La periodista y escritora, retratada en el salón de comisiones del Ayuntamiento de Granada.

La periodista y escritora, retratada en el salón de comisiones del Ayuntamiento de Granada. David Morales

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Nativel Preciado, en el Club de Lectura de Magas: "Al perder el pudor a contar la verdad es cuando mejor escribes"

La autora y periodista ha presentado su última obra, El pan de mis hijos, en el marco de una semana dedicada al liderazgo femenino y la cultura europea.

Más información: Espido Freire en El Club de Lectura de Magas: "Hay un juego de ego, muchos se hacen llamar autores sin serlo"

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"Cada novela me ha servido para resolver un problema existencial. He matado amores tóxicos, he hablado de educar a mis hijos, de lo que pienso del poder, del dinero, del amor... me han ahorrado psiquiatras". Nativel Preciado (Madrid, 1948) habla con esa serenidad que solo concede la voz de la experiencia.

Con una carrera que la acredita como una de las grandes cronistas del periodismo español, su pluma no necesita impostar. La madrileña escribe desde la claridad de haber conseguido todo lo que quería. Ahora solo busca que esta obra sea un reflejo de su propia libertad creativa, "que la lean mis hijos y vean de verdad qué pienso, y que mis amigos sepan quiénes lo son".

A lo que se refiere con ese logro es a la publicación de El pan de mis hijos (Espasa, 2025). El pasado 14 de julio, la recientemente premiada Maga de Magas por su trayectoria presentó su último retoño literario en un espacio tan solemne como el Salón de Comisiones del Ayuntamiento de Granada, ciudad en plena candidatura a Capital Europea de la Cultura 2031.

Fue la protagonista del último Club de Lectura de Magas, encuentro que cruza literatura y reflexiones a través de charlas moderadas por la directora de esta revista, Ana Núñez-Milara. Reunió a representantes institucionales, lectoras locales y miembros de la Comunidad del vertical en un ambiente donde las letras sirven como excusa para pensar, cuestionar y compartir.

"No me costó escribirla"

El pan de mis hijos es, como lo describe su autora, "un legado" dirigido a sus seres queridos. "No es que sea yo la protagonista, pero casi. Hay algunas cosas que me diferencian de ella", aclaró. La novela parte de una herencia sorprendente para tejer un relato tierno e intrigante, desde donde se asoman temas universales vistos desde una mirada íntima y madura.

La periodista y escritora madrileña, retratada durante el encuentro.

La periodista y escritora madrileña, retratada durante el encuentro. David Morales

"Es la única novela que no me ha costado escribir porque ha fluido. He perdido la vergüenza, y cuando te deshaces del pudor a la hora de contar la verdad es cuando mejor te salen las cosas. Aquí he dicho: me da exactamente igual", destacó su creadora sobre una obra en la que, aseguró, "me he desahogado muchísimo".

El ejercicio literario ha sido terapéutico para ella. Crear con "tanta sinceridad solo es posible a determinada edad. A los 20 años te crees el centro del universo y que todo el mundo está pendiente de lo que haces. A los 40 —por aquellas fechas estaría luciéndose como periodista especializada en información políticanotas que te miran, pero te da igual".

Sin embargo, a los 70, presumía con punzante honestidad, "nadie se fija en ti". Hay gente más vanidosa que dice 'no, es que no aparento esa edad'. No, no, es que no te miran, no existes". Esa invisibilidad, lejos de ser un castigo, es precisamente lo que le ha permitido zambullirse sin filtros en su literatura.

Ana Núñez-Milara, directora de Magas, y Nativel Preciado, protagonista del último Club de Lectura de esta revista.

Ana Núñez-Milara, directora de Magas, y Nativel Preciado, protagonista del último Club de Lectura de esta revista. David Morales

Ese cambio parece que también lo está extendiendo a otros aspectos de su vida. "Uno de mis objetivos ahora es deshacerme de todo. Estoy en esa fase de destrucción en la que me enfrento a todo lo que no vale. Crecí en una generación que consideraba el libro como un objeto sagrado. Ahora estoy liquidando estanterías", confiesa.

En ese proceso de despojo, lo que permanece tiene más que ver con la experiencia y la memoria que con lo material.

En busca del equilibrio

"Uno de mis patrimonios más importantes es la cantidad de entrevistas que he hecho. Cuando hablas con personas que lo han tenido todo y se encuentran solas o frente a la realidad de la vida, siempre te hablan de lo mismo: de la gente que les ha querido, de los sitios donde han sido felices… Nunca de si fueron directores generales o presidentes".

Detalle de 'El pan de mis hijos' (Espasa, 2025), su última novela.

Detalle de 'El pan de mis hijos' (Espasa, 2025), su última novela. David Morales

La autora confesó estar "viviendo una época de equilibrio, que es lo que he buscado toda mi vida y no siempre lo he tenido". A lo largo de los años, dice, "hay que estar pendientes de muchos proyectos: los amigos, los hijos, la salud… y luego está la carrera profesional". En este punto de su vida, lo que más quiere es dedicarse a la escritura, que "es donde me manejo con soltura y felicidad".

Su visión del periodismo

Durante la cita, la cronista de la Transición también compartió su visión crítica sobre el estado actual de su profesión. "No es solo que la política tenga una deriva determinada, sino que todos, ciudadanos incluidos, tenemos responsabilidad. Y los medios estamos perdiendo el equilibrio", dijo evocando tiempos de mayor confianza hacia la labor informativa.

"Creo que hemos perdido la seguridad, porque antes tenías fuentes por las que ponías la mano en el fuego, pero ahora dudas de todo". También expresó su incomodidad con el formato actual de las tertulias: "Me siento muy mayor para estar en ellas porque pienso, dudo, hablo despacio… y los jóvenes parecen tenerlo todo muy claro".

Cerró su intervención con una anécdota sobre la ética en los medios. "Recuerdo que en los noventa hubo en Italia una epidemia de suicidios de adolescentes y cada vez que había uno se producía el efecto llamada". Ante este panorama, los principales directores se reunieron para decidir si había que seguir publicando piezas al respecto o no.

En ese momento, explicaba, el debate plasmaba una idea que a juicio de la informadora debería marcar el compás del código deontológico de los periodistas: la responsabilidad de informar sin causar daño a la sociedad. "Hoy te dirían que estás loca por plantear algo así", lamentó.

Granada como símbolo

Desde su creación, el Club de Lectura de Magas ha sido, más que un formato editorial, un punto de encuentro con voces femeninas. La última entrega salió de Madrid en el marco de la gran semana de La Cultura y el Liderazgo Femenino en Granada impulsada por EL ESPAÑOL y esta revista con el respaldo del Ayuntamiento y una red de patrocinadores.

La ciudad nazarí acogió esta sesión como parte de un programa que apuesta por el pensamiento crítico y el papel de las mujeres en la construcción cultural. "Estoy feliz con lo que me pasa últimamente, tengo mucha suerte", concluyó la protagonista del encuentro.

Preciado frente al objetivo.

Preciado frente al objetivo. David Morales

Preciado tiene ahora más claro que nunca que "controlar el estrés, tratar de tener una ambición —pero la justa—, buscar la justicia y, sobre todo, irse a la cama sin preocupaciones" son las claves de la felicidad. "Eso es lo que hace que uno pueda morirse bien", zanjó.