Lucía Delgado y Tábata Cerezo, creadoras de IntimAct

Lucía Delgado y Tábata Cerezo, creadoras de IntimAct Itziar Barros

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La coordinación de intimidad llega a los sets de rodaje: "El cuerpo no sabe que eres actor"

Hablamos con Lucía Delgado y Tábata Cerezo, creadoras de IntimAct y pioneras en introducir esta figura en España. 

6 septiembre, 2023 02:38

La industria audiovisual avanza a pasos agigantados. Hoy en día podemos disfrutar de contenidos más diversos y realistas. Cada vez se tratan temas más diferentes, que hasta hace poco habían sido silenciados, y los relatos han cambiado para dar paso a nuevas voces y nuevas generaciones.

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Todo avance requiere de nuevos medios, y en este caso no iba a ser diferente. Las nuevas perspectivas han originado nuevas figuras dentro de los sets de rodaje que se afianzan cada vez con más fuerza. Este es el caso de la coordinación de intimidad, un apartado cada vez más frecuente en los rodajes tanto de series, como de películas, que ha llegado para quedarse.

Esta figura nació a raíz del movimiento MeToo, que surgió en 2017 en Estados Unidos para denunciar la agresión y el acoso sexual, a raíz de las acusaciones contra el productor de cine y ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein. Este movimiento hizo a toda la industria plantearse la seguridad de las actrices a la hora de rodar una película y puso el foco en el consentimiento.

En España ha tardado en llegar, no fue hasta 2021, que Lucía Delgado y Tábata Cerezo, ambas actrices, se unieron para formar IntimAct, convirtiéndose en pioneras en la coordinación de intimidad en España. Actualmente, pueden presumir de una gran trayectoria, han participado en más de 20 producciones audiovisuales, entre las que se encuentran Élite, Zorras o la próxima película de Elena Martín Gimeno, Creatura.

Desde magasIN hemos tenido el placer de hablar con ellas, que nos han explicado en que consiste la figura de la coordinadora de intimidad y la importancia que tiene dentro de un set de rodaje.

¿En qué consiste la figura de coordinadora de intimidad?

Somos profesionales especializadas en el rodaje de escenas íntimas en el mundo audiovisual y en la representación de la intimidad en pantalla.

¿Cuándo descubristeis que esta figura existía?

Bueno, la figura de la coordinadora de intimidad tiene muy poquito tiempo. Empezó en 2018. Nosotras estudiamos interpretación mucho antes, de hecho estudiamos las dos en Corazza y somos amigas desde entonces. A raíz de entrevistas de actrices a las que seguíamos, sobre todo estadounidenses y británicas, descubrimos la existencia de esta figura y empezamos a hablar de lo interesante que era y lo necesario que sería que llagara a España.

Lucía Delgado y Tábata Cerezo, creadoras de IntimAct

Lucía Delgado y Tábata Cerezo, creadoras de IntimAct Itziar Barros Itziar Barros

Comenzamos a investigar oportunidades de formación que ya existían en Inglaterra y nos llegó una oportunidad de Netflix, en la que estaban buscando a personas en distintos países de Europa para formar en esto, para llevar el rol a industrias que no existían. Ambas nos presentamos candidatas en España y después de pasar muchas entrevistas y procesos de selección con Netflix y con la compañía sudafricana que llevaba a cabo esta formación, Safe Sets, nos cogieron a las dos.

Esto fue una suerte porque después lo más natural fue asociarnos y crear IntimAct.

Sois las primeras en traer la coordinación de intimidad a España…

Hemos sido las primeras certificadas en España, ahora comienza a haber también más compañeras. Tradicionalmente, las coordinadoras de intimidad trabajaban sobre todo de forma individual, pero sí teníamos referencias de algunas pequeñas compañías que iban creciendo y decidimos hacerlo de esta manera, formar IntimAct, para estar las dos bajo un mismo paraguas.

Era un cometido difícil empezar a trabajar en coordinación de intimidad cuando no teníamos referencias en España. También queríamos separarlo de nuestras carreras como actrices que son más personales. Al final nos ha funcionado bien, se ha convertido en algo que ya es más que Tábata y Lucía.

