Este pasado viernes en Málaga TechPark hubo un acto de firma de convenios y memorandos de entendimiento para la implantación de IMEC en Málaga. A todos sorprendió que acudiera la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero. Los medios se han hecho eco del evento, la noticia, la inversión de 615 millones, y los plazos (ya vamos por 2030).
Mi Carmen no había nacido cuando empezamos a hablar de chips. Tendrá 9 años cuando IMEC Málaga esté listo. La llevaba en brazos dormidita a los Comités Ejecutivos del mejor Ametic de sus últimos 50 años. Cuando se atrasa el comienzo, no se puede esperar que el proyecto se ejecute antes por arte de magia.
Fue la vicepresidenta Calviño la primera que hizo comentarios a alto nivel del gobierno, luego el ministro Escrivá lo anunció en el Congreso de los Diputados. Era lógico que, al mismo nivel, los sucesores en el cargo, Montero y López, hayan estado. La importante contribución de Roberto Sánchez, secretario de Estado de Telecomunicaciones, ya jubilado, que nos visitó con la vicepresidenta Nadia Calviño, el 31 de enero de 2022.
A escala andaluza, el presidente Juanma Moreno y la consejera de Economía y Fondos Europeos, Carolina España, tuvieron el máximo protagonismo como anfitriones y organizadores del acto. Podría decirse que no faltaba nadie, ni de todos los niveles del Gobierno desde la Vicepresidenta, Ministro, Secretario de Estado, Antonio Hernando, Presidente de Junta, Consejera de Economía, Consejera de Trabajo, Delegados de Gobierno y Junta, el alcalde de Málaga que sorprendido, como todos, improvisó una magnifica intervención recordando que tecnología, innovación y cultura son los ejes de la diversificación económica y los motores del crecimiento de Málaga.
"Nos gustará que los señores que trabajarán en IMEC Málaga puedan disfrutar de conciertos o de ópera en el futuro Auditorio de la ciudad”, dijo De la Torre. Con él, su equipo, liderado por una concejal delegada de innovación, teleco, brillante pone toda su experiencia y tiempo al servicio de la ciudad.
Estaba a mi lado, una vez más, como desde el principio de esta idea de que Málaga tenga un lugar en la industria estratégica de los semiconductores, Unicaja, que ha apoyado financieramente el Instituto Ricardo Valle. También todos nuestros patronos fundadores y, por supuesto, muchas de las empresas que forman parte de esta iniciativa colectiva para impulsar transformaciones en el ámbito de la transformación y la tecnología.
En este caso y con la agenda que tiene el CEO de Unicaja, Isidro Rubiales, y varios altos directivos de su equipo consejeros de la sociedad que gestiona el Málaga Tech Park. Una labor de Unicaja que se conoce poco como co-impulsor privado de la transformación tecnológica de nuestra ciudad.
Como tenía a Isidro a un lado y a María Marced, la presidente de Europa de TSMC (el mayor productor de semiconductores del mundo), al otro, doy fe de que la segunda le dijo que Málaga Tech Park es el mayor y mejor parque tecnológico de Europa, comparable solo al que Philips desarrolló en Eindhoven.
A veces no somos conscientes de lo que tenemos hasta que alguien nos abre los ojos. Y es así, Marced, una profesional a la que admiro y tengo gran respeto, lo dijo en el edificio que nuestro parque le ha dedicado a una líder de la tecnología. Miren ustedes las calles y edificios del parque con nombres como Rossalind, Marie Curie, María Marced… No he tenido aún tiempo de decírselo al artífice, Felipe Romera, ni a su pequeño pero incondicionalmente comprometido equipo.
Han pasado 3 años desde que en 2022 les hable en esta columna de María Marced y de que era “la hora de los valientes”.
Este viernes, además de los que estaban, yo pensaba que Jaume Martorell, el Comisionado del PERTE Chip, los compañeros del consejo asesor del Perte, desde Mateo Valero y Luis Torner a Antonio Nuñez y Juan Carlos López, mi querida valenciana y luchadora Mayte Bacete, presidenta de su clúster y colaboradora siempre en todo lo que suponga avanzar en disponer de más y mejor talento, estaban también allí.
Yo pensaba en Pedro Martín Jurado, en Guillermo, en Jordi Llinares del ministerio de industria, en Raúl Blanco que, en su momento, cogió el reto y, cómo no, en Pedro Mier y Susana Carillo que animaron a que impulsáramos la idea de hacer tecnología de vanguardia.
Paco de la Torre tardó segundos en decir que adelante, otros, como Arturo Bernal, desde su posición en Extenda y arquitecto de Trade, nos llevaron a la Consejería de Presidencia de la Junta. Muchos en los momentos originales de ideación nos animaron a ponerlo en un papel, a constituir una casa común para las empresas, las instituciones, las entidades financieras, las universidades, las patronales y centros tecnológicos.
El día antes un cercano paisano andaluz, consciente de las brechas que tenemos con Madrid, Barcelona y con Europa, humilde a pesar de ser presidente de EY y de Digitales, me animó a seguir dedicando buena parte del tiempo al progreso compartido. Nos habló Federico Linares del líder, la empresa y el capitalismo humanista. Y me fui contento a la cena que teníamos a continuación con aliados estratégicos y amigos.
El rector Narváez nos animó a tirarnos a una piscina que luego supimos que estaba seca. Pero yo habría hecho lo mismo. Hoy, como siempre, el éxito tiene tantos padres como huérfano es el fracaso. Necesitamos muchos más retos grandes colectivos. Esa es nuestra misión. Ahora hay un flagship cuántico en Europa. Pocos saben las maravillas que en estos campos tenemos en nuestro país. A por ello.
Al final de una intensa jornada, en el aeropuerto, con mi muleta por una dolencia lumbar, me llamó Santiago Lucas, de Top Digital, un luchador incondicional, hecho a sí mismo, líder intuitivo e inteligente que conoce mejor y desde antes que yo lo que teníamos, lo que tenemos y lo que queremos ser. Me quedé pensando en todos con los que hay que compartir el momento. Los que faltaban.