe de gloria literaria la pilló desprevenida. Al preguntarle si las nuevas generaciones leen menos que antes, defiende que no, pero la forma de hacerlo está cambiando. Y confiesa una manía que lo ilustra: "A mí las portadas me pueden. Hay libros que leo o descarto sólo por ellas".

Cuando se le pregunta qué le depara el futuro, duda. Habla despacio y mide las palabras. "No tengo ni idea de cómo va a acabar el 2025", dice. "Después de todo lo que ha pasado, ya me espero cualquier cosa". El año que viene, dice, intentará presentar otra novela. Y aprobar. Por lo demás, su vida, por ahora, seguirá en esa rutina que ella misma ha convertido en método.