El estilista y profesional del cabello Moncho Moreno tajante: "El pelo no te dura limpio porque lo lavas mal"

Te lavas el pelo en casa, te esmeras con tu champú favorito, incluso repites el lavado… y, sin embargo, al día siguiente ya notas la raíz apelmazada, sin volumen y con aspecto sucio.

¿Por qué cuando lo haces tú el efecto te dura "un suspiro" y, en cambio, cuando sales de la peluquería tu melena aguanta varios días impecable?

La respuesta la tiene uno de los peluqueros más reconocidos de España: Moncho Moreno, estilista de celebrities y experto en tratamientos de salón.

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Con años de experiencia en salones de belleza, Moncho ha desvelado el error más común que todas cometemos al lavarnos el pelo en casa.

No tiene que ver con el champú en sí, ni con el secador, ni con los productos que usas después. El problema, asegura, empieza desde el primer paso: cómo nos aplicamos el champú.

El secreto está en el cuero cabelludo

"¿Sabrías decirme por qué cuando te lavas el pelo en casa te dura poco limpio y cuando te lo lavas en la peluquería, te dura mucho más tiempo limpio?", lanza Moncho Moreno como pregunta clave al inicio de una reciente publicación en sus redes sociales.

Él mismo se responde con contundencia: "El masaje que te dan en los salones de belleza no solo te lo dan para relajarte, sino para limpiar bien a fondo el cuero cabelludo".

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Ahí está la gran diferencia. En casa nos centramos en el cabello (la espuma, las puntas, que huela bien) pero nos olvidamos de que el champú está diseñado para limpiar la raíz, que es donde se acumula el sebo, el sudor y la suciedad.

Cómo lavarte el pelo bien en casa

Afortunadamente, replicar en casa ese "efecto peluquería" sí es posible. Solo necesitas conocer el paso a paso correcto. Y Moncho lo explica así de claro:

1. Emulsionar el champú antes de aplicarlo
   "Emulsiona el champú en la palma de tu mano, con un poquito de agua, antes de hacerlo en el cuero cabelludo. Esto hará que arrastre mucho mejor la suciedad, porque a veces ponemos mucho champú y no lo sabemos distribuir muy bien".

   ¿El error común? Aplicar directamente el producto concentrado en la cabeza. Eso satura una zona y no llega bien al resto del cuero cabelludo, por lo que la limpieza es desigual.

   En los salones, incluso usan una técnica propia: “Nosotros lo llamamos ‘biberones’ cuando aplicamos el champú con agua”. Es decir, lo diluyen previamente y lo aplican de forma homogénea.

2. Dos champús mejor que uno
   Otra clave para que el pelo quede realmente limpio y dure más tiempo fresco: haz dos lavados seguidos.

   "El primero no tiene por qué hacerte espuma, el segundo sí", explica el estilista. El primer lavado elimina el exceso de grasa y residuos superficiales; el segundo realiza la limpieza profunda.

   Pero atención: el champú va en la raíz, no en las puntas. “Aplícatelo bien en la raíz: el champú es para el cuero cabelludo, no para las puntas”, recuerda Moncho.

3. El agua, siempre tibia
   Puede parecer un detalle sin importancia, pero no lo es. “Y lo más importante: agua tibia. No te pongas el agua demasiado caliente; no le gusta ni a tu pelo ni a tu cuero cabelludo”, advierte.

   El agua muy caliente puede irritar el cuero cabelludo, aumentar la producción de grasa y dejar el pelo más frágil. Además, contribuye a que el color se degrade más rápido si llevas el cabello teñido.

La diferencia entre un pelo bonito y un pelo sano

Moncho insiste en que no se trata solo de que el pelo "luzca bien" tras el lavado, sino de que esté realmente limpio y sano desde la raíz.

De nada sirve una melena con volumen si el cuero cabelludo está saturado de producto, mal enjuagado o con restos de champú.

Una limpieza correcta no solo hace que el pelo se vea más suelto y aguante más tiempo limpio, sino que mejora la salud del cuero cabelludo, lo que se traduce en un cabello más fuerte, con mejor crecimiento y menos problemas como caspa, caída o irritación.

Las puntas del cabello no deben lavarse directamente con champú. Al masajear bien la raíz, la espuma que cae durante el aclarado ya es suficiente para limpiar los largos sin necesidad de frotar ni resecar. El verdadero cuidado para las puntas viene luego, con mascarillas, acondicionadores o sérums.