
Cruz Sánchez de Lara entrevista a Ana Obregón.
Ana Obregón, en 'Madres: desde el corazón': "Anita me llama mami y sé que algún día se lo tendré que explicar todo"
La actriz asegura en el programa de Cruz Sánchez de Lara que tiene el futuro de su nieta planificado y que nada le afecta.
Más información: Ana Obregón, una mujer con una vida de película, cumple 70 años: de Hollywood a enterrar a su hijo y convertirse en abuela
"Valiente es una madre que tiene que enviar su hijo al cielo", esta rotunda frase pronunciada con tanta vehemencia como emoción contenida es de Ana Obregón. Con ella comienza una charla llena de confesiones, sentada en un sillón verde y vestida de rojo que en su caso es el color de la pasión y el coraje para seguir adelante. A sus 70 años recién cumplidos, esta bióloga, actriz y presentadora forma parte de la historia de la televisión y la prensa rosa de nuestro país.
Pero todas las luces del éxito y la fama quedan apagadas para siempre cuando se enfrenta al suceso más duro, ese que, según sus propias palabras, nunca va a superar. El 13 de mayo de 2020 moría su 'niño' Aless Lequio, a causa del cáncer que padecía, un sarcoma de Ewing contra el que estuvo luchando tres largos años. Han pasado cinco desde su partida y el dolor continúa, aunque ella ha aprendido a vivir gracias a la llegada de la pequeña Ana Sandra, hija póstuma del fallecido, nacida por gestación subrogada en Estados Unidos.
Aquella noticia desató una oleada de opiniones encontradas, con encendidas críticas por parte de un sector de la sociedad. Sin embargo, Ana ha hecho caso omiso a todas esas opiniones porque, según ella, la pequeña es su luz en la oscuridad. Es abuela, no madre, pero ejerce inevitablemente la maternidad. Y de eso precisamente ha hablado con Cruz Sánchez de Lara, vicepresidenta ejecutiva de EL ESPAÑOL, en el programa Madres: Desde el corazón de Mitele Plus.

Ana Obregón asegura que no le afectan las críticas.
Se siente identificada con el título del programa, porque así es precisamente como se siente. Un 20 de marzo de 2023 le cambiaba la vida con el nacimiento de Anita. "Lo tengo grabado. La cogí en brazos, se me quedó mirando… y eran los ojos de Aless. Yo lloraba, pero eran lágrimas del corazón, como si se estuviera licuando. Solo rezaba para que todo saliera bien para poder cumplir el último deseo de mi hijo", recuerda.
Y mientras ella estaba en Miami viviendo esto, en España su imagen saliendo del hospital con el bebé en brazos ocupaba titulares en la prensa escrita y en todas las televisiones. Recibió una llamada de la revista ¡HOLA! y no tuvo más remedio que tomar medidas al respecto.
De su familia solo lo sabían sus dos hermanas y, por supuesto, Alessandro Lequio, así que hizo una videollamada con sus hermanos varones para darles la noticia: "Enfoqué a la cuna y les dije que era su sobrina-nieta, la hija de Aless. Ellos se emocionaron, como debería emocionarse cualquier persona que tenga corazón. Pero eso es lo malo, que hay personas que no lo tienen. Que me critiquen, yo les doy amor, que tengo de sobra".
"Irresponsable, loca… Te han llamado de todo", le dice Cruz. Pero ella insiste: "Las críticas me hacen cosquillas. Cuando has vivido tempestades, ves llover y sonríes. Dicho vulgarmente, me la pela". Tuvo clara esta controvertida decisión desde el momento que supo que su hijo iba a morir y que ese era su deseo. Le duele profundamente recordar aquellos momentos y no puede contener las lágrimas.
"Todo lo que hago desde que no está es por él. Acabé su libro, traje al mundo a su hija y creé su fundación. Trabajo para que no haya más madres que pasen por lo que yo he pasado", dice. Ana Obregón lucha para que haya más apoyo e investigación para el sarcoma de Ewing. Recuerda el impactante momento del diagnóstico y también la actitud que tomó durante todo el proceso del tratamiento médico, primero en Madrid, luego en Estados Unidos y finalmente en Barcelona. "Reuní a mi familia y les dije: ¡Prohibido llorar. No hay otra. Cuando queráis hacerlo, os metéis en vuestros cuartos, que es lo que hago yo'. A mí mi hijo no me ha visto ni una lágrima", confiesa.
