Mar Flores en 'Late Xou'.
Belleza
Mar Flores en 'Late Xou'. RTVE
La parte posterior de los brazos es, desde hace décadas, una de las preocupaciones estéticas más compartidas, especialmente a partir de cierta edad. La piel pierde firmeza, el músculo deja de trabajar con la misma intensidad y el paso del tiempo se traduce en un descolgamiento visible que muchas mujeres intentan corregir.
Las llamadas alas de murciélago no aparecen de un día para otro. Son el resultado de una combinación de factores que incluyen la genética, los cambios hormonales, la disminución natural del colágeno y, sobre todo, la ausencia de ejercicios específicos dirigidos al tríceps.
A partir de los 45 años, esta preocupación suele ocupar un lugar destacado en las rutinas de entrenamiento, y una de las figuras públicas que ha hablado abiertamente sobre el cuidado de esta zona es Mar Flores. A sus 56 años, la modelo mantiene unos brazos firmes y definidos gracias a una disciplina constante y a la inclusión de ejercicios muy concretos como el press francés.
Mar Flores ha convertido su pacto con la eterna juventud en una cuestión de disciplina y, sobre todo, de rodearse de los mejores expertos. Lejos de fórmulas mágicas, la modelo y empresaria confía el diseño de su silueta a su entrenador personal, la figura clave que pauta cada movimiento para trabajar esas "zonas rebeldes" que tanta inquietud generan a partir de los 50.
Gracias a este profesional, Mar ha logrado mantener a raya las temidas alas de murciélago, demostrando que la firmeza de los brazos puede combatirse fácilmente con los ejercicios adecuados.
Lo mejor de su rutina es que Mar no la guarda bajo llave; al contrario, ejerce de gurú fitness para sus seguidoras compartiendo estas píldoras de entrenamiento en sus redes sociales. Recientemente, ha hablado sobre el press francés, también conocido como la extensión de tríceps tumbada con mancuerna.
La genialidad de este movimiento reside en su sencillez y en su capacidad para aislar el músculo. A diferencia de otros ejercicios que involucran el hombro o el pecho, esta variante pone el foco 100% en la cabeza larga del tríceps, justo la zona donde aparece el descolgamiento.
Los beneficios de incluir este ejercicio en la rutina semanal van mucho más allá de la estética inmediata. En primer lugar, es un ataque directo a la flacidez localizada. Al trabajar la extensión del codo contra la gravedad y desde una posición de estiramiento (al bajar la pesa tras la nuca), se consigue una activación profunda de las fibras musculares que la piel necesita para volver a sentirse "rellena" y tensa.
Además, al realizarse en el suelo, se convierte en una opción mucho más segura para las articulaciones. El suelo actúa como un tope natural que impide que bajemos los brazos en exceso, protegiendo los hombros de posibles lesiones o rotaciones agresivas, algo vital cuando buscamos entrenar con intensidad pero sin riesgos a partir de cierta edad.
Al concentrar el esfuerzo en la extensión del codo, se consigue un trabajo profundo que favorece tanto la tonificación como el fortalecimiento muscular, dos aspectos clave para mejorar el aspecto flácido de los brazos. Además, el control durante la fase de bajada potencia el trabajo excéntrico, esencial para estimular el músculo y mejorar su firmeza.
Otro punto a favor es su gran adaptabilidad. El peso puede ajustarse fácilmente a las capacidades de cada persona, y en ausencia de material específico, puede sustituirse la mancuerna por botellas de agua u otros objetos que permitan mantener una carga manejable.
Precisamente esta versatilidad, unida a su eficacia demostrada, explica por qué ejercicios como este forman parte de la rutina habitual de Mar Flores y se han convertido en un imprescindible para quienes buscan decir adiós a las alas de murciélago de forma definitiva. Sin embargo, es importante realizarlo correctamente.
La efectividad de este movimiento tiene una regla de oro inquebrantable: la técnica debe ser impecable. Como nos recuerda la propia rutina de Mar, lanzarse a replicar el ejercicio sin prestar atención a la postura puede ser contraproducente.
Una mala ejecución —como abrir demasiado los codos, arquear la zona lumbar o utilizar una carga para la que no estamos preparadas— no solo anula los beneficios estéticos, sino que puede derivar en molestias articulares o lesiones en hombros y cervicales.
La ejecución, tal y como nos muestra Mar bajo la supervisión de su entrenador, es apta para realizar en el salón de casa:
La calidad del movimiento siempre debe primar sobre la cantidad; es fundamental interiorizar cada gesto con la misma precisión y control con la que lo pauta un profesional, asegurándonos de que el esfuerzo se sienta únicamente en el músculo y nunca en la articulación.
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