Una de las salas asistenciales del centro de atención integral Benita Pastrana.

Una de las salas asistenciales del centro de atención integral Benita Pastrana. Laura Mateo

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Benita Pastrana, el centro para las víctimas de violencia sexual: "La mayoría tiene a sus agresores dentro de la familia"

El Ayuntamiento de Madrid puso en marcha en 2023 este centro de atención integral tanto para mujeres que han sufrido violencia como para sus familias.

Más información: La Comunidad de Madrid abrirá en octubre el primer centro para hombres víctimas de violencia sexual

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Laura —nombre ficticio— no para de frotarse las manos. Da vueltas y vueltas buscando un resquicio de piel que no le incomode, que no le duela, intentando sentirse algo más segura en el cuerpo que habita. Le brillan los ojos, pero toma aire lentamente y procede, muy bajito, a contar su historia.

Aún puede sentir el miedo de aquel momento en el que su compañero de trabajo empezó a agredirla sexualmente. Fue en la propia fábrica de alimentación donde trabajaban. Recuerda ir uniformada, tapada totalmente, dejando solo al descubierto unos ojos que no paraban de llorar.

Sentía miedo y a la vez vergüenza, porque no era la primera vez que le sucedía. Aunque ya no eran visibles, le vino a la memoria la imagen en el espejo que le mostraba incisivo el reflejo de los cardenales que le dejaba su ahora ya exmarido.

"Me zarandeaba, me violaba, me agarraba del cuello... y yo solo podía agachar la cabeza", recuerda Laura, compartiendo su pesar. Fue lo mismo que hizo ante su compañero.

Temía perder el trabajo, porque esta mujer migrante llegó hace 20 años a España "completamente sola", sin amigos ni familia. "No tenía a dónde ir" si la despedían, si no la creían, así que tomó de la mano al silencio para intentar seguir con su camino. Pero no pudo.

"Lloraba todos los días", llegó a pensar incluso en el suicidio, y el pánico que sentía al ver a su agresor día tras día hizo que, esta vez, ya no lo soportara más. Se armó de valor para hablar con su superior y este, en cuanto fue conocedor de lo acontecido, llamó a la policía.

Puerta de entrada al centro de atención integral Benita Pastrana.

Puerta de entrada al centro de atención integral Benita Pastrana. Laura Mateo

Aún no sabe cómo darle las gracias, porque acudir a esa comisaría hizo que la derivaran al centro de atención integral Benita Pastrana, un recurso pionero creado por el Ayuntamiento de Madrid que se ha convertido en un "refugio" para las víctimas de violencia sexual y que, para Laura, fue su "salvavidas".

La puerta de entrada

Laura se acomoda en el sillón que se encuentra en la misma sala en la que, desde hace un año, acude regularmente a terapia. Estas cuatro paredes que la rodean, junto con las dos mujeres que se sientan a su izquierda, le hacen sentir segura a la hora de reconstruir su pena.

Recuerda la mirada fusilante de la forense que le tomó las muestras en el centro de salud, que no paraba de juzgarla. "¿Por qué no viniste el primer día? ¿Por qué te duchaste? No debiste hacerlo", la recriminaba.

Salió hecha un flan, un manojo de nervios, pero todo cambió en cuanto llegó al Benita Pastrana. "Entré destrozada, pero ellas me ayudaron, me tranquilizaron y, sobre todo, me escucharon", relata. Allí le hicieron entender que la culpa no era suya, y que nunca recorrería este camino sola.

Sin embargo, esta no fue su parada inicial. En primera instancia, Laura acudió al centro de crisis 24 horas Pilar Estébanez, un recurso que abrió sus puertas en el año 2019 para dar una atención inmediata a las mujeres que son víctimas de este tipo de violencia "que está tan invisibilizada y tan desprovista de respuesta pública".

Así lo cuenta, sentada junto a Laura, la jefa de la unidad de otras violencias del Ayuntamiento de Madrid, que describe a este centro como uno "pionero y de referencia". "En España no existe ningún recurso de estas características", asegura, "y el consistorio decidió apostar por un proyecto basado en desterrar la idea de que para ser escuchadas o creídas, las víctimas deben denunciar".

Aunque no quiere perder el foco de la importancia de acudir a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, matiza que este recurso está abierto a "todas las mujeres, sin excepción, hayan denunciado o no, tengan papeles o no".

Sala de encuentro con Laura, víctima de violencia sexual.

Sala de encuentro con Laura, víctima de violencia sexual. Laura Mateo

Porque, en el Pilar Estébanez, no es necesario "cumplir ningún requisito". La única condición que marca la ley es que la víctima sea mayor de 16 años, cifra que define la "mayoría de edad sanitaria".

Su objetivo es brindar una atención especializada y de calidad, guiada por un equipo de seis expertos que trabajan por turnos "mañana, tarde y noche". Estos hacen la función, explica la responsable, "de atención psicológica, jurídica y social inmediata".

