Clara Arpa, presidenta del Pacto Mundial de la ONU.

Clara Arpa, presidenta del Pacto Mundial de la ONU.

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Clara Arpa, presidenta del Pacto Mundial de Naciones Unidas: "Necesitamos un cambio de mentalidad"

Clara Arpa Azofra, presidenta del Pacto Mundial de Naciones Unidas en España, presenta a Isabel Guerra, una mujer "inmejorable, de diminuta complexión y que viste un hábito".

31 marzo, 2022 10:46

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Soy la segunda generación de una empresa familiar, típica del tejido empresarial español, fundada por un padre muy emprendedor y visionario, allá por los años 60.

Durante todos estos años de vida de la empresa, mi familia se ha entregado a la consolidación y continuidad de la misma con dedicación y perseverancia, así como todas las personas que durante este tiempo han pasado por ella dejando su impronta y buen hacer.

Hemos pasado más de una crisis durante estos 50 años y esperamos, que, aunque en estos momentos los vientos no sean favorables y vengan racheados, consigamos seguir navegando para ser útiles a aquellos que nos apoyan y nos ayudan con su trabajo, esfuerzo y empeño en salir airosos de esta tormenta.

No lo tenemos fácil, pero nuestro compromiso es fuerte y con constancia y dedicación esperamos den sus frutos. Ahora bien, hemos de cambiar el rumbo y acertar con nuestras decisiones de cambio. Virar no es fácil en un entorno tan hostil y para ello necesitamos adaptarnos a los vientos cambiantes. En estos momentos el futuro se nos acontece incierto y de alguna manera lo sentimos muy lejano.

Desde que hace dos años nos enfrentamos a la pandemia de la Covid-19, pensamos que las cosas no podrían ir peor, que llegaría un día en el medio plazo que nos devolvería a la situación anterior. Esa situación cada día se nos presenta más lejana.

Sostenibilidad y desarrollo

No será la realidad futura como antaño y a eso nos tendremos que ir adaptando en el día a día. Debemos aprovechar estas circunstancias para aprender sobre la marcha forzada a la que se nos ha sometido a hacer las cosas de otra forma, huyamos del “ esto siempre se ha hecho así”. Y yo me pregunto si ese "siempre" se refiere a los 10, 20, 30 o 50 últimos años.

Cuando yo era pequeña, recuerdo que las botellas vacías de cristal se volvían a llevar a la tienda, los zapatos se llevaban al zapatero para poner medias suelas y en los jerséis se veían coderas y en los pantalones rodilleras.

"Si no es sostenible, no es desarrollo"

Los electrodomésticos se arreglaban en la tienda del barrio. Desde luego, había mercerías y modistas y tiendas de ovillos de lana de todos los colores para tejer gorros, bufandas y jerséis, que te duraban toda la vida. Había traperos y chatarreros que reciclaban mensualmente lo que recogía el portero de todos los vecinos y podría llenar toda la página con ejemplos. En definitiva, el usar y tirar no existía.

Hay un lema que me gusta “si no es sostenible, no es desarrollo.” Durante los últimos 70 años, la sociedad se ha desarrollado como nunca, como en ninguna de las décadas anteriores. Hemos asistido al mayor crecimiento de población nunca conseguido, más de 5.000 millones de habitantes en los últimos 70 años, el nivel de recursos que hemos necesitado para alcanzar el nivel actual de la sociedad se ha multiplicado exponencialmente.

En estos momentos, necesitaríamos según la iniciativa overshoot day (`día de la deuda ecológica´), que calcula las necesidades anuales de la población mundial de recursos naturales como si tuviéramos dos planetas y medio. Se calcula que en torno al año 2030 seremos más de 8.000 millones y algo más de 10.000 para el 2.050.

Crisis y cambios

Estamos ante una crisis sanitaria, de transporte, de materias primas, energética,…

Y sufrimos también una situación de inseguridad como no se veía en Europa desde la segunda guerra mundial, según dicen los expertos. En este golpe de timón al que me refiero como sociedad deberíamos de enfrentarnos a nuestro propio cambio. Un cambio en el que toda la sociedad tiene que estar realmente involucrada, haciéndose cada persona cargo como parte de ella de su propio comportamiento.

Las cosas ya no serán como antes, nosotros como sociedad tampoco. Y claro, tendremos que re-aprender pero a qué. En primer lugar, a renunciar y reducir nuestro consumo de recursos, a comportarnos de forma que podamos ser más eficientes con el uso de los mismos y, en segundo lugar, volver a aprender con aquellas herramientas que nos permitan ser más eficientes.

Nos formamos en habilidades y disciplinas hasta ahora desconocidas. A los que tenemos cierta edad y somos analógicos nos cuesta adaptarnos a la digitalización, pero la digitalización no es solo escribir rápido en un teclado táctil, ni es saber manejar algunas o muchas aplicaciones en un teléfono móvil inteligente.

