Una mujer al calor del radiador.

Una mujer al calor del radiador.

Interiorismo

Los expertos lo confirman: la temperatura a la que debes poner la calefacción para no elevar la factura

Mantener siempre la temperatura a 21 ºC cuando no hay nadie en casa o durante la noche se convierte en un gasto innecesario.

Más información: Facundo, arquitecto, sobre ahorrar dinero en calefacción: "Es solo para las tardes muy nubladas o las noches frías"

Publicada
Actualizada

Para muchos hogares españoles, poner la calefacción a 21 ºC parece lógico en invierno. Muchas personas lo hacen cada día creyendo que es lo ideal para estar cómodos. Sin embargo, esta temperatura no siempre es eficiente, y saber cuál es el rango correcto puede marcar una diferencia significativa en el consumo.

Más aún, cada grado que aumenta el termostato más allá de cierto umbral incrementa el gasto energético de forma notable. Muchas personas no son conscientes de cuánto puede subir su factura solamente por ajustar la calefacción un poco más.

En consecuencia, ¿por qué 21 ºC no siempre es la temperatura ideal? Durante años se ha extendido la idea de que poner la calefacción a 21 ºC es "normal" o "necesario" para estar caliente dentro de casa. De hecho, muchos termostatos domésticos están calibrados con ese número de referencia.

El ejemplo de María es muy representativo. Ella llevaba años poniendo la calefacción a 21 ºC sin cuestionarlo. "Pensaba que era lo normal, la temperatura estándar para no pasar frío", explica. No fue hasta que empezó a notar subidas constantes en la factura cuando investigó y descubrió que, a partir de ese umbral, cada grado extra dispara el consumo. "No sabía que mantenerla siempre ahí suponía gastar mucho más de lo necesario", reconoce ahora.

Los expertos en eficiencia señalan que ese valor es un punto de equilibrio relativo, no una regla fija. Por cada grado que se sube el termostato por encima de esa cifra, el gasto energético puede aumentar aproximadamente un 7%, lo que repercute directamente en la factura de electricidad o gas.

Esto significa que mantener siempre la temperatura a 21 ºC cuando no hay nadie en casa o durante la noche se convierte en un gasto innecesario. En realidad, utilizar rangos de temperatura adaptados al uso real de los espacios es más eficiente y puede reducir el consumo hasta un 38%.

Además, muchos expertos recomiendan diferenciar entre estancias y horarios. Por ejemplo, en la sala de estar entre 19 y 21 ºC suele ser suficiente para actividades diarias; en el dormitorio por la noche, bajar a entre 15 ºC y 17 ºC puede ahorrar energía sin afectar al descanso, y cuando no hay nadie en casa, apagar o reducir al mínimo también reduce el consumo.

Más allá de las recomendaciones técnicas, el impacto económico es real. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha señalado que cada grado extra puede suponer un aumento de hasta un 7% en la factura anual de energía, especialmente cuando el precio de la luz o el gas es elevado.

Con tarifas energéticas más altas en invierno, mantener temperaturas elevadas durante muchas horas al día puede generar facturas inesperadamente altas, sobre todo, en viviendas con mal aislamiento térmico.

Tener la calefacción a 21 ºC no es necesariamente malo, pero no siempre es lo más eficiente si se mantiene todo el día sin analizar su uso. En consecuencia, adoptar un enfoque basado en rangos de temperatura adecuados y ajustarlos según el momento del día puede reducir tu consumo, disminuir la factura y hacer tu hogar más sostenible energéticamente.

Si haces pequeños cambios en la forma de usar la calefacción, podrás gastar menos sin renunciar al confort, algo que todos los hogares buscan especialmente en invierno.