Sin embargo, vieron que "no era suficiente". "Al tratarse de un recurso único en España al que las mujeres acceden por voluntad propia, de manera presencial o a través de una línea telefónica gratuita, o bien derivadas por las autoridades pertinentes, la demanda era demasiado alta", prosigue la jefa de la unidad.

Carteles que forman parte de los talleres psicoeducativos y terapéuticos del centro.

Carteles que forman parte de los talleres psicoeducativos y terapéuticos del centro. Laura Mateo

Carteles que se encuentran en el centro.

Carteles que se encuentran en el centro. Laura Mateo

"Llamaban desde todas partes de la península, y no solo eso. Nos dimos cuenta de que muchas mujeres solicitaban ayuda para afrontar agresiones que habían sucedido hacía más de un año, que es el tiempo estipulado para considerar un acto violento como reciente", apostilla.

Por eso, en busca de cubrir todas las necesidades que estas mujeres precisaban, en enero de 2023 abrió sus puertas el centro de atención integral Benita Pastrana. En él se trabaja con cita previa, y se dan una serie de terapias y asistencias que eran "inviables" en el Pilar Estébanez.

"Se trata de un recurso más a largo plazo", señala la coordinadora del centro, "con una atención y unos cuidados más especializados y que tratan de cubrir sus necesidades con mayor detalle". Al Benita Pastrana, las víctimas llegan o bien por iniciativa propia, o bien derivadas desde esa "puerta de entrada" al sistema que es el punto de gestión de crisis.

"Aunque hemos visto que ese flujo de pasar de un recurso a otro ha ido disminuyendo a lo largo de los años", apunta la misma coordinadora. "Ahora vienen muchas mujeres porque saben de la existencia del recurso y son ellas mismas las que acuden, o porque vienen desde recursos sociales o sanitarios".

Pero el protocolo de actuación siempre es el mismo. En el primer momento en el que una víctima acude al centro, se le realiza una primera evaluación, en la que se determina "cuáles son las demandas de la mujer" y, sobre todo, "cuándo ha tenido lugar la agresión".

"Normalmente, cuanto más tiempo ha pasado desde el suceso, mayores son las secuelas que presenta la víctima". Después de ese 'examen' previo, el equipo, formado por cinco psicólogas, dos asistentes sociales y una jurista, se pone en marcha para elaborar el plan de actuación acorde al caso y las necesidades de la mujer.

En el Benita Pastrana se brinda a las víctimas tanto terapia psicológica como asesoría jurídica.

En el Benita Pastrana se brinda a las víctimas tanto terapia psicológica como asesoría jurídica. Laura Mateo

Sin embargo, las terapias, comprendidas entre sesiones individuales, grupales y talleres psicoeducativos, no están abiertas solo para las víctimas. Desde el centro detectaron que "en casi todos los casos", los daños de una agresión sexual se traspasan al entorno familiar y/o cercano.

"Es importante también ayudar a parientes o amigos en este proceso, pero, sobre todo, es imprescindible concienciar, porque la mayoría de víctimas tiene a sus agresores dentro del núcleo familiar", afirma la coordinadora.

En el Benita Pastrana no hay exclusiones, pero tampoco límites. Se respetan mucho "los tiempos de las mujeres" y, por eso, una de sus particularidades es que la asistencia se llega a prolongar "durante años". "Hay víctimas que llegaron en 2023 y a las que, todavía, no se les contempla un alta", señala.

Una violencia en auge

Como Laura, 264 mujeres fueron atendidas en el centro Benita Pastrana en el año 2023. Una cifra que aumentó hasta las 287 en 2024 porque, señala la jefa de la unidad de otras violencias del Ayuntamiento de Madrid, "la violencia sexual, lejos de erradicarse, prevalece".

"Nuestros datos nos dicen que hay una tendencia ascendente, sobre todo en adolescentes, pero no conocemos las cifras reales, porque seguramente haya mucha más violencia sexual de la que conocemos y que nunca llega a nuestros centros", sentencia.

Además, insisten en que todavía hay muchas mujeres que "nunca llegan a denunciar". "Para las víctimas, lo prioritario no es la denuncia, es recibir atención y luego, durante el proceso, algunas se acaban echando para atrás", confiesa la coordinadora del Benita Pastrana.

Desde el centro las intentan asesorar de cara a dar ese paso que califican de "importantísimo", pero aclaran que en ningún momento se las presiona ni se las obliga, "porque cada una siente y vive el suceso a su manera, y sus decisiones se respetan siempre por encima de todo".

Laura fue una de esas mujeres. El miedo y una mala experiencia previa durante el juicio con su exmarido hicieron que esa denuncia tardara en llegar. Comenzó hablando bajito, pero su historia fue cobrando fuerza a medida que avanzaba, porque ahora quiere ser "ejemplo" para las víctimas que, en este momento, están sufriendo lo que en su día sufrió ella.

Ya no se siente sola y dice que, aunque aún le cuesta, está poco a poco recuperando la confianza en los demás, pero también en sí misma. Acabó plantando cara a su agresor y, gracias a su denuncia, se descubrió que no era la primera vez que este hombre cometía un acto atroz. Pero ahora sí, será el último.