Sara Gutiérrez Chamón se asegura de que el avión esté previsto de todos los servicios antes de despegar.

Sara Gutiérrez Chamón se asegura de que el avión esté previsto de todos los servicios antes de despegar. José Verdugo Yébenes

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Gutiérrez, la coordinadora que 'conduce' los aviones de Iberia a pista: "Es un trabajo de equipo"

Sara Gutiérrez Chamón es coordinadora en el aeropuerto de Barajas y se encarga de que el avión tenga todo listo y a su hora antes de despegar.

20 enero, 2022 02:59
Cristina Gómez José Verdugo Yébenes

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"¡Buenos días por la mañana!", exclama risueña Sara Gutiérrez Chamón al saludar a sus compañeros. Da igual que sean las azafatas de la puerta de embarque, el comandante del avión o el equipo de carga, ella se dirige con confianza y simpatía a todos por igual antes de comentarles los datos del vuelo que están preparando. Gutiérrez Chamón es coordinadora de Iberia en el aeropuerto de Barajas y básicamente se encarga de que el avión esté provisto de todos los servicios necesarios y que todos los datos cuadren antes del despegue. 

Dicho así, parece una tarea muy simple y monótona, pero es todo lo contrario. Unos 45 minutos antes de la hora de salida, ella comienza su labor yendo de un lado a otro del aeropuerto para asegurarse de que se pone el combustible necesario, de que se ha hecho la limpieza al avión y se ha llevado el catering, que la carga del avión coincide con la que tienen los pilotos, cuántos pasajeros han entrado, si hay bebés a bordo o menores no acompañados... "La verdad es que estoy súper contenta porque es un trabajo totalmente diferente, es muy dinámico y activo. Además, tengo contacto con todos los departamentos: pasaje, pilotos, los de combustible, rampa, carga, clientes...", declara a MagasIN. 

Pero sobre todo, lo que más disfruta es el momento final cuando, una vez se han cerrado las compuertas y quitado la pasarela, 'conduce' el avión a pista, casi como si de un coche teledirigido se tratase. Lo hace con el 'mototok' una máquina que parece pequeña, pero que es capaz de coger la rueda delantera del avión y arrastrarlo sin problemas. "Al principio impone porque estás llevándote un avión, pero a mí personalmente es lo que más me gusta. Cuando ya terminas el vuelo entero, ha salido bien y lo sacas, es bastante satisfactorio, no te voy a mentir", cuenta con una sonrisa.

Sara Gutiérrez Chamón posa junto al mototok. Por detrás, trabajadores cargan el catering para el vuelo.

Sara Gutiérrez Chamón posa junto al mototok. Por detrás, trabajadores cargan el catering para el vuelo. José Verdugo Yébenes

 

De los cerca de 200 coordinadores que tiene Iberia en Madrid, ella es de las pocas que saben utilizar el mototok. Por el momento, la compañía tiene solo cuatro en Madrid y el resto de compañeros sigue llevando los aviones a la vieja usanza: con un tractor de remolque. "Llevo como un año usando el mototok y con el curso seremos como 15 coordinadores".

A Sara Gutiérrez (Madrid, 1992) siempre le interesaron los aeropuertos. El ir y venir de miles de personas, el ajetreo de aviones que llegan de todas las partes del mundo... Entró a trabajar como TCP (tripulante de cabina) y estuvo dos años volando en Iberia Express. Ahí fue cuando tuvo su primer contacto con la figura del coordinador o "handling de operaciones" y "me encantó". Después estuvo en pasaje facturando maletas y "cuando la aerolínea de Emirates se fue con Iberia, nos subrogaron a ella y me bajé a coordinación". Un trabajo que le apasiona y que parece que se le da muy bien. "Es una crack", comentan distintos compañeros mientras ella hace sus gestiones. 

45 minutos sin parar

Su trabajo comienza a las "H menos 45", es decir, 45 minutos antes de la hora de salida del avión. Es entonces cuando llega la tripulación y hay que comenzar a chequear que todo se hace de forma correcta. Es martes y le toca un vuelo que ha hecho escala en Barajas y tiene que despegar hacia Praga a las 12:05 horas. Se pone manos a la obra y enciende el mototok. Mete la batería, que se va cargando mientras la máquina está en marcha, enciende las luces de seguridad y con un mando a distancia lo conduce a un lugar más cercano al avión, ubicado en el parking 352. "Es bastante simple, aunque la derecha e izquierda están al revés".

