Cada mañana levanto mi vista al horizonte desde el Puerto de Málaga y veo un mar azul, lleno de buques atracados, pero a la vez veo un lugar privilegiado lleno de oportunidades… A Málaga siempre le ha costado mirar al mar, pero cuando ha mirado ha brillado con mucha más fuerza.
Desde que apareció el termino Economía Azul por parte del prestigioso economista belga Gunter Pauli en su obra maestra en el año 2011, se ha escrito mucho sobre el tema. Siempre parecía una utopía, pero poco a poco se ha creado consciencia de la importancia de preservar los mares y los océanos, utilizándolos igualmente como motores de la Economía a nivel europeo, nacional, regional y local. Nuestra querida ciudad de Málaga no es ajena a esta tendencia y a explorar sus oportunidades reales.
Desde las administraciones vemos el esfuerzo en regularizar y enmarcar esta Economía Azul en un sector estratégico como el marítimo-portuario, pero son las empresas y compañías, que trabajan y viven de los mares y puertos, las que están comenzando a concienciarse, para intentar desarrollarlo y trasladarlo a nuestra sociedad.
Desde Europa se regula cada vez más el transporte marítimo, siendo la UE una organización internacional pionera en muchas decisiones que nos afectan a todos los europeos, españoles y malagueños, con sus aciertos y errores… En muchos casos su regulación es más restrictiva que la OMI (Organización Marítima Internacional) con sede en Londres, con aproximadamente 175 estados miembros y tres miembros asociados, cuyo presidente del consejo es un español y de Algeciras (andaluz), nuestro compañero Víctor Jimenez, un profesional en alza que considero, desde que lo conocí personalmente, puede aportar su visión estratégica al sector en los próximos años.
Pero Europa quiere ser la avanzada, la defensora de hacer realidad esa idea de Economía Azul en la que el trasporte marítimo como parte fundamental de esa economía pueda ser eficiente, competitivo y sostenible. Pero no podemos olvidar que esta sostenibilidad debe tener un equilibrio, sea en su faceta social y económica, para que las acciones y reformas iniciadas, sean viables y efectivas en el tiempo.
La Introducción de las ETS (sistema de comercio de derechos de Emisión), directiva europea que entro en vigor el 1 enero 2024 para acelerar progresivamente la descarbonización de las compañías navieras para el año 2050, introduciendo un recargo en los fletes para regular y poder ir eliminando progresivamente las emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero, (la idea de quien contamina paga) se traduce en un impacto negativo en el trasporte marítimo. Su recaudación serviría para avanzar en inversiones, en proyectos de Economia Azul… Pero se traduce en una pérdida de competitividad, por el incremento de los costes.
La entrada de una nueva directiva europea como la Fuel EU el 1 enero de 2025 en la obligatoriedad de la utilización de combustibles alternativos cada vez más sostenibles (actualmente elevados en precio) está dando lugar a distorsiones importantes en los mercados.
Todo ello facilita que terceros países se beneficien de esta estricta regulación europea, muy restrictiva (para facilitar la sostenibilidad), cuando en países vecinos no se implantan estas regulaciones. Solo en Europa, beneficiándose los puertos del Norte de África y Extremo Oriente.
Debemos poner en contexto que el trasporte marítimo de gran tonelaje solo ocupa aproximadamente un 3% en las emisiones contaminantes de CO2 y gases efecto invernadero a nivel mundial. Incluso el conjunto de embarcaciones de recreo solo supone un 0,1% de estas emisiones mundiales. Podemos trasmitir que no es un sector excesivamente contaminante, pero se están dando pasos importantes, para su eliminación progresiva.
Desde Andalucía se están asentando proyectos importantes en la transformación de los nuevos combustibles, siendo más sostenibles, se ha apostado por el hidrógeno verde en su producción en provincias como Huelva y Cádiz (fábrica de Cepsa en Algeciras). La creación de una Consejería unida al mar, donde pueda ser relevante la Economía Azul en todas sus vertientes, es un gran paso, pero debe traer dotaciones presupuestarias para realizar inversiones de futuro.
Inversiones en puertos de interés regional, relanzar la economía pesquera muy importante en Andalucía, modernización de las flotas y potenciar la navegación de recreo y náutico deportiva, que en un futuro nos dará grandes alegrías. Incentivar iniciativas como el “Programa Retech” en Andalucía, con la creación de “startups” con base tecnológica, que impulsen el desarrollo de nuevas ideas, que en pocos años puedan crear nuevas líneas de negocio en los puertos andaluces.
Se espera del Ministerio que pueda aprobar próximamente leyes sobre aspectos muy importantes que favorezcan el reconocimiento y la relevancia del sector marítimo portuario, creando una "Estrategia Marítima" que facilite a los jóvenes acercarse al mundo marítimo portuario promoviendo vocaciones y empleo, destinar importantes ayudas de las administraciones para lograr el objetivo de reducir emisiones, la creación de una "Comisión Nacional" como mesa de trabajo, representativa de todos los sectores involucrados para implementar mejoras en el sector.
Nuestra provincia y nuestro puerto de Málaga no es ajeno a todas estas circunstancias. Desde las administraciones en su conjunto: Autoridad Portuaria, Capitanía Marítima, entidades como Fundación Málagaport, el Clúster Marítimo de Andalucía y desde el conjunto de todas las empresas portuarias malagueñas representadas en ACEMAR, se trabaja en una "educación azul" para trasmitir a nuestra sociedad que la eficiencia, la competitividad y la sostenibilidad pueden y deben ir unidas, ser una realidad en nuestra provincia, manteniendo igualmente un equilibrio social y económico, siempre siendo responsabilidad de todos, pudiendo llegar a ser todo un referente.