Una gata en el regazo de una mujer.

Una gata en el regazo de una mujer. Istock

Mascotario

Rescató una gatita recién nacida de la cocina de un hostal: "Tenía un ojo cerrado y, si no actuaba rápido, no sobreviviría"

Melissa encontró Milagro que era todavía muy pequeña, empezó a cuidar de ella y ahora viajan miles de kilómetros juntas. 

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Melissa estaba viajando cuando en la cocina del hostal, donde se alojaba, se encontró a Milagro, una gatita diminuta. "Tenía el tamaño de mi palma", cuenta la joven en un vídeo de YouTube.

Era demasiado joven para estar sin su madre. Melissa supo inmediatamente que la situación era crítica: "Tenía un ojo cerrado y supe que si no actuaba rápido, no sobreviviría".

Así que la envolvió en su bufanda, encontró un poco de fórmula para gatitos e hizo su mejor esfuerzo para mantenerla con vida.

Los primeros días

Esa primera noche, Melissa se dedicó por completo a cuidar de la pequeña gatita. Se quedó en el suelo del baño tratando de que comiera.

Pasó toda la noche en vela, alimentándola cada hora para asegurarse de que estuviera bien y con la esperanza de que sobreviviera hasta el amanecer. "Al día siguiente buscamos a su mamá por todas partes, pero no tuvimos suerte".

Melissa la llevó al veterinario, quien le confirmó que, exceptuando algunos problemas digestivos, estaba sana. Le dio comida extra y un suplemento para ayudar al crecimiento.

Tenía unas tres semanas de vida, por lo que necesitaba ser alimentada cada tres horas. "Nunca en mi vida había visto a un ser con más hambre".

Encontrarle un hogar

Inicialmente, el plan de Melissa era ayudarla a crecer y encontrarle un hogar. Sin embargo, a medida que la alimentaba con biberón y veía su personalidad florecer, sus sentimientos cambiaron. "Le vi dar sus primeros pasos tambaleantes y vi cómo su pequeña personalidad comenzaba a brillar".

Su estilo de vida como viajera a tiempo completo, viviendo en hostales y cambiando de lugar cada pocas semanas, no parecía compatible con tener una mascota. Sin embargo, se dio cuenta de que el vínculo ya era demasiado fuerte.

"Mi plan comenzó a cambiar. Un gatito era una gran responsabilidad y realmente no encajaba en mi estilo, pero la verdad es que no había que tomar ninguna decisión", reflexiona Melissa. "Ella ya era mía".

Adaptar una vida

A partir de ese momento, Melissa adaptó su vida a Milagro. Al día siguiente, encontró un apartamento, reservó una estancia de tres meses y le dio un nombre: Milagro, Mila para abreviar, porque era su gata milagrosa.

Pero aquí comenzaba su próximo desafío. Como Melissa quería seguir viajando, sabía que Mila tendría que convertirse en una gata aventurera.

Comenzó a acostumbrarla a su transportín y a llevarla a todas partes: a hacer recados, a cafeterías y a pasear por la ciudad, en taxis, autobuses y coches. Para su sorpresa, a Mila le encantó. "Estaba totalmente tranquila e imperturbable ante el mundo que la rodeaba".

Su primer vuelo

Cuando Mila cumplió cuatro meses, llegó el momento de su primer vuelo. Melissa estaba aterrorizada y se preguntaba: "¿entraría en pánico? ¿Lloraría todo el tiempo?". Pero no fue así; Mila se sentó en su regazo "feliz como una perdiz".

Ese viaje las llevó a Colombia, y desde entonces no han parado. Ahora, las dos viajan juntas por el mundo a tiempo completo. La gata ha vivido en cuatro países de tres continentes distintos y ha recorrido miles de kilómetros.

Celebraron su primer cumpleaños en Playa del Carmen, México. Melissa concluye su historia con una reflexión conmovedora sobre el impacto que el felino ha tenido en su vida: "Pensé que la estaba salvando, pero en realidad ella me salvó a mí".