¿Encontrasteis muchos impedimentos para introducir vuestro proyecto al principio? 

Desde el comienzo sabíamos que para poder hacer esto y ser pioneras íbamos a tener que acompañarlo de mucho trabajo de divulgación. Nos dedicamos los primeros meses a dar muchas charlas a la industria, abiertas y gratuitas, a hacer mucha prensa, etc.

Cada vez que teníamos la oportunidad de contarle al resto la coordinación, lo hacíamos, porque sobre todo lo que había al principio era mucho desconocimiento y se generaba mucha confusión. Existían prejuicios o miedos de que viniéramos a censurar el contenido íntimo o de que perteneciéramos a algún tipo de ola puritana. Hicimos toda esa labor y ayudó mucho.

Si que es verdad que al principio tuvimos que convencer a algunas personas de la importancia de la figura, pero en general la industria nos abrazó de una manera muy positiva. Mucha gente se lanzó a probarlo y ver qué pasaba. Y como fue positivo, nos han vuelto a llamar y la verdad que en dos años que llevamos en activo hemos trabajado ya en 25 producciones, lo que quiere decir que la industria lo ha acogido de muy buena voluntad y se ha dado cuenta muy rápido de la necesidad que había.

Estáis presentes en todas las fases de un rodaje... ¿Cuál es vuestra labor en cada una de ellas?

Siempre insistimos en que nos llamen desde el principio, desde la preproducción, y cada vez lo conseguimos más. Al fin y al cabo, actuamos como un departamento técnico más dentro de la producción y la mayor parte de nuestro trabajo, y la más importante, ocurre en preproducción.

Es en este momento donde tenemos todas las conversaciones, las reuniones tanto con los directores y directoras, como con todo el elenco involucrado, y donde también tenemos la oportunidad de ensayar estas escenas, de darles un tiempo y un espacio para también ponernos creativas con esto y entender.

Para nosotros es fundamental entender la intimidad como una oportunidad para seguir contando cosas de la historia de los personajes y aportar nuevos detalles que no tenemos la oportunidad de añadir en otras escenas. Durante la preproducción es donde esa fase creativa puede florecer mucho más. También es donde podemos preparar y hacer toda una labor de investigación, de referencias, de imaginar las escenas junto con las directoras, directores y los elencos, por supuesto, para que sean más novedosas e intentar que sean cada vez diferentes y que formen parte de la historia.

Venimos de una tradición donde las escenas íntimas parecían un apéndice aparte, como un paréntesis en medio de la narración, donde no terminaba de ocurrir nada concreto, siempre intentamos salir de eso. 

En rodaje, estamos ahí acompañando, asegurándonos de que todo lo que hemos preparado sale bien. Y luego detalles técnicos: ver que por cámara realmente funciona, que si estamos hablando de un sexo oral que realmente lo parezca, que sea realista.

En la postproducción estamos presentes según cada producción, pero sí chequeamos que los límites de los actores se cumplen, que los planos cumplen con lo que se ha pactado.

¿Cómo afecta a una actriz o a un actor una escena de sexo?

Partimos de que estas escenas ponen al actor en un lugar de mucha vulnerabilidad. Y eso suele pasar siempre, no solo en las mujeres, también en los hombres. Es un lugar muy vulnerable para todas enfrentarlos a estas secuencias. Existe una falsa creencia de que a los actores nos da igual desnudarnos, que estamos en pelotas todo el rato.

Hay actores que pueden tener más disponibilidad con el cuerpo y eso siempre es muy positivo, pero no deja de ser una cosa muy extraña, tener que hacer actos íntimos simulados delante de unas personas que están mirando una y otra vez, con alguien que no has elegido verte en esta intimidad.

Se mueven muchas cosas y eso es lo que tratamos siempre de poner encima de la mesa. Hay que entender que son cuerpos que tienen una vivencia sexual y personal, que se puede despertar en esas escenas más consciente o más inconscientemente, y que luego se lo lleva a casa. El cuerpo no sabe que tú eres actor.

