La experta, retratada durante su entrevista con Magas.

La experta, retratada durante su entrevista con Magas. Rodrigo Mínguez

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Andrea Carucci, nutricionista: “No somos desgraciadas por tener menos hormonas, es una transición a conocernos mejor"

La nutricionista y naturópata Andrea Carucci propone un plan de 28 días para el bienestar en 'SOS Menopausia a la vista. ¿Y ahora qué hago?', su nuevo libro.

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Asegura Andrea Carucci que escribió su último libro pensando en una mujer sin información a su alcance y con necesidad de encontrar soluciones. La realidad es que se trata de una obra de utilidad pública. Tengas o no recursos cerca, este es uno importante.

La especialista es un referente de la salud femenina y el bienestar desde hace más de 25 años. Y en los 28 que lleva pasando consulta ha podido comprobar esos cambios que afectan a la mujer en la mitad de su vida y que concretamente en la peri, en la post y en la menopausia propiamente dicha equivalen a una nueva etapa.

Aquí no se trata de salir (o entrar) de la zona de confort. Se trata de hallar un nuevo confort en una zona para muchas ignotas en la que se zambullen de repente y sin salvavidas.

Para acabar con mitos y enfrentar la realidad, su libro es un compendio de historias comunes. Pero también de ciencia, de datos, de recetas y consejos que, como ella misma dice, contribuyen a aliviar síntomas, mejorar la imagen y recuperar el bienestar.

Retrato de la nutricionista.

Retrato de la nutricionista. Rodrigo Mínguez

Su experiencia clínica le ha permitido encontrar patrones y descartar conceptos equívocos socialmente manejados en torno a la menopausia.

Y asegura que “ahora las mujeres tenemos varios factores diferentes que las de generaciones anteriores, como la toxicidad, el estrés y todos los productos que usamos para cuidarnos nosotras, pero también para la higiene del hogar, y que son disruptores endocrinos que interfieren en la comunicación hormonal”.

Tal y como explica en su libro, estas toxinas son capaces de provocar una disminución prematura de la función ovárica.

A esto, y como factor decisivo, Carucci añade la interacción del estrés: “Porque manejamos una agenda sin un huequito para estar en paz. Cuando tienes mucho estrés, robas energía a tus hormonas. Con el crónico, se altera el ritmo normal del cortisol, la hormona principal que producen las glándulas suprarrenales y eso afecta, entre otras cosas, a nuestras hormonas sexuales".

Eres naturópata y nutricionista. ¿Cómo empiezas a interesarte por la menopausia?

Un hermano mío falleció, tras nacer con parálisis cerebral y autismo y un montón de cosas. Y constaté que mis cuatro abuelos habían muerto por cáncer.

Entonces me dije que debía de haber algún factor común y empecé a estudiar por todos lados, en Francia, en España, en Estados Unidos, sobre alimentación, estilo de vida… Mis primeras pacientes entraron en menopausia y comencé a practicar lo que había aprendido. Y aquí sigo.

La realidad es que Andrea es tan humilde que cuesta que diga que ha estudiado en las grandes universidades españolas, pero también en estadounidenses, para obtener respuestas integrativas. De hecho, es profesora del máster de Fertilidad Integrativa de la Universidad EUNEIZ.

Esta visión de la medicina hoy está de moda, pero poco se hablaba cuando ella empezó: “Era la única forma de encontrar respuestas, porque la química y la farmacopea no te ayudaban. Hoy estamos más en lo preventivo y por eso buscamos la medicina funcional, tan en tendencia".

Como muy bien explicas en tu libro, la menopausia no es el final.

Todo lo contrario. En la investigación para escribirlo, busqué en otras culturas y es increíble cómo en algunas la mujer joven desea ser mayor para llegar al estatus de sabia. Vivimos más que el hombre; por tanto, somos más importantes en la sociedad por ser más transmisoras de la cultura.

La mujer mira más allá.

Deja su fertilidad atrás cuando el cuerpo empieza a experimentar un desequilibrio en su oxidación. Porque esta requiere muchos antioxidantes. Se necesitan muchos para que un ovocito complete su ciclo.

Acaba el ciclo fértil para prolongar la vida, y en esa prolongación tendrá esa otra función que es transmitir la cultura. Es un nuevo paradigma: no somos desgraciadas porque se nos van las hormonas, es una transición hacia un mayor conocimiento de nosotras mismas.