Sara Gutiérrez explicando el panel que indica el nivel de combustible y donde le dejan la hoja con los datos finales.

Sara Gutiérrez explicando el panel que indica el nivel de combustible y donde le dejan la hoja con los datos finales. José Verdugo Yébenes

Sin hacer un gran esfuerzo, ya que no va demasiado rápido, lo sigue de cerca para evitar que se pierda la conexión. "Yo creo que de velocidad no llega ni a los 10 kilómetros por hora. De todos modos, lo puedes tener en modo tortuga y en modo libre, aunque cuando lleves el avión siempre se va a poner en modo tortuga".

Al 'aparcarlo', observa que el servicio de catering ya está cargando el avión. "Nuestro trabajo es estar pendientes de esas cosas. Cuando viene la sobrecargo -la persona que está al frente de la tripulación auxiliar y que es responsable del servicio y la seguridad a bordo ante el comandante- le pregunto si falta algo. Por ejemplo, a limpieza no les he visto, aunque suelen venir antes. Así que luego confirmaré que ya han pasado". 

Para controlarlo todo, cuenta con una aplicación de móvil donde vienen los datos de vuelo y donde ella va registrando todo el proceso: a qué hora se termina de llenar el combustible, cuántos pasajeros han entrado, número de maletas facturadas, cuántas habrá en cabina, si ha habido alguna incidencia que ha retrasado el proceso... "Aquí indica la configuración del avión", explica mientras señala la pantalla de su móvil". "En este caso son 12 business, 168 turistas y la fila 3. Eso quiere decir que, en función de nuestra previsión en cuanto al número de business, la cortina de separación va a ir detrás de la fila 3. Ahora me acaba de decir que la tripulación está lista, han fichado".

Sara Gutiérrez comprueba junto a la sobrecargo la pantalla en la que aparecen los niveles de las aguas del avión .

Sara Gutiérrez comprueba junto a la sobrecargo la pantalla en la que aparecen los niveles de las aguas del avión . José Verdugo Yébenes

Sube a la cabina y saluda al equipo de azafatas, que también se ha puesto en marcha para prepararlo todo. "Ellas tienen un iPad en el que le aparece toda la información. Lo que hago yo es un poco confirmarlo. Ves, ya están poniendo la cortina en la fila 3", señala. Con la sobrecargo también comprueba que los niveles de aguas potables y residuales sean los adecuados a través de una pantalla y les pregunta si tienen todo lo necesario del catering o hay que volverles a llamar.

Como todo está correcto, se dirige a la cabina de vuelo para hablar con los pilotos, aunque antes recibe una llamada de la puerta de embarque: "Os voy a poner que listo enseguida", responde. Y es que hasta que no haya comprobado todo en el avión, no puede dar el aviso para que los pasajeros comiencen a embarcar

Un trabajo de equipo 

Vuelve a la cabina y le informan de que al final el combustible es de 8.000 litros, no 6.700 como estaba previsto y ella lo anota para luego añadirlo a la hoja de carga. "Por nosotros está bien para embarcar. Hay facturada una maleta de tripulación, pero nos la queremos subir si no os importa", le dice el comandante. "Genial, aviso al súper -supervisor de carga-", responde Chamón.

Sara Gutiérrez habla por teléfono con la puerta de embarque.

Sara Gutiérrez habla por teléfono con la puerta de embarque. José Verdugo Yébenes

Generalmente, se encargaría de subir la maleta el equipo de carga, pero Gutiérrez asegura que si es necesario lo hace ella. Igual que si necesitan ayuda en embarque también arrima el hombro. Todos componen una maquinaria única que debe estar coordinada y tiene el mismo objetivo: que el vuelo sea seguro y salga puntual. "Si yo sé que están liados no me importa. Realmente el avión sale por compañerismo, esto es un trabajo de equipo. Yo a lo mejor les ayudo con esto y luego ellos me ayudan a mí a quitar el aire y el grupo para poder sacar el avión".

Sube por la pasarela para ver cómo van en la puerta de embarque y antes incluso de llegar ya se cruza con los primeros pasajeros. Después vuelve a pista y poco a poco comienzan a llegar trabajadores. "Los compañeros de carga llegan como a 'H menos 20' -20 minutos antes del despegue-". En un abrir y cerrar de ojos hay cerca de una decena de personas conduciendo carretillas y yendo de un lado a otro. 

