Julia Higueras Alfonso Ohnur
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    La estación de tren de Przemysl convertida en un centro de refugiados. Uno de los pasillos donde algunos ucranianos que llegaron en tren a Polonia descansan sobre camas improvisadas o en sillas.

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    En Medyka, la frontera, justo en la verja que separa Polonia de Ucrania. Algunas personas huyen de la guerra y otras vuelven a Ucrania para estar con sus familias o para luchar en el frente.

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    El fotógrafo Alfonso Ohnur, durante la cobertura.

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    Refugiados ucranianos nada más pasar la frontera polaca son recibidos con té o sopa caliente. Llegan ateridos por el frío.

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    Esta foto casi nos cuesta un disgusto. La hizo Alfonso en Ucrania. Aquí se recluta a los mercenarios y voluntarios de muchos países (canadienses, estadounidenses, ingleses, australianos, franceses, españoles, etc.) que acuden a la llamada de Zelensky. Los militares se llevaban a Alfonso detenido para requisarle la cámara. Salí en su ayuda y me faltó bailar una sevillana para que nos dejaran continuar. Lo conseguimos.

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    Una adolescente ucraniana se calienta las manos, el estómago y el corazón con una sopa caliente. Acaba de pisar suelo polaco.

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    Ucrania. Tal cual. Soledad y frío. Pareciera que todos los ucranianos hubieran salido corriendo y se dejaron la puerta abierta. Nadie en las calles, nadie en las iglesias.

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    -Julia Higueras en los alrededores de Medyka-. La sonrisa impostada. Ni el gorro que me prestó mi amiga Bárbara fue suficiente para calentarme la cabeza y el corazón.

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    Una anciana con muletas pasa la frontera. La mirada perdida. Ha dejado toda su vida atrás. Cada persona refleja en su cara una historia de terror.

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    Alfonso y yo esperamos que nos devuelvan el pasaporte y los carnets de prensa requisados por la oficial ucraniana. Mercenarios y médicos hacen cola para sellar su pasaporte y pasar a Ucrania con un salvoconducto.

Julia Higueras Alfonso Ohnur