Nuria Roca y una recreación de su sala con su butaca.

Nuria Roca y una recreación de su sala con su butaca.

Interiorismo

Nuria Roca (53): “Tengo una butaca en mi dormitorio donde me siento, respiro hondo, me relajo y leo”

La presentadora comparte cómo convirtió un rincón de su dormitorio en su refugio personal, y por qué una simple butaca puede marcar la diferencia para el bienestar diario.

Más información: “Este rincón lo cuido como si fuera parte de mí”: el espectacular jardín de Nuria Roca (53 años) en su casa

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La presentadora de televisión ha revelado por medio de sus redes sociales la relevancia de incluir este mueble en el cuarto. "En mi habitación tengo una silla en la que me siento, respiro profundamente, me relajo y leo", dice la mujer de Valencia. Asimismo, Nuria menciona que la emplea para mirar la televisión y disfrutar de buenos momentos conversando por teléfono.

Este rincón favorece la conexión consigo misma: lectura, desconexión y pausa consciente. Un elemento simple que ejemplifica su forma de entender el hogar como refugio. Además, su vivienda refleja esa filosofía de serenidad: tonos neutros, mobiliario cuidado y un ambiente que invita al descanso.

Para Nuria, ese asiento no es un mero mueble: es un permiso para detenerse. Colocada frente a una ventana, la butaca se convierte en su observatorio personal donde se "resetea" lejos del ritmo televisivo y mediático.

Nuria Roca y sus distintas butacas.

Nuria Roca y sus distintas butacas. Redes sociales

Además, es importante tener en cuenta que el entorno físico influye en cómo nos sentimos y, por ello, en muchas ocasiones es clave apostar por crear un rincón dedicado exclusivamente a la calma.

La estancia está diseñada para la tranquilidad: paredes en tonos claros, textiles suaves y luz natural que complementa el momento de la lectura. En su casa (que comparte con Juan del Val) la butaca es protagonista por su simplicidad y su funcionalidad.

Al sentarse en ella, la presentadora abandonaría el papel público y abrazaría una rutina personal esencial para su equilibrio. En consecuencia, más allá de la estética, esta elección revela un mensaje potente: el hogar como espacio emocional.

Nuria confiesa que necesita pausar, respirar y soltar. Esa pausa se materializa, en parte, en ese rincón. De este modo, convierte la decoración en un acto de autocuidado, donde cada elemento cobra un sentido más allá de lo visual.

Este tipo de rincones tienen cada vez más presencia en la decoración actual. Se trata, no solo de un asiento cómodo, sino de un "espacio de bienestar", llamado a funcionar como aliado frente al estrés cotidiano. En el caso de Nuria, la butaca es un símbolo de pausa deliberada en medio de una vida profesional activa.

La historia decorativa de su vivienda confirma la idea. En el dormitorio, la butaca junto a la ventana se convierte en centro de "micro-rutina" que fomenta la introspección. La luz natural, los tonos neutros y la sencillez del ambiente refuerzan la intención: tener un lugar donde frenar, soltar y simplemente ser.

La reflexión de Nuria Roca nos invita a mirar con otros ojos nuestro propio hogar. A veces basta con una butaca bien ubicada para generar un espacio de calma dentro de la vorágine diaria. Su testimonio reafirma que la decoración no es solo cuestión estética, sino también una herramienta para mejorar nuestra calidad de vida.

Crear un rincón especial desde el que observar, respirar, relajarse y leer puede marcar la diferencia en nuestro día a día. De hecho, cada vez más expertos en interiorismo recomiendan reservar un rincón personal dentro del dormitorio, al igual que hace Nuria.