Comerciantes de la Alameda Principal en el interior de la estación Atarazanas del Metro de Málaga.

Comerciantes de la Alameda Principal en el interior de la estación Atarazanas del Metro de Málaga. S. S.

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Bienvenidos al Metro de Málaga: comerciantes de la Alameda esperan la llegada al Centro

Los empresarios, que sufrieron durante años las obras, confían en que el suburbano aumenta la presencia de clientes en uno de los grandes ejes de la ciudad.

31 mayo, 2022 12:29
Málaga

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Si se cumplen las últimas estimaciones manejadas por la Junta de Andalucía, restan poco más o menos dos meses y medio para que el Metro de Málaga haga su entrada triunfal bajo la Alameda Principal. De ser así, los viajeros que bajen en el andén de la estación Atarazanas escucharán a lo lejos el ritmo de las pandas de verdiales y el tradicional Paquito el Chocolatero retumbando en una cercana calle Larios que, es de prever, estará a rebosar.

Tras dos años sin festejos, Málaga tiene ganas de Feria. Un deseo que, tras una espera mucho mayor, se extiende a la casi inminente prolongación del suburbano hasta el Centro mismo de la urbe.

En esta casi eterna cuenta atrás en la que lleva instalado el mayor proyecto en la historia reciente de la ciudad, la Agencia de Obra Pública, dependiente de la Consejería de Fomento, aprovecha para acercar la infraestructura a los colectivos que durante largo tiempo han sufrido en carne propia o la obra física o la espera sin fin.

Decenas de colectivos están siendo invitados desde la semana pasada a adentrarse en el interior de las estaciones Guadalmedina y Atarazanas, las dos que quedan pendientes de ser abiertas formalmente. ¿El objetivo? "Acercar el Metro a los ciudadanos", comenta la delegada del Gobierno andaluz, Carmen Casero.

Lo hace mientras paseo junto a los comerciantes de la Alameda Principal el vestíbulo de la parada Guadalmedina, la más grande de los tres metros andaluces. "Es una estación catedralicia", viene a resumir la guía del colectivo, responsable de dar información sobre los acabados y otros detalles del gigantesco edificio soterrado.

Aunque es una más en la planificación, la presencia de los empresarios de la Alameda tiene un valor añadido, porque son ellos los que en primera persona padecieron los males de una obra interminable. De hecho, más de siete años después de que formalmente se diese comienzo a la construcción, el ferrocarril urbano sigue contando los días para atravesar los poco menos de 300 metros de túnel bajo el lateral norte de la Alameda.

"Os merecéis un homenaje por el sufrimiento que se os ha ocasionado", reconoce Casero. Un mensaje que tiene más peso si cabe cuando se escucha a los comerciantes. Una de ellas es Pilar Cruzado, responsable de un quiosco situado en este lado de la avenida malagueña, abierta en canal durante meses. "Por todo eso, los que estamos aquí estamos disfrutando más la visita", destaca.

Los cerca de 300 metros del tramo Guadalmedina-Atarazanas "acabaron alargándose más que la obra del Metro en Carretera de Cádiz", recuerda Pilar, quien confía en que los "compañeros" de Eugenio Gross no sufran lo que ellos en el momento en que se dé el paso definitivo para la ejecución del ramal soterrado hasta el entorno del Hospital Civil.

"Vamos a disfrutar a partir de ahora; a ver si con la llegada del Metro todos esos clientes que hemos perdido en estos años regresan; la llegada del Metro debe ayudar a ello", ha comentado José Ferrer, presidente del colectivo Entorno Alameda. Y cara a lo que está por venir, confiesa su deseo de que la puesta en marcha tenga lugar cuanto antes. "Estamos locos por montarnos y ver que todo el mundo que no venía cuando estaban las obras, viene ahora", añade Ferrer.

El recorrido por las entrañas del suburbano se inicia en Guadalmedina, la estación localizada junto a El Corte Inglés, donde 80 cámaras controlan al detalle todo cuanto sucede dentro de la construcción. “Todas están conectadas con el centro de control”, relata la guía de la visita.

A las cuestiones relativas a la terminación, suma la amplitud existente y un diseño en el que se han evitado en todo momento los recovecos, potenciando de este modo la seguridad. Explica también que el propio diseño y el sistema de ventilación hace que la estancia en el interior sea mucho más amable que en el exterior, ya sea durante los meses de verano o invierno.