Dos mujeres bailando verdiales en la Feria del Centro de Málaga.

Dos mujeres bailando verdiales en la Feria del Centro de Málaga. EFE

Málaga ciudad

Los verdiales conquistan una vez más la Feria de Málaga entre música y tradición: "Lo llevamos en la sangre"

Los miembros de las pandas organizan su semana para asistir a sus actuaciones en el Real y el Centro de la ciudad.

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Patricia Sierra
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En plena Feria de Málaga, la música anuncia su llegada antes de que se les vea aparecer. Panderetas, platillos y tambores resuenan con un ritmo vibrante que avanza entre la multitud como un latido colectivo que se repite cada año en el mismo sitio.

El murmullo de la calle se interrumpe, las cabezas se giran y la expectación crece. Entonces, entre el bullicio festivo aparece un grupo de hombres y mujeres que con sus instrumentos, avanzan con paso firme para dar la bienvenida a los verdiales, una de las expresiones más antiguas y genuinas del folclore malagueño, que conquista cada Feria con su fuerza y alegría.

Ataviados con pantalones negros, camisa blanca y fajín rojo, niños y mayores están más que preparados para actuar en plena calle Larios bajo la atenta mirada de cientos de personas llegadas de todos los rincones del mundo y de Málaga.

Paco es uno de los rostros de los Verdiales. Forma parte de la Federación de Pandas de Verdiales desde hace tanto que ya ni recuerda cuándo empezó en este arte, pero lo que nunca olvidará es cómo esta tradición lleva acompañándolo toda la vida.

Al ser miembro de la federación, a lo largo de la Feria de Málaga trabaja varios días "para ir coordinando el tema de las pandas, cuando tienen que comenzar o cuando tienen que venir al escenario", explica.

Y no solo actúan en el Centro de la ciudad. También han de ir al Real a transmitir una parte importante de la tradición malagueña. De hecho, Paco no solo se encarga de organizar. Cuenta con su propia panda con la que tiene más de 20 actuaciones a sus espaldas.

Paco junto a una panda de verdiales en calle Larios durante la Feria de Málaga.

Paco junto a una panda de verdiales en calle Larios durante la Feria de Málaga. Patricia Sierra

El hombre conoce ambas ferias como la palma de su mano y después de tantos años de fiesta, tradición y bailes asegura tener una favorita. "Aquí, en el centro, lo pasas un poquito mejor porque estás en medio del público y es un poquillo más divertido", confiesa.

En el Cortijo de Torres está bastante limitado y solamente se dedican a tocar en el escenario, "no vivimos lo mismo que en calle Larios", añade. Eso sí, la compañía del calor no falta, "pero bueno, lo intentamos llevar lo mejor posible".

Puede que a más de uno todo este trabajo le resulte algo latoso. Sin embargo, Paco lo hace encantado y está seguro de que "todos los que estamos en los verdiales lo llevamos en la sangre, lo sentimos como nuestro y lo pasamos muy bien".

Es más, Paco no tiene fecha de jubilación. Seguirá "hasta que podamos mantenernos en pie" representando con gran orgullo a Málaga subido a un escenario, acompañado de sus hermanos de verdiales.