Pasamos el día en el campo de un amigo con los que nosotros llamamos el "núcleo duro", nuestros amigos más cercanos durante los últimos 25 años, que se han convertido en familia. Somos un grupo variado, tanto profesional como socialmente, pero nos unen un sentido del humor común y una afición obsesiva por la gastronomía.
Nos conocimos cuando apenas éramos estudiantes y hemos compartido los momentos más importantes de nuestras vidas, bodas, nacimientos, empresas que van bien y mal, fallecimientos de seres queridos y muchos viajes. Me resulta curioso comprobar cómo hemos crecido juntos: hace 25 años quizás era más lo que nos separaba que lo que nos unía, pero cada vez somos más parecidos.
Este es mi regalo de Navidad para ellos:
Mi amiga Teresa tiene una energía desbordante que emana a través de su pelo rizado; tiene carisma y lo sabe. Opositora a judicatura que supo reconducirse a empresaria a tiempo. Aunque mucho sabe de leyes, siempre va contra la norma.
Su marido, Andrés, seguramente la persona con más amigos que conozco, va a más cumpleaños al año que mis hijas. Empresario de nacimiento, tiene la misma pasión por los negocios que por vivir la vida; es una de las personas con las que más me río: los dos sabemos que la vida es para reírse.
Mi amiga Angelita, antequerana guapa, funcionaria de carrera judicial que se convirtió en celebrity de Instagram y siempre me pide que le haga una foto. Es una de las personas con más suerte de su comarca; no vayas a un concurso si está ella, seguro que lo gana.
Su marido, Rorro, empresario agrícola al que llamo Wiki porque sabe de todo, igual puedes hablar con él de rap que de la Manzanilla de Sanlúcar; lo admiro por la relación que tiene con su padre, que creo que es su mejor amigo.
Mi amigo Gabi, que lo hicimos padrino de mi hija, para que fuera más que amigo, quizás el amigo con el que más he viajado y con el que me siento siempre a gusto para contarle cualquier cosa; yo que siempre he sido reservada, aunque cada vez lo sea menos, cosas de la terapia.
Mi querido Juan, alguien que todo el mundo querría tener como amigo, es la persona con más talento que conozco para hacer amigos; de todos mis amigos es el que más tiempo ha vivido fuera de España y, sin embargo, es el más malagueño.
Adolfo e Isis, nuestros queridos amigos de San Sebastián, que este año nos han regalado una mudanza de vuelta a casa y más tiempo en común.
Y, por supuesto, mi mejor amigo, Diego, que tengo la suerte de que también sea mi marido. Es una suerte casarse con tu mejor amigo; pues a pesar del tiempo seguimos riéndonos como el primer día.
En Estados Unidos la amistad ha pasado de ser un tema marginal a una cuestión social que despierta interés académico y mediático, con cifras que ayudan a contextualizar por qué.
El American Friendship Project impulsado desde Colorado State University encuestó a casi 6000 adultos en 2022 y 2023 y reveló que el estadounidense típico reporta tener entre cuatro y cinco amigos, un número estable respecto a décadas anteriores, y que apenas un 2 % se describe como sin amigos —aunque muchos lamentan no tener suficiente cercanía o tiempo con quienes sí tienen vínculos.
Un 58 % dijo tener cinco o más amigos, mientras que alrededor del 40 % expresó que le gustaría mayor cercanía emocional, y solo el 56 % estaba satisfecho con el tiempo que pasa con sus amistades. Estas cifras ponen de relieve una tensión central en la vida social contemporánea: hay redes visibles, pero la calidad y la profundidad de los vínculos no siempre satisfacen las expectativas individuales.
Universidades y laboratorios académicos están respondiendo a este panorama con investigaciones y programas concretos. El UCLA Center for Friendship Research ha armado una de las plataformas más ambiciosas dedicadas al estudio sistemático de la amistad, explorando cómo se forman los lazos, cómo influyen en la salud psicológica y física, y qué factores culturales o tecnológicos potencian o erosionan esos vínculos (incluyendo estudios de neurociencia social y análisis de redes).
A la vez, el Stanford Social Neuroscience Laboratory ha analizado, entre otras cosas, cómo la empatía y la coordinación emocional entre pares afectan el bienestar de estudiantes universitarios y proponen intervenciones —como herramientas de apoyo digital o talleres de habilidades sociales— para fomentar conexiones más profundas en campus y comunidades.
Estas iniciativas reflejan una tendencia creciente en la academia estadounidense: abordar la amistad no solo como objeto de observación cuantitativa, sino como terreno de innovación social con impacto directo en políticas de salud pública y educación emocional.
Es por ello por lo que la amistad, en mi casa, es la actividad extraescolar más importante. Sin estudios ni estadísticas, nuestras hijas ya saben que forjar amistades sólidas y verdaderas va a ser una de las cosas más importantes que hagan en su vida. Porque un amigo es el lugar donde puedes ser tú mismo, y ese es el sitio más cómodo del mundo.