Sorprende además, que al menos hay cuatro mujeres y, en general, en pista se ve a muchas conductoras. "Coordinación es de las áreas donde más mujeres hay", explica Rodrigo Zapardiel Gento, supervisor de coordinadores. "En el área de rampa (carga y descarga) también hay mujeres, pero el porcentaje es mucho menor al de hombres, y en pasaje, en la parte de cliente, estamos más o menos al 50%. Pero aquí sí son más mujeres. Es un área complicada porque además debes saber de cálculo y de matemáticas para revisar la hoja de carga, que es bastante complicada y no todo el mundo la pasa", subraya.

Sara Gutiérrez hablando con el comandante en la cabina.

Sara Gutiérrez hablando con el comandante en la cabina. José Verdugo Yébenes

10 minutos y despegue

En ese trasiego de personas y vehículos, mientras en cabina los pasajeros están ocupando sus asientos, Sara Gutiérrez habla con "el súper", que ya ha retirado la maleta que había pedido la tripulación. Cada vez queda menos tiempo para la hora de despegue y la coordinadora avisa: "Los últimos 10 minutos tengo que hacer los cambios en la hoja de carga, que me den los datos, si falta alguna maleta tengo que llamar a inspección... Es un momento, pero que el avión salga en hora depende de lo que haga yo en ese tiempo y cuándo baje a pista". 

Efectivamente, cuando quedan algo menos de 10 minutos ella desaparece para terminar de rellenar la hoja de carga. Después vuelve, revisa el suelo para asegurarse de que no hay piedras y objetos que puedan dañar las ruedas y, con el mototok previamente colocado, se pone los cascos y coge el mando. A través de los auriculares habla con el comandante y, una vez el mototok tiene cogida la rueda delantera, él le indica que ha quitado los frenos al avión y puede empezar a moverlo. Por señas se comunica con sus compañeros de pista para que quiten los calzos de las ruedas traseras. 

Rápidamente la aeronave se empieza a mover y Gutiérrez la sigue de cerca para no perder la conexión. Avanza varios metros, lo gira y, aunque los motores del avión ya están encendidos, ella permanece frente a él sin pestañear. Desengancha la máquina de la rueda y quita la llave de la dirección. Ya con el 'modo liebre' se aleja poco a poco dejando el avión perfectamente colocado en pista. Una vez pasa unas líneas de seguridad, levanta el brazo para indicar que está todo bien y casi al momento el avión empieza a moverse para iniciar el despegue dirección Praga.

Sara Gutiérrez Chamón colocando el mototok cerca del avión para empezar a coordinar los servicios antes del despegue.

Sara Gutiérrez Chamón colocando el mototok cerca del avión para empezar a coordinar los servicios antes del despegue. José Verdugo Yébenes

"Y ya está", dice tranquila al llegar. "Ahora lo dejo en su sitio", añade en referencia al mototok, que hay que volver a 'aparcar'. Asegura que ha sido un vuelo "tranquilito" por el bajo número de pasajeros y la poca carga que llevaba, y porque no han surgido imprevistos que compliquen las cosas. Comprueba el reloj y, satisfecha, afirma que el vuelo ha salido un poco antes de lo previsto. "Ha salido en hora, a las 12:03. Tenía que salir a las 12:05, así que maravilloso"

- ¿No te impone estar 'conduciendo' un avión que ya está en marcha?

- "De los motores tienes que tener una distancia de seguridad, pero desde ahí sé que no me van a absorber. Además, el sonido es un poco escandaloso, pero yo no lo escucho tanto porque los cascos tienen una insonorización muy buena. A mí estar con el mototok es lo que más me gusta", sentencia. 

Tanto le motiva el trabajo, que incluso disfrutó el reto que suponía sacar los aviones en plena nevada, durante el temporal de Filomena que hace un año bloqueó literalmente Madrid y otras comunidades. "Impresionaba muchísimo sacar un avión y tener una montaña de nieve al lado porque además lo tenías que hacer superdespacio porque te podías escurrir. Para cargar los aviones a veces teníamos que echarlos hacia atrás porque había placas de hielo en la zona de carga. Fue divertido, porque lo fue, y esas cosas son las que molan de nuestro trabajo", recuerda.

José Verdugo Yébenes

De vuelta a la oficina se encuentra con compañeras que están revisando los datos de sus siguientes vuelos. A ella solo le queda dejar toda la documentación al departamento de hojas de carga para que lo registren. Dentro de poco termina su turno, pero al día siguiente volverá para seguir con este trabajo desde pista en el que pocas veces reparamos y que logra que los aviones salgan completos, seguros y a su hora a cualquier destino.