En el libro destacas en diversos apartados la relevancia de la microbiota.

Esta, que es un conjunto de bacterias, es superimportante. Hay que empezar diciendo que los estrógenos, que disminuyen en esta etapa, son hormonas que actúan como una especie de telegrama entre glándulas. Ese telegrama ya ha dado su información.

El hígado lo capta, lo disuelve de alguna manera y lo manda al intestino. Ahí, la microbiota elimina los estrógenos o determina si los ya usados, y que han pasado por el hígado, se meten otra vez en el torrente o se eliminan.

Si este circuito no funciona bien, es un lío… Es como si la basura no saliera de tu casa o tuvieras que dejarla guardada dentro de una habitación. 

La microbiota va a determinar una buena función hepática. Y al mismo tiempo dirá si tu equilibrio hormonal estará bien o mal, o peor, que ya es bastante lío lo de la menopausia porque siguiendo con el símil de la casa es como si tiraras todo y volvieras a acomodarlo.

Tú hablas de siete soluciones para mejorar los síntomas de la menopausia. Si tuvieras que elegir uno, ¿cuál sería?

Mejor hablemos de signos que de síntomas. Estos se determinan para una enfermedad. Y la menopausia es una transición, no una enfermedad. Eliminar toxinas es determinante. El nivel de estas va a condicionar que tus signos sean más o menos graves.

¿En qué consiste esa desintoxicación?

En hacer trabajar menos al hígado, que ejecuta más de 200 funciones, que sepamos hasta ahora. Ahí se incluyen las emociones, que también nos intoxican. Si tienes un ambiente tóxico, tu hígado va a estar trabajando mucho. Pero también la alimentación, porque si comes mal, tu hígado se esfuerza mucho.

Es increíble la relación que encuentras entre productos que usamos para la higiene personal y del hogar y la toxicidad.

La mujer de hace cuatro décadas, cuando pasaba la menopausia, no utilizaba tantos. Se ponía una crema en la cara, un champú y, con suerte, se hidrataba el cuerpo. Hoy usamos muchos productos para el cuerpo y la cara.

Luego, en casa, antes se limpiaba con dos cosas. Ahora, muchísimas… Y todo eso tapa los receptores hormonales. Tapona esos receptores, de manera que la hormona no puede entrar para transmitir la información que necesita la célula.

La autora de 'SOS, menopausia a la vista, ¿y ahora qué hago?'.

La autora de 'SOS, menopausia a la vista, ¿y ahora qué hago?'. Rodrigo Mínguez

Es decir, que el exceso de química nos intoxica

Claro. Hay cosas que no podemos evitar. Sobre todo, si no vivimos en medio del campo, sino en una ciudad, con contaminación ambiental. Pero por lo menos podemos rebajar la cantidad de productos que usamos nosotras para, hipotéticamente, cuidarnos o limpiar nuestras casas.

Por otro lado, es importantísimo ponerse ropa de materiales nobles, dentro de tus posibilidades, algodón, lino, seda, lo que puedas. Desde luego, evitar poliéster o cosas raras.

Tú, ¿cómo te cuidas?

Yo he creado mi propia crema. Pero, sin llegar a ello, recomiendo mirar siempre los ingredientes y evitar las siliconas. Hay muchas marcas buenas en las que confiar, desde luego. Hoy tenemos tecnología buenísima y aplicaciones que te explican la composición de los productos. Para el cabello, uso champús orgánicos.

Hablemos de los suplementos. Ahora todo el mundo toma muchas pastillas.

Lo primero que hay que hacer es lo básico: comer adecuadamente. El primer paso es la construcción de tu plato. Hay que tener en cuenta que se debe incluir la cantidad de proteínas adecuadas. Esto es importante porque en esta época de la vida tendemos a comer ensaladas para perder kilos, porque tenemos una cierta resistencia a la insulina que nos conduce a conservar peso. 

Hemos dejado atrás la fertilidad porque nuestro cuerpo no tiene tantos antioxidantes, eso significa que hay que aportarlos, incluyendo fibra y, por supuesto, verduras, pero no unas pocas, sino de todos los colores.

Igualmente, siempre es mejor comer menos, pero de mejor calidad. Eso no equivale a caro…; el otro día compré unas sardinas que estaban a 7 u 8 euros el kilo… No vas a tomarlas todos los días, pero puedes ir alternando, que está muy bien.