Si estamos haciendo una escena de violencia sexual y tenemos que simular una violación durante 20 tomas en seis horas de rodaje, al cuerpo le pasa algo y no entiende que es ficción.

Lucía Delgado y Tábata Cerezo

Lucía Delgado y Tábata Cerezo Itziar Barros

Se despiertan mecanismos hormonales y psicológicos, y es necesario, primero, ser consciente de que eso sucede, acompañarlo y darle espacio, y de alguna manera cerrar esa experiencia.

También cuando hacemos escenas de sexo, para el cuerpo es una experiencia muy extraordinaria, exponerse a esa intimidad de forma tan repetida, tan arraigada en el tiempo. Entonces, que seamos actores es una circunstancia que hemos elegido en nuestra vida, pero nuestros mecanismos físicos son los mismos que el de todas las personas y hace falta acompañar esa vivencia del cuerpo, contextualizarla, protegerla, cuidarla y darle espacio.

¿Siguen existiendo muchos prejuicios en el sexo que vemos en ficción?

Sí. Solemos ver a hombres siempre muy atléticos, capaces de hacer cualquier tipo de postura, de cargar con cuerpos y mujeres que disfrutan con mucha facilidad.

Hemos visto una representación muy limitada en cuanto a cuerpos y en cuanto a prácticas. Todo muy heteronormativo, coitocentrista, el pene como centro de la noción del placer, muy poca representación de lo que puede ser el deseo y el placer femenino y de otras búsquedas y formas de expresión.

Por supuesto, eso está cambiando. Lo que pasa es que nos encontramos en un momento donde hay cierta conciencia de que lo que se convierte en objeto en la pantalla. Tradicionalmente, ha sido un tipo de cuerpo femenino y ahora se está empezando a tomar conciencia de que eso no está bien. Pero todavía permanece la necesidad de seguir convirtiendo en objeto algún cuerpo, y lo que nosotras tratamos de plantearnos que el objeto fluctúa y cambia y que no es siempre lo mismo.

Al ser actrices, ¿habéis pasado por alguna experiencia negativa dentro del set de rodaje? ¿Cómo creéis que hubiera sido la historia del cine si la figura de la coordinadora de intimidad hubiera aparecido antes?

En nuestro caso personal, creo que ninguna de las dos, afortunadamente, hemos estado expuestas a experiencias desagradables en el set de rodaje, pero sí que tenemos alrededor muchas compañeras que sí han vivido.

Hubo una época en la que era muy común tratar de engañar a las actrices sobre lo que sucedía en cámara para convencerlas de quitarse las pezoneras, porque si no se marcaba, prometiéndoles que el plano iba a estar por encima de pecho cuando no era verdad, cuando se estaban grabando partes de su cuerpo para las que ellas no habían dado su consentimiento.

Pero como todo quedaba en una conversación más o menos improvisada de colegas en el set, donde pasa todo muy rápido y hay muchos malentendidos, se generaban situaciones muy incómodas.

Más allá de estas experiencias, que son terribles y ha habido claramente una mala intención, lo que más ha sucedido era que, sin mala intención de nadie, simplemente se daban situaciones incómodas por no haber hablado claramente de lo que se iba a hacer, por querer improvisar algo, porque no se sabía otra manera de conseguir ese contenido. Y entonces se cruzaban límites sin querer y se convertía en una experiencia muy incómoda para todo el mundo.

Y ahí sí que no hay que distinguir entre experiencia femenina y masculina, más allá de que, por supuesto, en el cine ha habido una cosificación repetitiva de los cuerpos femeninos.

Con respecto a si hubiera cambiado la historia del cine, por supuesto, creo que con coordinación e intimidad, la experiencia de las actrices habrían sido muy distintas. Se me ocurre el ejemplo de Sharon Stone en Instinto Básico, que le dijeron que su zona genital estaba fuera de cuadro de cámara y se la manipuló para que se quitara la ropa interior. Esto es algo que, por supuesto, con coordinación de intimidad, jamás habría ocurrido.

