En el Málaga CF se está construyendo una sociedad que empieza a hablar el mismo idioma, el del buen trato a la pelota, con el que están moviendo al equipo en los últimos partidos, especialmente en los dos últimos, y que parece que lleva jugando junta al menos desde que empezó la temporada, pero no es así. Es la sociedad que forman Manu Molina, Dani Lorenzo y David Ferreiro. En Alcoy firmaron un buen capítulo de su breve historia. 

Las necesidades, las lesiones, el fútbol en definitiva, han querido que Sergio Pellicer le esté dando carrete a este tridente en la zona de creación del equipo, con Manu Molina en la base y Lorenzo y Ferreiro en la media punta, ambos metiéndose por dentro y buscando asociaciones para abrir espacios en las cerradas defensas rivales que se suele encontrar el Málaga CF. 

El primer experimento tuvo lugar en Melilla con el resultado conocido, para olvidar. Pero después han llegado los choques contra Recreativo de Huelva y Alcoyano en los que ese triángulo ha empezado a brillar con momentos de muy buen fútbol, en el derbi andaluz de La Rosaleda, o de madurez para controlar el partido, como en la primera parte de Alcoy. 

Para el malaguismo se queda ya la tarde que dio Dani Lorenzo en El Collao, de muchos quilates, en los días en los que hay que aparecer, en las tardes del famoso barro del que hablaba este verano de la Primera RFEF. Lleva cuatro goles esta temporada, tres en 2024, en campos de similares características -Intercity, Ceuta y Alcoyano-. Este sábado marcó el segundo y desde una esquina se inventó la jugada del tercero para dárselo en bandeja a Ferreiro. 

El gallego debutó en Granada saliendo desde el banquillo y Pellicer ha tardado poco en darle confianza. Llegó en el mercado de invierno y suma tres titularidades consecutivas. Contra el Recre lo retiró para la ovación y en El Collao a falta de diez minutos para darle descanso. Interpreta a la perfección lo que le pide el entrenador malaguista, metiéndose por dentro para liberar el carril derecho facilitando las llegadas de Gabilondo o Puga, y para asociarse por dentro cerca de los delanteros. Le ha ganado la partida Larrubia, Kevin o Juan Hernández, que pueden jugar en ese sitio del equipo. 

Lo de Manu Molina no es nuevo, pero la llegada el último día del mercado y las lesiones que ha ido teniendo le han impedido tener continuidad hasta esta segunda vuelta. Suma seis titularidades consecutivas y ya es el que marca el ritmo y el rumbo del Málaga. Se sitúa en la base para la salida del balón y dirige el juego. Su buen pie le otorga facilidad para filtrar la pelota entre líneas, donde suelen aparecer Ferreiro o Dani Lorenzo, con los que está formando una sociedad muy a tener en cuenta. A ella se agarra el Málaga.