Además del plato, el ejercicio es fundamental… y lo puedes practicar desde tu casa. Otra cosa importante a tener en cuenta son los ritmos circadianos. O sea, el sol. Te debes exponer, aunque sea 15 minutos al sol con luz de mañana y 15 con luz de tarde para que el cuerpo sepa en qué horario está.

De esa manera, las hormonas se van sincronizando con la luz. Eso es importante para regular el sueño. Cumpliendo con todo esto, ya se puede empezar a pensar en suplementos. En el libro he puesto los adecuados para cada uno de los signos.

Hay mujeres que deciden aguantar sus síntomas o médicos que dicen que es normal lo que les pasa…

Sí, hay dos problemas. Uno es ese de que te aguantes. Y otro es la polimedicación. La pastilla para el dolor de espalda, otra para la caída del cabello, un antiinflamatorio. Y luego hay que partir de que la mayoría de los estudios clínicos están realizados sobre hombres. En la facultad de medicina, a la menopausia se le dedica como mucho una hora. 

¿En qué países se trata mejor?

No sabría decirte. Quizás en Oriente. Pero en la Universidad doy clases a médicos, farmacéuticos y matronas. Y en general no conocen el ciclo menstrual femenino. No saben que la insulina no responde igual antes o después de la ovulación.

No conocen mucho sobre el funcionamiento del cuerpo de las mujeres y eso es problemático. Así que imagínate cuando van a consulta. A veces les parecen pesadas. Y otras les dan una pastilla para que se callen.

En el libro escribes sobre el gaba. ¿Es una especie de nuevo mantra?

Hemos hablado mucho de la serotonina durante tiempo. Y quizás ahora este es uno de los neurotransmisores que más estamos estudiando.

¿Por qué es tan relevante?

Porque va a determinar en gran medida el equilibrio emocional y hormonal. Así que es muy importante. El cambio de la menopausia primero se produce en los neurotransmisores y luego a nivel hormonal. Esto se da mucho tiempo antes.

Los neurotransmisores, a los que pertenece el gaba, empiezan a decir a cada parte del cuerpo que su situación va a cambiar y la fábrica principal de estas hormonas no va a estar en los ovarios, sino las glándulas suprarrenales.

Explicas que cuando ya no se ovula, se siguen produciendo estrógenos en menor cantidad en otros órganos, como las glándulas adrenales, el tejido adiposo, el cerebro, la piel, el páncreas, los huesos o la masa muscular…

Si, exacto. Me costó muchísimo encontrar estudios. Para empezar, hay que decir que durante el ciclo menstrual femenino los estrógenos no están altos todo el mes. Desde la menstruación, hasta unos días antes de la ovulación, los tenemos bajitos…

A partir de ahí pegamos un pico súper alto, para dar la fuerza a esa ovulación, y después bajan. También hay picos de testosterona y de otras hormonas. Y luego está la progesterona que también sube y baja.

La experta, con más de 25 años de experiencia en salud integrativa.

La experta, con más de 25 años de experiencia en salud integrativa. Rodrigo Mínguez

Entonces ¿los ciclos en la mujer siguen vivos hasta el final?

No hay estudios, pero me di cuenta de que se seguían produciendo cambios cíclicos. Por ejemplo, algunas se quejaban de inflamación. Así que les pedí que hicieran una agenda y que se guiaran por la luna, que anotaran en qué luna estaban más o menos inflamadas. Evidentemente seguían un patrón.

Y si ese patrón se da en muchas mujeres, quiere decir que seguimos siendo cíclicas, aunque en menor cantidad y eso nos influye.

Volvamos a los suplementos…, ¿cuál es básico?, ¿la vitamina D?

Por supuesto, también ayuda. Siempre que esté baja.

Tengo la sensación de que habitualmente está baja.

Mucha gente la tiene baja, porque vivimos encerrados. No nos exponemos al sol, no comemos suficientes grasas saludables necesarias para que esa vitamina D se produzca. Pero siempre es mucho mejor que la produzcas tú que suplementar.

También es importante el magnesio. El cacao tiene mucho. Si te lo preparas de una manera saludable, es magnífico. Puedes realizar un postre de cacao puro, que contiene trans resveratrol, fitoestrógenos y antioxidantes. Le añades algo oleoso, como un poquito de aceite de oliva, y le puedes agregar por ejemplo unos frutos secos triturados o yogur de coco y un poquito de vainilla.

