Un grafiti en el centro de Málaga.

Un grafiti en el centro de Málaga. F. M. R.

Málaga ciudad

La estrategia que quiere acabar con la turistificación del centro de Málaga: "Si hay voluntad, se hace"

Un trabajo liderado por la UMA busca recuperar del espacio público y el uso residencial en la capital. 

29 junio, 2023 05:00

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En el centro histórico de Málaga casi el 40% de las viviendas se han convertido en alojamientos turísticos, según los últimos datos del INE. Este dato refleja una realidad que se ha perpetuado progresivamente en los últimos años: donde antes había ciudadanos y espacios públicos, ahora hay gente de tránsito y actividades económicas a su servicio.

En la capital confluyen dos fenómenos que, aunque parecen nuevos, son del siglo pasado: la gentrificación y la turistificación. La primera hace referencia a un proceso de renovación urbana que provoca la expulsión de su población; la segunda, al impacto de las actividades turísticas en el espacio público.

“Al invertir económicamente en un espacio, aumenta el precio del suelo porque está mucho mejor y ciertos usos se van abandonando a favor de otros económicamente más rentables. Es la llamada economía de globalización, de la que no escapa ninguna ciudad en ninguna parte del planeta”, explica Carlos Rosa, director de la ETS de Arquitectura de la UMA e investigador principal de Overturist City, un proyecto que busca poner sobre la mesa una serie de estrategias de recuperación del espacio público y uso residencial en Málaga y que acaba de ser reconocido por la XVI Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo.

Según el profesor, la capital es un caso de estudio “bastante singular” ya que, aunque no cuenta con un casco histórico extenso ni con grandes monumentos, se ha transformado en los últimos años “con un impacto muy grande”.

El trabajo está enfocado exclusivamente al centro histórico porque simboliza y concentra la historia urbana de toda la urbe. Mientras, el resto de la ciudad, más contemporánea, se queda al margen de estas sinergias. “El problema que existe es que se superpone el hecho de que Málaga es su centro histórico. La imagen que tenemos de Málaga es de la catedral, de la calle Larios. Ha sido la propia ciudad la que se ha encargado indirectamente de llevar al centro histórico a la situación en la que está”, asegura este arquitecto.

Para Rosa, todo comienza cuando “los juzgados, la propia universidad y muchas actividades comerciales se van a la periferia y dejan un espacio que el turismo está rellenando”. Las ciudades, y en especial sus centros históricos, evolucionan al ritmo del mercado y este se puede intervenir económicamente pero no socialmente. Si esta otra parte se deja a la deriva, resume, “se crea un espacio en el que nadie puede vivir”. De forma más ilustrativa si cabe, si un barrio se vacía de ciudadanos, aunque siga lleno de gente de tránsito, “deja de ser ciudad y se convierte en un parque de atracciones, esa parte de la ciudad muere”.

Según Rosa, la protección del centro histórico arquitectónicamente no es un problema. La cuestión está en que mientras se ha cuidado la parte física, se ha dejado la cuestión social en un segundo orden. “El beneficio de las inversiones económicas de rehabilitación y de regeneración ha ido a rehabilitar más que a regenerar”, apunta.

Uno de los edificios destinados a apartamentos turísticos en calle Carretería, en el Centro de Málaga.

Uno de los edificios destinados a apartamentos turísticos en calle Carretería, en el Centro de Málaga.

La investigación, lejos de cuestionar las actividades comerciales o turísticas, aboga por “reequilibrar”. “Toda actividad económica se tiene que regular. El liberalismo económico no tiene en cuenta los costes sociales. Es la ciudad la que debe decidir qué costes sociales va a querer o no asumir”, afirma.

“¿Queremos un centro histórico donde nadie pueda vivir? Es una decisión de la ciudad pero, como investigador, solo puedo decir que es una barbaridad porque sabemos que todos estos procesos tienen unos costes sociales y ambientales muy importantes”, abunda.

Lo que plantea entonces son una serie de herramientas para intentar buscar un cierto consenso entre mantener la actividad residencial del centro con la actividad comercial y turística actual. “Esto significa que el centro histórico no se puede abandonar, no se puede convertir en un gran parque comercial. Tampoco se puede defender eliminar toda la actividad económica y que sea solamente residencial. Hay que buscar una situación de equilibrio”, resume.

MORIR DE ÉXITO

Rosa defiende que en la capital, las Administraciones “siempre han actuado con muy buena fe”. “La propuesta de recuperación del centro histórico de Málaga pretendía recuperar espacio para los ciudadanos, pero la recuperación social ha llegado un poco tarde. Al principio no se pensaba que esto iba a morir de éxito”, defiende.

Ahora, asegura, el centro histórico está en un proceso para encontrar el reequilibrio. “Es un problema de gestión de usos. Es un tema político, de buscar un consenso entre todas las partes, y eso supone que todo el mundo tiene que ceder”, asegura.

A su juicio, en Málaga “se están extendiendo mucho los límites, se está cediendo demasiado a la parte de la hostelería en detrimento del uso de su ciudad”. ¿Y realmente hay mecanismos para articular esos límites? “Si hay voluntad, se hace. Poder siempre se puede, lo que falta es voluntad política. Al final es una medida muy impopular porque estás poniendo en juego los intereses económicos de una ciudad”, abunda.

En este sentido, apunta al nuevo plan especial, que se encuentra parado, y a usar las ordenanzas para controlar los usos y establecer qué se puede y qué. “Los cambios de uso son cambios muy fáciles de implementar. Cuando cambias la ordenanza de ocupación de espacios públicos ya estás generando un cambio importante en la ciudad. No estamos hablando de edificios que se han construido de manera ilegal, los usos son las cosas más rápidas y fáciles de modificar. Cerrar una tienda, poner un negocio nuevo y distinto es muy rápido”, asegura.

En su opinión, el mayor peligro que sobrevuela la capital el impacto de los pisos de Airbnb “porque un hotel o un apartamento turístico es más fácil de gestionar porque tienes un único interlocutor, pero en este caso no puedes negociar con nadie, tienes que tomar medidas”.

Estrategias

Programa de rehabilitación de Conjuntos Históricos. Las conclusiones del trabajo indican que para el Planeamiento Especial de Protección de conjuntos históricos con fuerte presencia de actividad turística, se debe incluir: (1) Un plan de peatonalización que gradúe el acceso del vehículo (abierto, restringido, peatonal); (2) la figura del patrimonio inmaterial y los comercios históricos; (3) en relación a los usos pormenorizados, una regulación más intensa y precisa  donde en el ámbito residencial se determine las limitaciones de las viviendas turísticas, y en el resto de actividades sujetas a licencia municipal; (4) metodología de participación ciudadana basada en la revisión de noticias de periódicos que permite establecer los principales agentes, problemáticas y soluciones a dichas problemáticas.

Diseño del espacio público. El estudio establece una clasificación de plazas y calles atendiendo a las funciones principales: residencial protegido, comercial-representativo, turístico-cultural y terciario. Las limitaciones de ocupación se deben establecer características diferenciadas de diseño.

Políticas de vivienda pública. Las promociones públicas deberían diversificar sus programas actuales en la misma zona de intervención, a fin de aumentar la diversidad social. En áreas con escasez de equipamientos, deberían incorporar espacios públicos asociados a un equipamiento de barrio -en función del tamaño de las parcelas- para ayudar a generar barrios protegidos.

Turismo de cruceros. Comprender el comportamiento y los movimientos de los pasajeros, fortalecer la identidad local, regionalizar el negocio de cruceros, dispersar los visitantes en diferentes áreas de la ciudad y potencia el patrimonio industrial del puerto.