Un gato naranja.

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Mascotario

Carlos Gutiérrez, veterinario, revela cómo conseguir que tu gato deje de maullar sin parar: "Tardamos 4 meses"

El experto cuenta su historia personal con su gato Alcachofo y cómo logró una convivencia sana en casa.

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Angelica Rimini
Publicada

Carlos Gutiérrez, veterinario, adoptó a Alcachofo cuando tenía un año en un refugio de animales. Desde su llegada a casa, empezó a maullar sin ningún tipo de control y a desarrollar conductas relacionadas con el hiperapego.

Siempre fue un gato muy dependiente, pero Carlos notaba que su demanda de atención lo llevaba a maullar todo el día. Este comportamiento, más que desesperante, indicaba un problema serio de conducta.

"Podría desencadenar hiperapego y, sobre todo, ansiedad por separación, lo cual ocasiona un gran estrés al gato y puede convertir la convivencia en un auténtico infierno", cuenta el experto en un vídeo de YouTube.

Aunque Carlos y su pareja intentaron aplicar la teoría conocida—desde enriquecer el entorno con rascadores y juguetes hasta utilizar feromonas faciales sintéticas felinas para reducir el estrés—, el problema no desaparecía.

Un problema de hiperapego

El golpe de realidad llegó tras unas semanas. Alcachofo empezó a sufrir un enorme estrés, especialmente por las noches. El gato deambulaba maullando y pasaba semanas enteras sin apenas dormir, solamente un par de horas al día.

"El problema no era de adaptación, sino de hiperapego", cuenta. "Sus maullidos solamente iban a desaparecer si nosotros éramos capaces de romper esa relación un poco tóxica que se estaba forjando".

La clave del éxito, según Carlos, radicaba en que los humanos formaban tanto parte del problema como de la solución. La lógica era clara: si reforzaban la conducta dándole la atención que buscaba, esta solo se intensificaría.

Retirar la atención

La primera acción, aunque difícil, fue "retirarle nuestra atención, ignorarlo" cuando se ponía insistente a maullar. Carlos reconoce la dificultad: "Eso es muy difícil de hacer porque tú estás viendo que el gato no para y no para y no para".

Sin embargo, aclara que ignorar al gato solo aplicaba a la demanda constante; era vital mantener interacciones saludables y programadas, como el juego diario, para evitar aumentar el estrés.

Entre las decisiones "dolorosas" que tuvieron que tomar, fue dormir separados de Alcachofo, cerrando la puerta de la habitación. Al principio, el gato maullaba desesperadamente y aprendió a abrir la manilla, obligándolos a instalar un seguro.

Forjar rutinas

A pesar de los retrocesos iniciales, la perseverancia fue clave. Además de ignorar los maullidos inapropiados, el proceso requirió varias estrategias.

"Forjar rutinas fue fundamental", afirma el veterinario. Establecer horarios fijos para comer, acostarse y cenar, ayudó al gato a interiorizar la vida del hogar.

Además, comenzaron a salir de casa de forma programada para que Alcachofo aprendiera que, aunque se ausentaran, siempre regresarían. Aunque el veterinario describe el proceso como una "montaña rusa" con pequeños progresos y retrocesos, las rutinas y la firmeza familiar dieron frutos.

Aproximadamente cuatro meses después de la adopción, la intensidad y el tiempo de los maullidos disminuyeron notablemente. Carlos relata que Alcachofo dejó de maullar por las noches y pudieron volver a dormir juntos en la misma habitación.

Una comunicación sana

Carlos admite el costo emocional del proceso: "pasarse 4 meses con esa intensidad, no saber si lo estás haciendo bien, desgasta muchísimo psicológicamente y a nivel anímico y se pasa bastante mal".

Sin embargo, hoy, declara que la convivencia es muy buena. Alcachofo sigue siendo un gato hablador, pero sus maullidos actuales son de "comunicación sana"—como saludos al llegar o al pedir comida—y no el estrés constante de reclamar atención.

El gato ha entendido los ritmos de la casa y puede realizar actividades propias sin depender de la atención humana.

"El objetivo no es que tu gato deje de maullar, sino que la convivencia sea buena y que también él entienda que hay momentos en los que no va a tener la atención de sus humanos y que no pasa absolutamente nada", concluye Carlos.