Puedes levantar los sabores añadiendo un poquito de picante o de sal. Así consigues un postre delicioso, y ya te estás aportando la cantidad de magnesio que necesitas ese día. Y sin tomar un suplemento.

Has hablado varias veces de las emociones y su importancia en el estrés y la toxicidad. ¿Para paliarlo recomiendas la meditación?

Y la respiración. Más que meditación, respiración intencionada. Si hago la básica de cuatro tiempos, de inspirar en cuatro, mantener en cuatro, expirar en cuatro y mantener en cuatro, voy a poner mi atención en la respiración.

Y con eso bajo un poco el sistema simpático, que es el que está con el estrés, y equilibro con el parasimpático que se encarga de todo lo que es autónomo como el corazón o la circulación. A partir de ahí, si quieres, puedes meditar. 

Recomiendas algo mucho más sencillo que la respiración o la meditación: dar las gracias.

Se ha comprobado que activa muchas zonas de nuestro cerebro. La gratitud es muy importante en este momento, porque fíjate que en esta transición no te identificas contigo misma. Por ejemplo, antes no hacías nada y estabas divina. Ahora te inflamas enseguida.

No te encuentras y eso produce cierta angustia. Te preguntas quién eres. Te has pasado toda la vida criticándote y ahora lo haces más y te diriges a ti misma con mucha agresividad.

La gratitud activa neurotransmisores, proporciona tranquilidad y eso te ayuda a una mejor transición. Dar las gracias es fundamental. Imagínate que mañana te levantas y todo aquello a lo que no diste las gracias no está…

Por cierto, en la etapa de la menopausia, una de las cosas que más nos ayuda es la comunidad, estar juntas. Hay algunos estudios muy bonitos que cito en el libro y es que las mujeres cuando están en comunidad segregan más hormonas.

¿Qué hacemos con el sueño?

A veces nos lo estamos saboteando y desde muy jóvenes. Pensamos que hay que dormir lo menos posible, que no lo necesitamos. Sentimos irritabilidad, inestabilidad, se nos baja la progesterona, que es la hormona de la tranquilidad, del sosiego.

Y, hasta que arranca de nuevo en las suprarrenales, en esta transición, puede haber noches en que te despiertas. Y además con mucha actividad mental, pensando en todo lo que tienes que hacer.

¿Qué recomiendas?

No levantarse. Es buenísimo la oxigenación, respirar, parar y revisar quizás lo que ha pasado el día anterior para haber agotado las hormonas de la tranquilidad. Sería bueno tomar en ese caso magnesio antes de ir a dormir. También entender qué le está pasando a tu melatonina. Y revisar cómo te estás alimentando.

En el libro dedico todo un capítulo al sueño y los protocolos.

Por ejemplo, recomiendo no ver pantallas azules, cuidar las luces, no generar tanta dopamina viendo redes sociales antes de acostar. A lo mejor cambiar la pantalla las últimas horas por un libro. O un baño con aceites esenciales relajantes, comidas que no te exciten, que no te den energía, como los carbohidratos. 

En el libro hablas de la metilación para eliminar toxinas…

Hay dos tipos de metilación principales que son la del ADN y la hepática. La primera va a determinar cómo todo eso que se genera en nuestro día a día, en nuestra renovación celular y demás puede ser eliminado. Si eso funciona bien, va a determinar tu prolongación de la vida. Específicamente en la mujer es importante la metilación hepática.

Si no metilo bien, que es una de las fases de nuestro hígado, podré eliminar esas hormonas. Y tampoco fármacos. Eso va a condicionar que estemos guardando esas toxinas, con consecuencias negativas en el futuro, aparte de envejecer.

¿Qué piensas de la suplementación hormonal?

Mis abuelas fueron consecuencia de ello. Tuvieron cáncer, pertenecían a la generación en que daban hormonas a todas las mujeres. Creo que no es para todas, antes tendrás que hacerte un análisis genético para ver si tu hígado puede soportarlo.

Y, ojo, porque, aunque se hable de bio hormonas o bio progesterona, todas estas “bio” tienen una parte pequeña de isoflavonas y el resto es todo sintético. Si tu hígado no tiene esa capacidad de desintoxicación, no te puedes poner hormonas sintéticas.

Hay métodos alternativos que puedes probar antes. Si vas a tomar las hormonas, igual tienes que cambiar tu estilo de vida, hacer ejercicio, comer bien, cuidarte… Si con esto tus síntomas han bajado, no las necesitas. Pero no hay que tomarlas por pensar que se va a estar más joven.