Se habla mucho menos de la vulnerabilidad de los hombres en escenas íntimas. ¿Por qué?

Es verdad que se habla mucho menos en público porque no terminan de encontrar el espacio. Estamos mucho menos acostumbrados en la sociedad y culturalmente a que cualquier hombre, en cualquier contexto, exprese libremente una vulnerabilidad. Y eso forma parte de la masculinidad hegemónica tradicional.

Las mujeres estamos más acostumbradas a escuchar experiencias desagradables, porque en los últimos años también se ha abierto el espacio para que esto ocurriera. Hay que entender que el contexto sociocultural es muy importante para el momento en el que se alza la voz y se denuncian cosas tan sensibles y que afectan tanto a la intimidad privada como estas.

Por suerte creo que estamos ahí a nivel social y cultural. Poco a poco se abren espacios para poder escuchar estas experiencias vulnerables de hombres y en la intimidad en pantalla. Por supuesto, a nosotras nos encanta poder trabajar mano a mano con hombres o con gente que se identifica como hombres y poder sostener y apoyar sus miedos e inseguridades, las posibles dudas que puedan tener porque existen y están ahí, y poder hacerles la experiencia también más llevadera.

Los cuidados tiene que estar repartidos por igual y cuidar a ambos, tanto a la actriz como al actor.

¿Hay muchas más mujeres coordinadoras de intimidad que hombres?

En la comunidad internacional, desde luego, la gran mayoría sólo somos mujeres. Por un lado, venimos históricamente de una industria audiovisual dominada por hombres y en los sets de rodaje normalmente hay una inmensa mayoría de hombres alrededor, por lo que tenía sentido que de alguna manera una figura que viene a romper esas jerarquías de poder, y a hacer de los sets lugares más igualitarios y más cuidadosos, fuera una mujer.

Al fin y al cabo, como actriz es verdad que muchas veces te sientes en estas escenas siendo la única mujer en la habitación. Por otro lado, creo que existe unas razones socioculturales en las que las mujeres estamos más conectadas con los cuidados, con el consentimiento.

Lucía Delgado y Tábata Cerezo

Lucía Delgado y Tábata Cerezo Itziar Barros

Estamos en una ola donde hablamos más de nuestra sexualidad, de nuestro deseo. Y también porque hemos sido víctimas de una representación que nos ha hecho mucho daño a nivel individual, la presentación colectiva del cuerpo femenino. Entendemos mucho más por qué eso se tiene que transformar.

Pero tenemos compañeros coordinadores de intimidad que son hombres. Pensamos que el género no tiene por qué influir en el trabajo y que poco a poco se tienen que ir creando lugares donde haya más diversidad.

Qué es lo mejor de ser coordinadora de intimidad

La oportunidad que nos da de colaborar con tantas personas diferentes, de conocer de cerca a diferentes directores que admiramos mucho y poder ver sus procesos desde cerca. Lo mismo con tantos actores, compañeros y compañeras, trabajar con ellos desde el otro lado.

Sentir que estamos transformando la industria audiovisual en nuestro país a un nivel muy profundo y que están siendo conscientes de un cambio que va a ser muy importante. Es muy bonito y empoderante ser parte de ese cambio.

¿Por qué es necesaria esta figura en los rodajes?

Creo que ya hemos entendido que los rodajes al final son un lugar de colaboración donde si eliminas una pieza, todo se desmorona más facilmente. Por ejemplo, antes no existía la figura del script, y había muchos fallos de racord. Ahora mismo es imposible imaginar un rodaje sin script porque sería un caos.

Como industria audiovisual vamos evolucionando, vamos creciendo y vamos detectando nuevos lugares donde hace falta un poquito más de apoyo. La coordinación de intimidad está ayudando a generar sets más seguros y más creativos, y una vez que se ha demostrado eso es difícil renunciar a ello.

Está ayudando en el contenido y se ve en los resultados de series como Euphoria, que no sería lo que es ni hubiera tenido el impacto cultural que ha tenido, si no hubiera contado con una figura de coordinación.