Juan de Dios, tendero en el centro de Málaga.
Un tendero de Málaga no se corta y dice lo que piensa sobre el turismo: "Antes se vivía de los españoles"
El negocio con más de 60 años a sus espaldas se nutre principalmente del turismo.
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En el encuentro entre calle Liborio García, al lado del mítico Zara, y calle Nueva se halla un puesto de los de antes, de los que lleva toda una vida. Con 60 años de historia a sus espaldas, el negocio ha sido testigo de mil y un historias.
Juan de Dios tomó el relevo hace 25 años del puesto que antes regentó su padre. Todo ha cambiado mucho, en especial la gente que lo transita. "Antes se vivía aquí de los españoles y los malagueños", recuerda el dueño.
Hoy día todo es diferente, la Costa del Sol ha cambiado mucho. Los turistas parecen haberse adueñado del centro malagueño, que parece haberse quedado pequeño para soportar a tanta gente. Los malagueños se marchan a los barrios y cada vez son menos los que viven en el centro.
Y que se lo digan a Juan de Dios. Su principal fuente de ingreso son los turistas, que suponen el 95% de sus ganancias. Pero, de momento, le va bien. Tiene para vivir y con eso le sirve.
Hay días mejores, otros peores. Aunque de media suele ganar unos 60-70 euros diarios, llegando a los 1500 al mes. Cobra más que un mileurista.
No tiene un cliente claro, en su puesto acude y es bienvenido todo el mundo. Mayores y jóvenes, locales y extranjeros se encuentran en su comercio.
Y, a pesar de lo que muchos puedan llegar a creer, nunca ha tenido ninguna mala experiencia con los turistas. Es cierto que alguno viene más serio que otro, pero "yo el vender lo llevo en la sangre", asegura Juan de Dios.
Podría decirse que nadie se resiste a sus encantos y es que donde pone el ojo, vende un abanico. El que sabe, sabe y Juan de Dios es un experto en el arte de la venta parece ser.
En invierno o en verano, da igual la época. Ya está acostumbrado al calor, son más de veinte años en plena calle con el sol en el cogote. Eso sí, la afluencia de clientes varía. "La gente sale más tarde" en verano, comenta el hombre.
Pero, por ahora, "todo bien con los clientes", apunta. De diez de la mañana a ocho de la tarde su puesto está abierto para todo el que desee tener un buen recuerdo de Málaga y de su gente.