Andrea Carucci, durante su entrevista con Magas.

Andrea Carucci, durante su entrevista con Magas. Rodrigo Mínguez

Insiste Andrea en tratar de mantener la oxidación a raya, para conseguir que nuestra piel y órganos estén lo mejor posible, para ser autónomas y llegar sanas a la vejez. Y recomienda el té verde. “Puedes mezclar matcha con un poquito de aceite de coco, y extracto de granada o, mejor aún, también melena de león. Se te va la niebla mental. Ayuda a la concentración".

Otro gran tema es la inflamación.

Hay que comer bien. Porque no digieres igual que antes. Igual te comías un plato de pasta, pan o lo que sea y no notabas nada. ¿Y ahora? Al día siguiente, quizás dos días o tres días después, el pantalón te queda un poco más apretado.

Primero, tienes que cambiar la alimentación durante un tiempo hasta que te vuelvas a encontrar a ti misma, hasta que vuelvas a bajar esa inflamación. Pero también se trata de cuidar tu mucosa, porque en ese movimiento muchas mujeres suelen tener un mayor crecimiento bacteriano.

¿Para la piel y el pelo qué recomiendas?

Lo mismo que te tomas para dentro, lo debes tomar para fuera. Por ejemplo, aplicar fitoestrógenos en las cremas. Desde luego, el aspecto del pelo es reflejo del interior, depende de la nutrición y de tus hormonas.

Con los nutrientes necesarios, va a estar más bonito, más fuerte. En esta época en la que tenemos canas, nos ponemos muchos químicos. Pero hay barros que te dejan el pelo fabuloso y que no son químicos.

¿Y la sequedad vaginal?

Bueno, tiene que ver con la de las mucosas. Si tienes seco el ojo, están secas las mucosas. No estoy muy a favor de algunos tratamientos como el láser, porque la mucosa vaginal es algo sagrado y no me gusta la agresión que se hace de quemar toda la pared vaginal.

La mucosa se mejora de varias maneras, al igual que la digestiva. Necesitamos suplementos del complejo de Omega y mejorar esa hidratación de la mucosa con todo lo que sean derivados del colágeno.

Otra cosa importante es que la vagina está conectada con la boca. De hecho, en la antigüedad griega, para saber cómo estaba una vagina mandaban a la mujer introducirse un ajo a nivel vaginal. Si al día siguiente su aliento olía, estaba bien preparada. Si la microbiota de tu boca no está bien, tu vagina tampoco va a estarlo. Todas las mucosas están unidas.

La vagina es un músculo que hay que ejercitar.

En este momento pasa por una transición de sequedad. Y hay que saber que todo aquello que no se usa se descarta. Hay mujeres que tienen atrofias vaginales complicadas porque no la usan. Existen lubricantes naturales y sin químicos que hidratan tu vagina perfectamente. Y no hay que olvidar los ejercicios de suelo pélvico.

Hablando de ejercicio… es fundamental.

La masa muscular puede ser una fuente de energía, de hormonas y de longevidad. Es antioxidante. Estamos hechos para movernos. Si quieres vivir y sin achaques, muévete, muévete, ¡muévete! Lo ideal es ejercicio de fuerza combinado con aeróbicos. Pero lo perfecto no te puede bloquear. Como mínimo, camina.

¿Es suficiente?

Por supuesto que no. Pero antes que la nada es mucho. Empieza caminando. Hay que recordar que la masa muscular disminuye y que cuando pasamos la menopausia, tendemos a la sarcopenia, así que se debe hacer mucho ejercicio de fuerza para mantener la masa muscular.

Muy interesante lo que escribes sobre la grasa abdominal y la fórmula para medirla

La grasa abdominal es peligrosa. Hoy los estudios nos muestran que suele estar asociada a problemas cardiovasculares. Y en esa etapa se tiende a acumularla. ¿Qué debo hacer para evitarla? Para empezar, hay que saber que el organismo ya no metaboliza igual el alcohol. Toma suplementos que activen tu función hepática.

Y come bien, sin dañar al hígado, porque durante la menopausia hay una tendencia a la resistencia a la insulina. Se debe evitar el hígado graso al que pueden contribuir los tóxicos, los alcoholes y los alimentos procesados, pero también las situaciones de estrés. Es como comerse una tarta de chocolate entera.