Nuria March, con el invitado de su pódcast esta semana.

Nuria March, con el invitado de su pódcast esta semana.

Protagonistas

Fernando Vega, tres años después de su paraplejia: "He sido disfrutón y echo de menos el sexo más que andar"

El empresario y deportista hace balance en el pódcast de Nuria March sobre cómo ha cambiado su vida y su relación de pareja tras el accidente de 2022.

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Eva Andreu
Publicada

El año 2022 fue un antes y después para nuestro invitado de esta semana desde que un accidente de esquí lo dejara parapléjico.

Fernando Vega de Seoane ha tenido que reinventarse y cuenta en esta entrega de En Marcha con Nuria March cómo ha sido ese proceso y la forma en la que el deporte y el amor le han impulsado para ayudar e inspirar a otras personas.

La charla está repleta de humor, gratitud y positivismo. El invitado comienza hablando de su reciente victoria en el Campeonato de Irlanda de Golf Adaptado y confiesa: “Es una espinita que tenía clavada”.

Fernando Vega se ha volcado en el golf adaptado.

Fernando Vega se ha volcado en el golf adaptado.

Nunca ha dejado que su paraplejía le imponga qué poder hacer, y entre sus próximos retos se encuentra su participación en el Europeo, que se celebrará el próximo agosto en Suecia.

Más allá de estos retos, el empresario también tiene su vena literaria, pues ha publicado Si la vida te da limones, pide tequila, donde repasa el suceso que le cambió la vida y su camino de adaptación. "Lo escribí con la motivación de hacer un ejercicio de la cajita de la verdad”, asegura.

A través de sus páginas, también homenajea a su compañera de vida y esposa Bea, madre de sus cinco hijos: “Lo que subyace es un perdón y un gracias a ella”.

Además, se sincera y comenta “sin ella no hubiera sido capaz de llevar el accidente de este modo”. Este libro fue una catarsis personal y un cambio de paradigma con respecto a la mujer: “Lo que he conseguido es ponerla donde, en mi opinión, se merece, porque vengo de una educación muy encorsetada".

En este punto, el empresario reflexiona sobre su papel como marido y padre: “En todo este camino de 26 años que llevamos casados, he pretendido ser el padre de familia que me inculcaron… Una especie de machito alfa”.

En cambio, su esposa ha sido una verdadera fuente de inspiración: “Me he roto la espalda y quiero quitarme del spotlight y darle muchísima visibilidad a ella, porque la quiero y admiro”.

No todo ha sido un camino de rosas, el golfista confiesa a Nuria March alguna de las sombras de su relación de pareja, como un periodo de separación de seis meses que lograron superar. “Pudimos reconducirlo con una serie de reglas y normas muy bien establecidas”, asegura.

A la pregunta sobre cómo han cambiado sus hijos desde el accidente, él responde: “Hemos descubierto que cuando das un poco de aire, ellos te enseñan de lo que están hechos, que son una versión mejorada de ti. Surge el brillo que tienen, que es brutal”.

Entonces, ¿en qué momento está? ¿Cómo ha podido sobrellevar el suceso que lo dejó en silla de ruedas? ¿Cómo es su vida tres años después?

No es tan fácil de llevar, tienes el impacto y estás muy triste unos segundos… pero luego dices 'hay una segunda oportunidad'. En el momento que yo acepto que me he quedado parapléjico para siempre, es cuestión de ir pasando etapas”.

Pese a las limitaciones físicas, desprende optimismo. “Es muy importante darle humor porque si no sería insoportable la convivencia”, dice. Amante de la velocidad, cuenta cómo se ve la vida desde su moto adaptada y entre risas comenta: “Me dijeron: 'tendrás movilidad reducida', y contesté, 'sentado sí, pero en moto no”.

Además, habla sobre la capacidad "de leer" a las personas que ha desarrollado “He aprendido a identificar muy rápidamente quién está bien y quién mal. Tendemos a ir con una máscara, y desde la silla es muy difícil engañar”.

A la pregunta de qué es lo que más echa de menos, afirma sin tapujos: “Todos tienden a pensar que es andar, porque es la discapacidad que se ve, pero yo he sido un superdisfrutón del sexo y cuando uno pierde toda la sensibilidad, también pasa en esa zona… No hay nada más bonito que el sexo en el amor”.

Para finalizar, Nuria recalca la educación católica de Fernando Vega de Seoane y éste reconoce: “Cuando tuve el accidente miré para arriba y pensé: 'eres un pedazo de cabrón". Aun así, concluye con la firme creencia de que “lo que Dios nos manda tiene un porqué y un para qué”.

La reflexión final es la de sentirse en paz con su nueva misión vital: “Imagínate que el recado que me manda el de arriba es ese”, asegura haciendo hincapié en que, quizás, su fin es el de ayudar a los demás desde su experiencia.

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