Fue una larga y cruel batalla, durante la cual la actriz dejó totalmente aparcada su carrera para dedicarse en cuerpo y alma a Aless. Se desplazaron a Nueva York buscando una costosa técnica que no había en España, con el consiguiente desembolso económico que eso suponía. "Doy gracias por haber trabajado 40 años como una loca y tener dinero para eso. Pero si no lo hubiera tenido, me habría hasta prostituido, hubiera vendido mi casa, el coche, lo que fuera. Estuvimos allí ocho meses juntos, mano a mano. Odio esa ciudad, no volveré nunca, porque fue muy duro", recuerda.
Cruz Sánchez de Lara le pide a su invitada que envíe un mensaje a madres o personas que estén pasando por este trance. "Que lloren, porque eso sana el alma. Lo segundo es que esos seres queridos que se han ido están ahí porque el sur humano es energía. Nos están mandando señales continuamente, todo el tiempo. La filosofía de ver para creer es mentira, es al revés, creer para poder ver", confiesa.
Ana Obregón no evita casi ningún tema, tampoco el del suicidio, aunque ella misma ha reconocido que pensó en quitarse la vida. "Estoy en contra, porque siempre tiene que haber un motivo para estar aquí. Sin embargo, yo lo tenía muy claro. Había cogido un piso en Barcelona, un séptimo, y lo tenía muy estudiado. Mis hermanas estaban asustadas porque les dije que me iba a tirar. Pero en ese momento Alessandro llamó a la puerta y me dijo: ¡Recuerda lo que nos ha pedido Aless!".
Ahora, con la perspectiva del tiempo, se alegra de no haberlo hecho: "Si alguien está a punto de suicidarse, que piense en mí porque siempre se puede encontrar algo. Ese algo me ha salvado la vida y es Anita". Reconoce que le han pasado cosas increíbles y llenas de señales: "Me han hecho muchos regalos y uno de ellos fue una almohada que me mandó una madre que había perdido a su hijo con la foto de Aless. Me dijo: 'Para que la abraces cuando duermas'. A los nueve meses, la niña la cogió y yo le conté que era su papá. Desde entonces, no se separa de ella, la va arrastrando por toda la casa".
Ana Obregón en el programa 'Madres: Desde el corazón'.
Su duelo no terminará nunca, tal y como reconoce. "No he sido capaz de desmontar la habitación de mi hijo. Si vas a mi casa, entras al salón y en el sofá hay una chaqueta que él dejó antes de irnos a Barcelona. Sigue ahí, no la he quitado, está todo igual, su ropa colgada en los armarios. Lo siento, pero no puedo, no voy a tocar nada", cuenta.
Ana Obregón exprime cada minuto con Anita, algo que no pudo hacer con Aless "porque trabajaba 14 horas al día". Y añade: "Soy su abuela y su madre en funciones. Sé que algún día se lo tendré que explicar todo, pero ahora no. Ella me llama mami. Llegado el día lo entenderá".
No cree que sea difícil, sobre todo porque revela que en su familia, de algún modo, la historia se repite. "La madre de mi madre murió en el parto y ella le llamaba mamá a su abuela, El día que hizo la comunión a los siete años fue cuando le contaron la verdad. Entonces, ella le llamó mamá-yaya", revela.
Una de las cosas que más le han criticado ha sido el hecho de la avanzada edad en la que se ha convertido en madre, pero ella tiene respuesta para todo: "Anita tiene muchos primos y tíos y su cuenta en el banco, así que lo tiene todo muy bien organizado cuando yo me vaya".
Solo hay un tema del que no ha querido hablar: la relación de Alessandro Lequio, padre de su hijo, con su nieta biológica. Desea respetar su postura y no entrar en detalles privados de esta relación.