Tenemos que enfrentarnos a un entorno un tanto incómodo para la mayoría, pero tremendamente útil para que dominemos habilidades digitales que nos permitan hacer que las máquinas hablen con otras máquinas, para que sean capaces de hacer un uso más eficiente de los recursos. En esto, la inteligencia artificial y el proceso de datos sirven para lo mismo.

El Pacto Verde Europeo

Debemos de controlar las actividades industriales, urbanas, personales… para controlar en un principio y seguir reduciendo después hasta la emisión cero de los gases de efecto invernadero. Tenemos a favor los cambios planteados por Europa en el 2020 con respecto al Pacto Verde Europeo. Sus palancas de cambio con respecto a los sectores económicos que harán de la Europa de mediados de siglo una Europa Verde y Digital.

Usemos lo que tenemos, el aire y el sol para tener nuestra propia energía e independencia, aunque eso conlleve renuncia y ahorro de recursos para hacerlos más eficientes. Ayudemos a los equipos de personas a adaptarse y a volver a formarse las que estén en activo y animemos a cada una de ellas a que se implique en su propio futuro, aunque solo sea porque a mayor formación y adaptación el trabajo es más valorado y estable.

Para todo esto necesitamos un cambio de mentalidad. Necesitamos formación. Necesitamos que nos convenzan para poner lo mejor de esta sociedad a su servicio, que nuestras acciones, tanto individuales como colectivas, estén alineadas con ese cambio profundo que necesitamos para virar el rumbo. Toda la sociedad junta, implicada, como una única persona, con una única meta.

Necesitamos que todas las personas que trabajan, aquellas que tengan capacidad de decisión, que tengan de alguna forma influencia en sectores de actividad distintos, se comprometan a actuar sobre el cambio para que, entre todos conseguir este viraje, un golpe de timón para salir del “siempre se ha hecho así” y pasar la producción y al consumo responsable.

La Agenda 2030 y los ODS

Tengo la fortuna de ser miembro de la junta directiva del Pacto Mundial de las Naciones Unidas (UNGC) y su presidenta en España. Esto me da la visión y la posibilidad de trabajar estrechamente con la comunidad internacional en la implantación de la Agenda 2030 en los sectores económicos y particularmente en el sector privado.

La Agenda no deja de ser una herramienta para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible publicados en el 2015. Estos Objetivos estarán vigentes hasta el 2030, después no sabemos a ciencia cierta qué habremos logrado y qué nos deparará ese futuro, el cual vemos lejano a partir de ese año.

De esos objetivos, todos prioritarios y transversales, en mi opinión, el número 12 es el que debería ser más popular, el de Consumo y Producción Responsable. 

Si consiguiéramos actuar de una forma responsable tanto a nivel profesional como personal, si pasáramos de clientes donde prima el precio del bien o servicio a consumidores, si tuviéramos la capacidad de ejercer nuestra fuerza como compradores en una selección responsable en lo que como ciudadanía podemos influir y según los expertos el consumidor es quien decide… podríamos virar el rumbo y conseguir, dentro de las tremendas dificultades, salir de esta tormenta con otra actitud, con otro objetivo y otro destino.

"Tiempo de cambio real"

Como decía mi colega Cristina Aranda en un artículo anterior “es tiempo de cambio real”. Formémonos en todas esas disciplinas nuevas y necesarias, hagámoslo sin miedo, comprometámonos como individuos a influir con nuestro comportamiento en el cambio del día a día con nuestro compromiso. Incluyamos a todos y todas, seamos diversos y apostemos por lo nuestro e intentemos como sociedad, como personas, que nadie se quede atrás.

"Es tiempo de cambio real"

Como he dicho al principio del escrito, pertenezco a una empresa familiar, una de las tres millones de pequeñas y medianas empresas que forman el tejido industrial de nuestro país. Me considero empresaria de raza y me gustaría que la siguiente generación, de la cual no me cabe duda que será una generación estupenda, más preparada y adaptada, se encuentre ese nuevo futuro verde y digital, porque hayamos sido capaces de salir de nuestra tormenta, preparados para acometer sin miedo y con ganas sus propias futuras tormentas.

Y sin más dilación me gustaría introducir al siguiente eslabón de nuestra cadena, Isabel Guerra, una mujer que sorprende.

Primero por su arte, algo tan sublime te lleva a pensar que alguien que puede realizar esa joya artística no puede ser terrenal.

Segundo por su personalidad, fuerte, firme y coherente como pocas veces se conoce a alguien, puede ser incluso no ser terrenal.

Tercero, jamás pensarías que algo así, tan inmejorable, con ese carácter tan seguro, pudiera venir de una mujer diminuta de complexión y que viste un hábito. Es de las personas que más orgullosa estoy de conocer y compartir.

*Clara Arpa Azofra. CEO de ARPA Equipos Móviles de Campaña y presidenta del Pacto Mundial de las Naciones Unidas.