Un perro y un gato comiendo.

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Una veterinaria da la clave para proteger a los animales en otoño: "Hay que revisar estas zonas 2 o 3 veces al día"

Lucía Santo Tomás advierte sobre la importancia de tomar medidas preventivas para proteger su bienestar con cautela y estando preparados.

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La llegada del otoño y las lluvias torrenciales vuelve a poner en riesgo a cientos de animales callejeros que no disponen de un refugio adecuado. Perros y gatos expuestos a la intemperie sufren no solo el frío y la humedad, sino también las consecuencias sanitarias derivadas de estas condiciones.

Infecciones respiratorias y cutáneas pueden complicarse rápidamente en estas situaciones. Las lluvias de esta época pueden ser devastadoras para los animales sin hogar.

La veterinaria Lucía Santo Tomás, colaboradora de Natura Diet, advierte de la importancia de tomar medidas preventivas para proteger su bienestar. "Alojar a un animal en casa, cuando no somos sus tutores legales y no están acostumbrados a nuestra presencia, puede ser una opción muy loable en épocas de lluvias y climatología extremas, pero debemos de ser cautos y estar preparados".

Refugios seguros y revisiones constantes

Según Santo Tomás, el primer paso es garantizar que los animales dispongan de un espacio resguardado. "Si no pueden estar en el interior de una vivienda, conviene que el refugio exterior sea impermeable, elevado y protegido del viento".

La humedad agrava el frío y puede provocar hipotermia. "Hay que evitar materiales como la madera o las lonas, porque se deterioran fácilmente", detalla la veterinaria.

También recomienda revisar estas zonas cada dos o tres días. "La limpieza es fundamental. Una manta mojada o un suelo húmedo son terreno perfecto para bacterias. Conviene aprovechar los días de sol para desinfectar y secar bien cada rincón".

El cambio de clima implica un aumento del gasto energético en los animales. En otoño y con lluvias, necesitan más calorías para mantener su temperatura. Una dieta equilibrada y nutritiva les ayudará a mantener el pelaje y su sistema inmune.

Advierte, además, sobre el riesgo de dejar comida húmeda al aire libre. "Se contamina muy rápido con microorganismos si no se retira a tiempo". Los comederos y bebederos deben mantenerse limpios y, si es posible, protegidos bajo techo. Y el agua ha de renovarse cada día.

Detectar a tiempo problemas de salud

Las condiciones húmedas y frías favorecen la aparición de afecciones respiratorias y dermatológicas. "Tos, estornudos, apatía o secreciones son señales de alarma. También hay que revisar su piel y pelo: mantenerlos secos y cepillados mejora la circulación y la salud cutánea", afirma la veterinaria.

En cuanto a posibles lesiones, recomienda actuar con cautela. "Si la herida es superficial, se puede limpiar con agua y jabón y aplicar clorhexidina. Pero si existe inflamación, secreción o mal olor, debe revisarla un profesional porque puede haber infección", explica.

Los parásitos también encuentran su oportunidad en ambientes húmedos. "Pulgas, garrapatas y mosquitos proliferan fácilmente. Es clave tener un control veterinario regular y aplicar tratamientos antiparasitarios adecuados a cada caso", aconseja.

Lucía Santo Tomás insiste en la colaboración ciudadana y en contactar con asociaciones protectoras ante casos de necesidad. Si vemos animales en riesgo, lo mejor es avisar a los servicios municipales o a una protectora local.

"No debemos medicar ni improvisar cuidados sin asesoramiento profesional", subraya. "Hay que ofrecerles un espacio tranquilo, con alimento, calor y agua, y recurrir a las protectoras para acompañar el proceso de acogida o adopción posterior".