
Uno de los últimos bosque de alcornoques en Europa: Almería alberga un tesoro ecológico casi desconocido
Uno de los últimos bosques de alcornoques en Europa está en Almería: alberga un tesoro ecológico casi desconocido
Situado en la Sierra de Los Filabres, resguarda especies en peligro como el pinsapo, el águila real o el lince ibérico.
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España es un país rico en biodiversidad. Guarda ecosistemas que van desde frondosos bosques hasta las costas bañadas por el Mediterráneo. Sin embargo, pocos rincones albergan al árbol más resistente de la Península, el alcornoque.
Almería es un tesoro natural. Destaca por su inclusión en la Red Natura 2000, con espacios protegidos como el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar y la Reserva de la Biosfera de Los Filabres. Pero pocos conocen que en esta provincia se encuentra uno de los últimos bosques de alcornoques de toda Europa.
Ubicado en la Sierra de Los Filabres, con una ocupación de 30.000 hectáreas, este singular bosque ha sido testigo de siglos de historia y es uno de los pocos lugares en el continente donde los alcornoques, una especie milenaria, siguen creciendo de manera natural. Aunque el Parque Natural de los Alcornocales en Cádiz es el más grande de España y Europa, con 170.000 hectáreas, el bosque de Almería tiene un valor excepcional por su preservación y biodiversidad.
El alcornoque, conocido por su corteza, que es retirada cada nueve años para la obtención del corcho, ha sido fundamental para la economía de la región desde la época romana. Estos árboles que pueden alcanzar hasta 30 metros de altura, son un símbolo de la durabilidad y resistencia de la naturaleza. Su madera ha sido utilizada históricamente para la fabricación de objetos tan diversos como tapones de vino, material de aislamiento y hasta en la industria naval.
Este bosque es un paraje natural excepcional vinculado a la historia de la comarca. Un legado histórico de 2.000 años. En tiempos romanos, los alcornoques eran cultivados para el corcho, un material esencial en la construcción de los barcos del Imperio Romano. Con el paso de los siglos, este ecosistema ha permanecido relativamente intacto a pesar de los cambios del mundo moderno. La deforestación, la expansión agrícola o la urbanización han sido los motivos de la desaparición del alcornoque en el resto de Europa.

Tala alcornoques
A pesar de la modernidad que ha rodeado a Almería, el bosque de Los Filabres sigue siendo un lugar misterioso y casi olvidado por muchos. En pleno siglo XXI, esta especie aún resiste el paso del tiempo y las inclemencias del clima. Sin embargo, el bosque no está exento de amenazas. El cambio climático, las enfermedades que afectan al alcornoque y la presión urbanística son algunos de los retos que enfrenta para mantenerse vivo.
Además de los alcornoques, en la zona se pueden encontrar otras especies en peligro de extinción como el pinsapo, el águila real o el lince ibérico. Por suerte, el bosque ha sido objeto de iniciativas de conservación a nivel local y nacional, para preservar este invaluable patrimonio natural. Entre las acciones más destacadas se encuentran los programas de reforestación, la protección de la biodiversidad y el impulso al ecoturismo como fuente de sostenibilidad.
A día de hoy, el bosque de alcornoques de Almería es un símbolo de resistencia y adaptación. Por ello es objeto de foco para los ecoturistas e investigadores de los paisajes milenarios. Su belleza y el silencio de sus árboles lo convierten en un lugar especial para aquellos que desean conectar con la naturaleza.
Este bosque tiene valor ecológico y cultural. Representa la identidad de la región. La conservación de este ecosistema es crucial para preservar un patrimonio único. Cada visita es un recordatorio de la importancia de proteger estos espacios. Bosques que conectan, a través de sus raíces, años de historia.