El antes y el después de uno de los colilleros de la AA.VV. de El Palo en la playa.

El antes y el después de uno de los colilleros de la AA.VV. de El Palo en la playa. Cedida

Málaga ciudad

El vandalismo complica la labor vecinal en El Palo (Málaga) por mantener la playa limpia de colillas

Una de las estructuras que la asociación de vecinos colocó para que no se acumulen los cigarrillos en la arena ha quedado destrozada.

7 julio, 2022 05:00

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Las playas de El Palo han contado en el último lustro con un aliado clave para mantenerla limpia: sus propios vecinos. La presidenta de la AA.VV de El Palo, Mercedes Pírez, recuerda que fue "hace 4 o 5 años" cuando comenzaron con el proyecto de colocar colilleros en la arena para que el litoral quedara limpio de restos de fumadores. Pese a la buena acogida general a la iniciativa, esta también ha encontrado un enemigo: el vandalismo.

Al inicio de este verano, los vecinos habían logrado sumar su sexto colillero a las playas de El Palo, un trabajo manual que realizan durante el invierno voluntarios de la asociación. "No llevaba ni quince días colocados, cuando nos encontramos con un acto vandálico", cuenta Pírez en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga.

El colillero —situado en torno a la altura del número 19 de la calle Banda del Mar y el merendero Casa Manuel de la Lonja, donde fue colocado con ayuda también de la Junta Municipal de Distrito— había amanecido deshecho e inservible. "Es en beneficio de todos, romperlo así es una tontería", se lamenta la presidenta de la AA.VV., que explica que ya en la noche de San Juan tuvieron que parar a unos niños que habían desenterrada la estructura y estaban usando sus brazos como columpio.

"Romper algo que cuesta tanto trabajo para nosotros; que son horas de trabajo de dos personas voluntarias en pinturas, tratamientos, colocar las alcayatas, pintar las letras... Tiene trabajito", relata Pírez.

Desafortunadamente, no es el primer año que estas estructuras se rompen: este invierno, la AA.VV. tuvo que reparar uno de los colilleros tras quedar inservible a final de verano; mientras que el año anterior también quedó otro inútil. "Lo suyo es que no los toquen y los dejen ahí", dice la presidenta de la asociación. De hecho, se ven obligados a retirar los colilleros fuera de temporada para no ponerlos en peligro.