Una veterinaria con un gato en brazos.

Una veterinaria con un gato en brazos.

Mascotario

Aumentan los casos de mala praxis veterinaria en gatos

Los propietarios recurren cada vez más a la vía legal para reclamar daños por errores en tratamientos o cirugías.

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José Antonio Allende
Publicada

En los últimos años, ha crecido en España el número de reclamaciones por presunta mala praxis en tratamientos veterinarios de gatos.

La mayor concienciación de los propietarios, el aumento de los seguros para mascotas y el reconocimiento legal de los animales como seres sintientes han impulsado esta tendencia, que plantea nuevos retos tanto para las clínicas como para la justicia.

Un marco legal en evolución

Desde la reforma del Código Civil de 2022, los animales de compañía dejaron de ser considerados "bienes muebles" para pasar a tener un estatus jurídico diferenciado. Este cambio ha abierto la puerta a un mayor nivel de exigencia profesional y responsabilidad en la práctica veterinaria.

Hoy en día, los propietarios pueden interponer reclamaciones civiles o incluso penales cuando consideran que un error diagnóstico, un tratamiento inadecuado o una negligencia quirúrgica ha causado daños o la muerte de su animal.

Errores más frecuentes

Entre los casos más habituales de mala praxis en gatos se encuentran los errores anestésicos, las complicaciones quirúrgicas evitables, los diagnósticos tardíos o incorrectos, y la administración inadecuada de medicación. También son frecuentes las reclamaciones derivadas de falta de consentimiento informado o de una mala comunicación con los propietarios, especialmente en intervenciones con riesgos elevados.

El papel de los informes periciales

Cuando se sospecha una actuación negligente, los tribunales suelen requerir un informe pericial veterinario que determine si el procedimiento seguido fue correcto según la lex artis —es decir, conforme a los estándares profesionales de la medicina veterinaria—.

Estos informes, elaborados por expertos independientes, resultan fundamentales para esclarecer si el daño sufrido por el animal fue consecuencia de una mala praxis o de una complicación imprevisible pese a una actuación adecuada.

Una cuestión ética y profesional

El auge de las denuncias por mala praxis no solo tiene implicaciones legales, sino también éticas y de confianza entre veterinarios y propietarios. La transparencia en la información, la documentación rigurosa y la empatía en la comunicación con el cliente son aspectos clave para prevenir conflictos y reforzar la relación entre ambos.

La sociedad demanda cada vez mayor responsabilidad y sensibilidad en el trato hacia los animales, y la profesión veterinaria está adaptándose a esa realidad. La atención a los gatos, con sus particularidades fisiológicas y conductuales, requiere una formación específica y protocolos actualizados que minimicen los riesgos clínicos.